Editoriales
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Soberanía energética Gerardo Fernández Casanova "Por Esto!" "Que el fraude electoral jamás se olvide" En el marco del aniversario de la nacionalización de la industria eléctrica y como puntal del proyecto de refundación de la República, tuvo lugar la formación del Frente Nacional en Defensa de la Soberanía Energética, acompañada de una concentración multitudinaria en el Zócalo de la Ciudad de México. A la convocatoria de la Convención Nacional Democrática y del Sindicato Mexicano de Electricistas respondieron las organizaciones sociales, los partidos y los individuos comprometidos en la construcción del México Nuevo, esta vez sin la presencia física de AMLO, quien está apoyando la campaña electoral para la gubernatura de Tabasco. Vergonzosa la ausencia de los dirigentes formales (charros) de los sindicatos de trabajadores petroleros y de la Comisión Federal de Electricidad, ambos cooptados desde el viejo régimen priísta. El que fuera efímero Secretario de Energía del "gobierno de Fox" (suyo de él) y que hoy se esmera para asumir la presidencia espuria, apostó a que él sí podría lograr el proyecto de reforma estructural privatizador de la actividad energética, mediante las reformas constitucionales correspondientes. No obstante no haber alcanzado su meta, entre otras razones por su calenturienta premura preelectoral, en su breve paso por la dependencia responsable de la energía del país, repartió con singular cinismo las autorizaciones de "productor independiente" y de "cogenerador" a las mundialmente repudiadas compañías españolas, estadounidenses y francesas, amparado en la salinista Ley del Servicio Público de Energía, no obstante que "su" Suprema Corte de Justicia dictaminó su inconstitucionalidad. Esto habla de lo que intenta hacer desde su espuria presidencia, así como de la pertinencia de reforzar todas las acciones de defensa. No es por demás insistir en la importancia del tema; no sólo es una cuestión ideológica, sino que también lo es técnica, económica, política y de estrategia nacionales. Para comenzar es preciso insistir que los argumentos con que se pretende sustentar la privatización son falsos: 1) es falso que se requiera del capital privado para enfrentar las inversiones requeridas para la expansión de la producción; las empresas públicas (PEMEX, CFE Y CLYF) registran resultados de operación saludables, suficientes para invertir en su crecimiento; 2) es falso que la nueva tecnología obligue a recurrir a las transnacionales como inversionistas; 3) es falso que mediante tal apertura, se generarán empleos; 4) es falso que tales empresas reduzcan el precio al público de los energéticos. Independientemente de que todas estas falsedades son comprobables, baste con leer la prensa internacional que continuamente publica información de los conflictos que tales empresas provocan en los países donde operan. Hay voces que, incluso de buena fe, recomiendan entrar al diálogo y la negociación para salvar la crisis. Estoy convencido de que, en esta materia particularmente, no existen las condiciones para la negociación porque lo que está sobre la mesa es concretamente privatizar o no privatizar; no cabe la alternativa del regateo de partir por mitad el asunto. Si el tema en la mesa fuera el de cómo garantizar un mejor servicio público de energía, habría un enorme campo para los acuerdos afirmativos y de amplia aprobación: la autonomía financiera y de gestión de las empresas públicas; la eliminación de la corrupción y sus secuelas; la libertad sindical y la corresponsabilidad laboral serian, entre otras muchos, son campos en los que el análisis y el debate pueden ofrecer frutos de excelencia en bien de México. Entre tanto los vendepatrias continúen disponiendo del gobierno y de sus instituciones podridas, no queda más que la defensa en la calle y con la fuerza del poder popular. Al fin que las mentadas también duelen. [+/-] muestra/oculta esta entrada |