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“Sufragio efectivo, no imposición"

Andrés Manuel
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“...la última de las palabras corresponde al pueblo"

Profirio Muñoz Ledo

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* Hoy es miércoles, agosto 30, 2006

Noticias de parte de Redes de Querétaro

5:29 p. m.

Gracias a Maria Amparo por estas notas

Denise Dresser

Nerón mexicano

Un periodista le pregunta a Vicente Fox cómo se siente al final de su sexenio. Y el Presidente responde: "Como un campeón, como todo un campeón, cerramos bien". El Nerón mexicano, contemplando cómo arde la ciudad, regocijándose con la belleza de las flamas mientras toca la lira. Diciendo que se siente "muy ligerito". Hablando, una y otra vez, del país perfecto gobernado por instituciones impolutas. Interviniendo, una y otra vez, con declaraciones que provocan en vez de reconciliar. Gritando "Viva, viva, viva" mientras México se encamina lamentablemente a una confrontación mayor sin solución evidente, sin final feliz. Y el responsable, en gran medida, de ese desenlace hoy lo celebra.


México está en marcha, dice el Presidente que contribuyó a paralizarlo. México está en paz, supone el hombre que lo recibió así pero no lo entregará de la misma manera. El conflicto postelectoral se reduce a una calle, afirma un supuesto hombre de Estado que no supo ni sabe cómo serlo. Actuaré cuando tenga que actuar, sugiere quien desde hace un buen tiempo ha minado el monopolio de la violencia legítima. El culpable de un momento histórico despilfarrado; el Presidente de un gobierno de transición desaprovechado; el artífice de un entrometimiento mediático en la campaña electoral, que lleva a demasiados mexicanos a cuestionarla. Regodeándose, congratulándose, alabándose a sí mismo cuando ha contribuido a producir la tensión que ahora ignora. Alguien cuyas acciones y omisiones crearon las condiciones para un incendio político que actualmente nadie sabe cómo apagar.


Si Vicente Fox hubiera emprendido la revitalización de las instituciones, AMLO no hablaría de refundarlas tajantemente. Si Vicente Fox hubiera apoyado la reforma del Estado, AMLO no propondría su destrucción. Si Vicente Fox hubiera gobernado en función del interés público, AMLO no fustigaría la imposición de los intereses privados. Si Vicente Fox no hubiera puesto a las instituciones al servicio del desafuero, AMLO no podría descalificarlas un día sí y al siguiente también. Si Vicente Fox no hubiera inundado al país con sus spots, muchos mexicanos no cuestionarían la equidad de la contienda ni exigirían su anulación. Si Vicente Fox no hubiera producido un vacío de poder, AMLO no podría llenarlo y para mal como lo hace en estos días. Uno cometiendo errores y el otro aprovechándolos. Uno barnizando con gasolina la puerta carcomida y el otro incendiándola. La causa y la consecuencia. El problema y el síntoma.


El movimiento contestatario y confrontacional que AMLO ha logrado armar existe -en buena medida- por todo aquello que Vicente Fox tendría que haber hecho y no hizo. Por todo lo que tendría que haber atendido e ignoró. Por todo lo que tendría que haber empujado y postergó. La necesidad de renovar el andamiaje institucional, en vez de sólo aplaudirlo. La necesidad de reformas que permitieran la construcción de mayorías legislativas estables, en vez de la apuesta a la colaboración ad hoc con el PRI. La necesidad de reformas que fomentaran la competencia en sectores cruciales, en vez de obstaculizarla como ocurrió con la ley Televisa. La necesidad de enfrentar a actores atrincherados en el mundo sindical, en vez de fomentar acuerdos subrepticios con ellos y después pagar el precio por ello. La necesidad de comportarse como el Presidente de todos, en vez de actuar a lo largo de la campaña como el principal porrista del PAN. Vicente Fox odia a Andrés Manuel López Obrador, pero ha contribuido a su existencia.


Por tantos errores cometidos, tantas oportunidades perdidas, tantas llamaradas alimentadas. Las ambiciones de Marta Sahagún y el tiempo que México perdió especulando en torno a ellas. La preocupación presidencial con la popularidad como un mecanismo de gobernabilidad. La obsesión por promover "las reformas estructurales que el país necesita" sin pensar en cómo construir consenso social o político para ellas. La aventura desafortunada del desafuero y la desconfianza entre la izquierda que tanto nutrió. La frivolidad, los excesos, la complacencia, la vida política del país conducida por alguien sentado en un balcón, abanicándose desde allí. Y que cuando finalmente actúa, lo hace de la peor manera. Con parcialidad. Con impericia. Entrometiéndose en una elección cuya defensa ha dificultado. Sacralizando instituciones que distan de ser tan perfectas como las presenta. De nuevo, ignorando la realidad que lo rodea mientras se dedica a alabarla.


Por eso ahora que llama a la concordia, muchos no quieren escuchar. Por eso ahora que convoca al diálogo respetuoso, muchos recuerdan cuando él mismo lo saboteó. Por eso cuando invoca el espíritu de concordia de Javier Barros Sierra, su propia hija rechaza la comparación. Por eso cuando dice que "no hay cabida para las imposiciones", muchos recuerdan las de Marta Sahagún. Por eso cuando argumenta que las leyes no pueden estar sujetas a caprichos o intereses personales, muchos recuerdan cómo lo estuvieron a lo largo del sexenio. Por eso cada vez que Vicente Fox habla del país de instituciones sólidas, muchos se preguntan dónde están. Más aún cuando el Presidente declara ganador claro -ante los corresponsales alemanes- a Felipe Calderón antes de que el Tribunal Electoral lo haya hecho. La Presidencia paralizada que después se convirtió en la Presidencia parcial y por ello ha perdido la capacidad para actuar como bombero. Para apagar fuegos en lugar de contribuir a su expansión.


Por eso es tan preocupante que insista tanto en ir al Congreso a rendir su último Informe, cuando bien podría enviarlo por escrito. Por eso es tan controvertido que se empeñe en dar el grito en el Zócalo, cuando bien podría hacerlo en Dolores. Por eso es tan delirante que algunos exijan que se comporte como un "auténtico jefe de Estado" con el uso de gases lacrimógenos. Por eso es tan peligroso que algunos pidan su intervención decidida mediante el uso de la fuerza pública, cuando ha demostrado su incapacidad para hacerlo sin violencia en otras coyunturas. Por eso es tan estremecedor leer lo que declara en una entrevista con The New York Times: "No puedo anticipar las cosas. Pero cuando las cosas sucedan, asumiré mi responsabilidad". Porque con ello, parece sugerir que su responsabilidad es dejar de tocar la lira y montarse en la tanqueta. Confrontar. Exacerbar. Satisfacer las demandas populares de contención y retribución. Actuar tal y como lo hizo Nerón con los cristianos después del gran incendio en Roma. Crucificando a sus adversarios para después terminar chamuscado por la violencia que desató.

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Sergio Aguayo Quezada Jolgorio y velorio

El sexenio termina en la incertidumbre de una disputa política convirtiéndose en conflicto social. ¿Cuál es la responsabilidad del Presidente que sale? ¿Cómo frenar el deterioro de nuestra democracia?

El sexenio ha sido de claroscuros. La economía nunca creció a las tasas prometidas, pero se controló la inflación y las arcas del Banco de México rebosan con divisas. El federalismo avanzó a pasos agigantados, aunque con resultados tan desiguales como la forma en que los colaboradores del Presidente aprovecharon la libertad que les dio. La inseguridad y la calidad educativa empeoraron, pero el campeonato de lo negativo se lo lleva la deteriorada convivencia política. Otros actores contribuyeron al conflicto; pocos superan en responsabilidad al actual Presidente.

Vicente Fox triunfó prometiendo que las transformaciones consolidarían la democracia... lo que cambió fue la firmeza de su compromiso. Lino Korrodi, el mago Merlín de las finanzas del Fox candidato, capturó el origen de la metamorfosis en un libro revelador (Me la jugué): "¿Qué fue de aquel guerrero incontenible?", se pregunta pensando en la campaña, para responderse él mismo: se quedó "afuera de Los Pinos" en cuyo dintel dejó las botas.

Korrodi acertó parcialmente. En los casi seis años pasados desde entonces, el Presidente osciló entre el activismo y la contemplación siempre arreglándoselas para dejar un reguero de conflictos políticos. Chiapas y los desaparecidos de la guerra sucia los heredó del antiguo régimen... pero los deja iguales o enconados por la inacción o las decisiones erráticas. Otros son hechura suya y en San Salvador Atenco quedó impreso el sello de quien manipula la legalidad por conveniencias políticas. En octubre del 2002 capituló ante los poderes fácticos cuando dio un decreto entregando privilegios enormes a los medios electrónicos. Fue una decisión teñida por el oportunista deseo de apuntalar las ambiciones presidenciales de la "señora Marta".

Pero la edificación del encono se cimentó, sobre todo, en el conflicto entre el Presidente y el jefe de Gobierno capitalino. Discutir sobre quién abrió las hostilidades es ocioso porque ambos se subieron al ring sin importarles reglas u opiniones. En esta pelea, la indolencia presidencial ante genocidas y corruptos se transformó en el celo fanático del cruzado decidido a aniquilar al enemigo. En ningún asunto político se empeñó el Presidente tanto como en frenar a López Obrador y su campaña de spots y discursos entre enero y mayo de este año fue notable porque la mayoría de gobernadores y funcionarios fueron bastante prudentes. Fox contribuyó a la derrota de López Obrador pero hereda a la sociedad una fractura sin vías de solución.

Oaxaca y el Distrito Federal son entidades diversas pero hermanadas por el conflicto y porque ante ambas existe la tendencia a minimizar o ignorar la forma como se fue gestando; así sucedió en Chiapas, que obtuvo una prioridad acorde con la magnitud de su problema cuando iniciara la rebelión zapatista. En Oaxaca, los gobiernos malos, corruptos y golpeadores han ido lastimando a diversos sectores con decisiones de todo tipo: destrucción de los árboles del Zócalo, cerco al periódico Noticias de Oaxaca, enfrentamiento con el magisterio que en ese estado jugó un papel opuesto al desempeñado por el sindicato a favor de Felipe Calderón. Si Oaxaca vive un conflicto social cercano a la insurrección es, al menos en parte, porque en Oaxaca el gobierno federal se puso contemplativo y porque su prioridad ha estado en mantener su alianza con el PRI.

¿Seguirá la zona metropolitana el camino marcado por Oaxaca o se desinflarán las movilizaciones por el desgaste provocado por las inclemencias del calendario y el tiempo? Sobran opiniones y falta certidumbre. Hay razones para pensar que la protesta capitalina continuará porque la percepción del agravio se apuntala en un gobierno local y en un partido con presencia nacional. Los objetivos de esta movilización siguen ampliándose porque la exigencia del recuento ya se transformó en rechazo a Felipe Calderón y en exigencia de transformación institucional.

Recorrí hace unos días el plantón. Era un fin de semana y buena parte de las carpas responsabilidad de capitalinos estaban semivacías. La excepción era la plancha del Zócalo, en donde están representados los estados, algunos de los cuales trabajan en sentar las bases para una movilización sin precedentes; del Zócalo salen y en él confluyen los miles de activistas que recorren el país organizando las asambleas de donde saldrán los delegados que asistirán el 16 de septiembre a una Convención Democrática Nacional cuyo objetivo es reunir a 1 millón de representantes. Uno por cada 15 votos recibidos por López Obrador.

El ambiente y las decisiones que adopte la Convención estarán influidos por las decisiones, entre otros, de Calderón, Fox, López Obrador, el Trife y el Ejército. El sexenio termina con una parte del México tan irritado por la elección y por las desigualdades económicas, mediáticas y sociales que deja los cauces tradicionales e inicia una travesía cuyo desenlace es incierto. La única certeza es que siguen cumpliéndose los requisitos para sacar al enfrentamiento de la dimensión política y meterla en la esfera social. Parecería sensato buscar puntos de convergencia y por ello me sumé a la iniciativa, promovida por Cecilia Loria y Rossana Fuentes-Berain, de crear un grupo de "Ciudadanos por el Diálogo, la Civilidad y la Cohesión Social".

En el corto plazo, cualquier salida, ya de por sí difícil, requiere de un Presidente sereno y controlado, lo cual es irreal porque Fox volvió a ponerse las botas y está decidido a confrontar a quien se le ponga enfrente e irá al Zócalo a dar El Grito protegido por el Estado Mayor Presidencial. En consecuencia, durante los próximos tres meses aumentarán los riesgos y habrá que explorar otras rutas; una de ellas, prioritaria y urgente, es una reforma electoral de emergencia que discutiré en otra ocasión.

Fox rendirá su último Informe a la nación en un Congreso de la Unión rodeado por militares; ambiente poco propicio para una celebración de la civilidad democrática. Algunos logros deberán reconocérsele, otros podrían rebatírsele pero en el juicio histórico pesará que, más allá de los discursos, en términos de la calidad democrática lo que comenzó en jolgorio, terminó en un ambiente de velorio... para una tercera parte de la población.

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Miguel Ángel Granados Chapa La protesta de Clouthier
Ni el candidato panista, conocido como "Maquío", ni su partido concedieron legitimidad a la elección de Carlos Salinas y denunciaron su imposición mediante diversas acciones de resistencia civil, entre ellas un referéndum para determinar quién fuera Presidente
Escandalizados por la resistencia civil pacífica organizada por Andrés Manuel López Obrador, y la comparación con acciones semejantes protagonizadas por militantes del PAN en el pasado, los jefes de ese partido y su candidato presidencial alegan que éste es otro México. Lo es, sin duda. Pero en el pasado la percepción desde el poder, que es la que tienen hoy los líderes blanquiazules, era que vivíamos en una democracia fluida, cuyo funcionamiento no autorizaba aquella forma de protesta civil. Los panistas creían lo contrario, como lo estiman ahora los seguidores del candidato de la coalición Por el Bien de Todos.

Conviene, por lo tanto, hacer memoria y recorrer el trayecto de la protesta de Manuel J. Clouthier ante el fraude electoral de 1988. Inconforme desde el primer momento con el resultado de la elección en que participaron también, desde la oposición, Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Ibarra, el 11 de julio el antiguo dirigente patronal anunció la realización de un referéndum nacional: "Todavía no empiezo a luchar (pero) tengo la convicción de que lucharé hasta el último aliento que tenga de vida". El primer acto de esa iniciativa se efectuó en Guadalajara, en la plaza de la Liberación, ante unas 15 mil personas. Explicó que el referéndum "servirá para saber si los comicios del seis de julio fueron limpios, y quién debe ser el próximo presidente de México". El propósito era que los comités municipales panistas recolectaran firmas, por lo menos medio millón para dejar constancia del rechazo ciudadano a la imposición de Salinas.

Mediante acciones en dos vías, la callejera y la institucional, Clouthier encabezaba o se solidarizaba con la resistencia que el panismo ejercía sobre todo en el norte, bloqueando carreteras y puentes internacionales y plantones ante los comités distritales electorales. Él mismo efectuó un plantón en el atrio del palacio de Bellas Artes, el 12 de julio, en espera de encarar al presidente Miguel de la Madrid, que acudió a la ceremonia del Día del abogado. Naturalmente, el Estado Mayor Presidencial impidió que siquiera se aproximara al Ejecutivo.

El 8 de septiembre, Clouthier acudió a la Cámara de Diputados, en vísperas de la calificación electoral. La comisión dictaminadora había instado a los candidatos impugnadores a comparecer ante ella para exponer sus querellas. Cárdenas rehusó presentarse ante ese petit comité, demandando ser oído en el pleno cuando se calificara la elección, como se permitía hacer a algunos candidatos a diputados y senadores. Clouthier aprovechó la comparecencia para proclamar que era "preciso anular las elecciones del seis de julio en virtud de que tanto el marco legal en que se desarrolló todo el proceso como las condiciones previas a la jornada electoral, las irregularidades cometidas en el mismo día de los comicios y la manipulación de los resultados, impiden el pleno ejercicio de la soberanía del pueblo".

Declarado Salinas Presidente electo, Clouthier encabezó la ceremonia alterna del Grito en la glorieta de la Independencia. Unas 15 mil personas cantaron el Himno Nacional, escucharon a José Ángel Conchello leer el acta de independencia y a Clouthier gritar los vítores tradicionales (que incluyeron a Iturbide y un sonoro "¡muera el mal gobierno!") y luego un discurso del propio Maquío que contrastó la autoridad moral que estaba allí presente con la formal que encabezaba la ceremonia en Palacio Nacional.

Aunque insistió en declarar al de Salinas un gobierno de facto, al que no reconocía legitimidad, el PAN decidió ofrecerle la posibilidad de reivindicarse, de curar su mal de origen mediante la legitimación de desempeño. Salinas ofreció modificar la legislación electoral. Impaciente al cabo de la primera quincena del nuevo gobierno, y ante otros fraudes en elecciones locales, Clouthier inició un ayuno el 15 de diciembre, que no cesaría sino hasta la emisión de las nuevas leyes. Empero, la huelga duró sólo una semana, en que unos 75 legisladores se solidarizaron con el líder panista, a quien también acompañó el dirigente juvenil panista, Felipe Calderón.

En febrero de 1989 Clouthier estableció el gabinete alterno, el shadow cabinet, que estuvo integrado por Diego Fernández de Cevallos como responsable de política interior, Jesús González Schmal (que andando el tiempo se marcharía del PAN y como diputado de Convergencia investigaría hasta hace unas horas las andanzas de los Bribiesca Sahagún), de política exterior, doña María Elena Álvarez, de política social, y en el que participaron también Carlos Castillo Peraza, Fernando Canales Clariond, Moisés Canale, Rogelio Sada Zambrano. Y el diputado Vicente Fox Quesada, que fue responsable de la cartera de asuntos agropecuarios.

En junio, Clouthier viajó a Washington, a participar en reuniones con la Fundación Heritage, el centro de estudios Carnegie, el Centro para la Democracia, el Centro Wilson de la Smithsonian Institution y el Consejo para el Desarrollo de Ultramar. Además de denunciar en todos los casos la falta de democracia y el fraude de que había sido víctima, Clouthier hizo un alegato que lo acercó peligrosamente al Presidente cuya actuación lo lanzó directamente a la política. Dijo el panista que el problema de la deuda se resolverá hasta que haya verdadera democracia en México "y nos atrevamos a expropiar los bienes de todos aquellos que han robado al país y tienen su dinero en los Estados Unidos".

Clouthier murió en un choque en octubre siguiente.

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Ciudad Perdida

Miguel Angel Velázquez

Mensaje ominoso del TEPJF

Comparsa del poder político y económico

La legalidad no es para los jodidos, resuelve

El fraude se ha consumado.

Para millones de mexicanos el agravio y la humillación, provocados por la burla a su voluntad política, más que convertirse en motivo de desesperanza son, ahora, el acicate que los mueve a conseguir los cambios que renueven la vida institucional del país.

En nombre de la legalidad, de la pulcritud jurídica, se han soslayado los hechos, se han cerrado los ojos para ignorar la farsa de una elección puerca.

Y esto porque ahora, más que nunca, la legalidad significa todo eso que los poderosos pueden hacer, pero que está prohibido para los demás. La legalidad resulta de la orden de los más poderosos y del canto de sus voceros frente a los micrófonos de la radio y la televisión, por más ilegal que sea.

Y la legalidad es aquello que condena y juzga el pensamiento de todos los que muestran con datos, que exhiben documentos, que prueban la felonía, porque no se ajustan a los intereses de quienes dan la orden. Es decir, la legalidad no es plato para jodidos.

En fin, lo que nos quieren decir los magistrados es que a partir de ahora, en las elecciones quien esté a cargo en Los Pinos podrá involucrarse en la elección impunemente, que los medios electrónicos podrán cobrar lo que quieran a los partidos y, sin embargo, atacar al candidato que les disguste; que los sindicatos patronales podrán, también, hacer valer su fuerza económica para calumniar a quien consideren su enemigo y, en suma, cualquier elección será una porquería, pero eso sí, absolutamente legal.

El tribunal electoral, pero antes el IFE, Vicente Fox y su camarilla, Marta y sus hijos, Calderón e Hildebrando, Diego Fernández de Cevallos, el presidente de la Corte, Mariano Azuela, los banqueros, y desde luego Carlos Salinas de Gortari, nos han dado esa lección.

Ir a votar ya no tendrá ninguna razón de ser. Nada cambiará si no lo deciden los poderosos. Como en los inicios de la democracia, cuando los esclavos no podían sufragar, hoy, aunque se vote, sólo cuenta la voluntad de los que se han proclamado dueños del país, los demás sólo son la escenografía de la democracia que venden desde la pantalla de televisión.

Después de esta elección ninguna más podrá ser limpia, justa ni honesta, pero todas, eso sí, estarán apegadas a derecho, como lo manda el neoliberalismo. La legalidad campeará aunque las instituciones se hallen sumergidas en el mar del descrédito y la estulticia.

De nada sirvió el peregrinaje de Claudia Sheinbaum por televisoras y radiodifusoras para mostrar los datos duros de la elección robada. El plantón en Reforma, Juárez y el Zócalo que clama, aún con las molestias que puede causar, la limpieza de la elección, no varió la decisión tomada hace ya algún tiempo.

Pero eso, en este momento parece irrelevante. El fraude está consumado y los hombres y las mujeres de la legalidad se aprestan, junto con Calderón, a gobernar con el único instrumento que para ellos tendrá validez legal: el tolete y los "camiones que echan agua".

El usurpador tomará posesión para garantizar la impunidad del traidor a la democracia, a quien ningún juez se atreverá a castigar porque no encontrará en sus actos ninguna desviación de la legalidad.

Felipe Calderón instaurará la república del odio y la mentira. Sus enemigos peligrosos serán, son, millones de mexicanos que no aceptan transitar por el camino de la legalidad que los ha despojado del poder que le dio, alguna vez el voto.

El fraude se ha consumado y la democracia que impusieron se ha consumido. Ahora sólo les queda la brutalidad de la fuerza para mantenerse en el poder.

A nadie han engañado, ni siquiera a ellos mismos. Saben que la elección la perdieron, saben que han cometido un fraude (legal), saben que ahora, incluso los que no acudieron a las urnas, están en su contra, pero lo que no saben, porque la soberbia ciega, es el rumbo que tomará México y que no pueden impedir.
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Dinero

Enrique Galván Ochoa
Negocian los Chuchos

Una indiscreción del panista Germán Martínez fue el hilo que llevó al carrete, perdón, a Navarrete: hace unos días, en un restaurante de la Condesa, se reunieron Santiago Creel y Carlos Navarrete, el primer contacto oficial -hasta ahora conocido- entre el PAN y el PRD. ¿De qué hablaron? De los náufragos no. Parece que en una hora y media recorrieron el tema del conflicto poselectoral de arriba a abajo. No faltó el comentario sobre la entrevista que Creel había dado a la revista Proceso. Como jefes de los grupos de senadores de sus respectivos partidos, no tendría nada de malo esta reunión y otras que pudiera haber en el futuro. Mas no sale sobrando recordar lo que sucedió en 1988: a la muerte de El Maquío Clouthier, el salinismo inició una serie de contactos -ahora se sabe que incluyó al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas- para legitimar lo que parecía ilegitimable: la usurpación del Chorejas. Tiempo después veríamos al Matapapas Fernández de Cevallos encender el cerillo que convirtió en cenizas las boletas electorales del fraude. Y todo comenzó en reuniones que parecían muy inocentes e inspiradas por los mejores propósitos. Navarrete, conocido es, llegó al Senado y a la jefatura de su bancada apoyado por los Chuchos, el ala de Jesús Ortega, experto en negociaciones -en lo clarito y lo oscurito, no tienen problemas con la iluminación.

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Astillero Julio Hernández López

Tierra arrasada

"Institucionalidad" en San Lázaro
Nada de rancho: señora MH
Hijitos en vías de exoneración



Elementos de la Policía Federal Preventiva realizan rondines en los alrededores de la Cámara de Diputados, como parte de las medidas de seguridad que se implementaron ante posibles protestas de simpatizantes del candidato a la Presidencia de la República Andrés Manuel López Obrador, ayer Foto Marco Peláez

Ni unos días se sostuvo en alto la linda zanahoria con que los beneficiarios del fraude electoral del 2-J pretendían hacer que los inconformes empujaran la carreta de la "institucionalidad". Apenas un día después de la emisión de las hamburguesas judiciales Mc Trife, la derecha se ha declarado (pre)militarmente victoriosa y pretende instalar como política la que los invasores o los tiranos aplican a quienes se les resisten, la de la tierra arrasada.

Aún sonaban en los oídos proclives las dulces palabras de aliento que desde el poder en vías de continuidad lanzaban los jilgueros intelectuales (¡oh, sí: el PRD debe aprovechar la oportunidad histórica de ser la segunda fuerza legislativa del país!) cuando ya estaba el bulldozer de la Nueva Mayoría Republicana (PRI-AN-ANAL-Verde) en funciones. ¿Segunda fuerza legislativa? ¡Ja, ja, ja! El PAN y el PRI se pusieron de acuerdo para pasar por encima de tal posicionamiento del PRD y conseguir que Emilio XHGamboa (una frecuencia de televisión, más que un diputado) se quede con la estratégica Junta de Coordinación Política de San Lázaro y los panistas con la presidencia de la mesa directiva, la contestación al jaqueado informe presidencial y la imposición de la banda al próximo presidente obviamente impuesto. (¡No, licenciado Calderón, no aplique a este tecleador las tesis de la Mano Firme: lo único que aquí se ha hecho es conjugar el verbo imponer y al hablar de "la banda" no se incita a pensar en una mafia!) Moraleja lazarilla: acuerdo entre primero y tercero mata segundo.

La banda beneficiaria de la descomposición del país cree prudente apaciguar a las masas que suplican no ser abandonadas por sus benefactores: nada de irse al rancho a montar caballos con el mismo jinete; mejor seguir siendo jinetes del mismo caballo presupuestal e institucional. Allí está ya la triunfadora de los comicios del 2-J, la señora MH (Me Harta) que cree llegado el momento del retorno triunfal a las pistas del gran poder (bueno, si hasta Santiago Creel está ya reinstalado, ahora como gerente de piso del book senatorial Caliente) y anuncia que ella y su muy querido esposo seguirán trabajando en política y (¡oh, cuánta emoción!) especialmente a favor de los pobres, mediante la mítica y transexenal fundación (Ro)Bamos México. La beatífica y legionaria notificación anterior fue acompañada de otras buenas nuevas: el santo de las causas perdidas, Eduardo Romero Ramos, secretario de la (dis)función pública, ha hecho saber al reino restaurado de Martolandia que en dos semanas más habrá de dar a conocer los resultados de las previsibles indagaciones exculpatorias hechas sobre el caso de los hijos Bribiesca.

Convertido ahora en el más estricto defensor de la obediencia (ya ni siquiera le habrán de cantar El hijo desobediente), el antedicho Señor Licenciado Calderón (SeLiC) ni ve ni oye las peticiones de radiodifusores tlaxcaltecas que le piden (¡insensatos!) que en cuanto llegue a la Silla revise las reformas a la Ley de Radio y Televisión que estarían beneficiando "a grandes consorcios, con el latente peligro de que la radio en el futuro quede en manos de extranjeros o de personas que se dedican al lavado de dinero". El piadoso Felipe no dijo ni pío.

Tierra arrasada, pues. Al declarar formalmente cerradas las de por sí desvanecidas puertas de la institucionalidad parlamentaria, los Aliados Prianálicos Verdes agregan gérmenes de violencia al muy cultivado caldo del próximo Informe presidencial e instalan formas de manejo del poder legislativo que por excluyentes son impolíticas. En las calles cercanas al plantón del Zócalo y Reforma cada vez es más evidente la presencia policial militarizada. La mayoría de los medios de comunicación afina la palabrería con que se pretende marginar y exterminar la oposición al fraude, pasando además por elucubraciones de siquiatría que pretendiendo adjudicarlas al objeto tabasqueño de sus insanas pasiones les podrían ser adjudicadas históricamente a esos medios. Arrasar, imponer, degradar, manipular: la guerra en sustitución de la política.

Astillas
El lunes pasado, a la misma hora en que el tribunal electoral federal convalidaba el fraude del 2 de julio, los trabajadores del IFE fueron informados de que Luis Carlos Ugalde les dirigiría por la red interna un mensaje de felicitación. No hubo tal mensaje colectivo, pero sí, a las 5 de la tarde, una reunión del consejero presidente Ugalde con todos los directores ejecutivos, directores de área, subdirectores y jefes de departamento de los dos edificios de las Torres Zafiro (I y II). No es difícil suponer que Uh, Fraude habría dicho a sus colaboradores inmediatos "¡Misión cumplida!"... Frank Silkens, corresponsal en México de Radio y Televisión Pública de Bélgica (www.vrt.be), fue informado ayer por la oficina de Comunicación Social de la Cámara de Diputados de que "por instrucciones del Estado Mayor Presidencial" ya no podrá extendérsele la acreditación como periodista para que cubra en San Lázaro el informe de Vicente Fox. "No supieron explicarme qué tiene que ver el Poder Ejecutivo con la atención a la prensa por parte del Poder Legislativo", comentó Silkens a esta columna... Mientras los dirigentes de la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca y de la sección 22 del magisterio de aquella entidad sesionaban en muy civilizadas mesitas de trabajo en Bucareli con representantes del Yunque-Gobernación, los provocadores de Ulises Ruiz (nuevo aliado del PAN y el gobierno foxista) cometían destrozos en el exterior y el interior de la cámara local de diputados. Policía bueno, policía malo. Diálogos en el Distrito Federal, montajes vandálicos en la ciudad de Oaxaca... Bien bonitas lecciones de democracia que a los mexicanos ha lanzado The New York Times aunque, la verdad, mejor sería que las diera ese periódico a los estadunidenses que nomás vieron pasar el fraude electoral que puso a Bush en la Casa Blanca (Bush, un verdadero peligro para el mundo)... Y, mientras se investiga si el padre de Fox era "americano", como ese progenitor lo estableció e!n el acta de nacimiento de su primogénito, José, ¡hasta mañana, en esta columna que siempre lee todos los correos electrónicos que le llegan y que mucho agradece a los lectores esos envíos internéticos


Por : one_pg




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