Análisis Político parte 2
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El liderazgo de López Obrador Interés Público Miguel Ángel Granados Chapa "Proceso" Escribo estas líneas el viernes 15, unas 30 horas antes de que la Convención Nacional Democrática, a reunirse el sábado 16, decida el curso del movimiento encabezado por Andrés Manuel. López Obrador, y el carácter formal que adquirirá su figura en el futuro. Es decir, la multitud escogerá entre llamarlo Presidente de la República (con algún adjetivo, como legítimo, moral o en rebeldía) o en una opción que el propio López Obrador ha enunciado, designarlo más llana y simplemente "coordinador de la resistencia civil pacífica". A mi entender, sería preferible que la Convención hubiera practicado el realismo de escoger este último título; que describe con exactitud el papel que López Obrador está llamado a tener en los próximos años. Nombrarlo Presidente sin que lo sea revela, más que un ánimo de protesta, uno de resignación y hasta de añoranza por la oportunidad perdida. Salvo que la resistencia nacional pacífica resuelva, contrariamente a la evidencia dispersa en todo el país, que las elecciones no son el modo menos peor de acceder al gobierno y ejercer el poder por el bien de todos, el movimiento que encabeza López Obrador no debe cancelar el futuro. Es preferible que dentro de seis años intente de nuevo ser Presidente en funciones que contentarse con una designación que lo honre y exprese el sentimiento de sus seguidores pero se resuelva en la marginalidad. A diferencia de otros candidatos presidenciales que probablemente ganaron su elección pero no les fue reconocido el triunfo, López Obrador ha conseguido transitar la primera etapa posterior a su derrota formal ejerciendo un liderazgo pleno y ampliado. Es verdad que la táctica de bloquear el eje Reforma-Zócalo le restó apoyos en ciertos sectores pero su capacidad de dirección quedó fortalecida entre las bases del movimiento que encabeza. Y la creación del Frente Amplio Progresista (FAP) confirmó su liderazgo en circunstancias adversas. En diciembre pasado los partidos que integraron la coalición. Por el Bien de Todos actuaron movidos por las convicciones y por la conveniencia. El trayecto de López Obrador parecía dirigirse inexorablemente a la Presidencia de la República. Y si bien nadie ignoraba la decisión de los centros de poder político y económico de torcer su camino, como lo había mostrado su desafuero, la expectativa de su triunfo era amplia. Muchos suspicaces, entre los que me cuento, supusieron que al consumarse aquel designio de impedirla victoria de López Obrador, la derrota propiciaría una desbandada. Buena parte de quienes condujeron la campaña y organizaron el apoyo al candidato presidencial habían conseguido sus propósitos particulares y ganaron posiciones legislativas y de gobierno. Satisfechos sus propios intereses quedaban en posición de alejarse de un líder principal que no podía ya ofrecerles más que trabajo tenaz. Considerando que la coalición que unió al PRD, al PT y a Convergencia tenía por su propia naturaleza jurídica vigencia sólo durante el proceso electoral, era previsible que concluido éste cada partido eligiera caminar por su lado. No ha ocurrido así. El frente, una figura reconocida por la legislación electoral, no se limita a propósitos electorales, sino que es una alianza de partidos en pos de objetivos sociales y políticos más allá de los comicios. En 1988, ante la fragilidad del Frente Democrático Nacional que lo había postulado, y que se dispersó prontamente, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas tuvo necesidad de fundar un partido propio, que necesariamente tuvo una dimensión menor que la coalición que lo había postulado. No es el caso ahora. López Obrador consiguió trazar con mano firme la doble vía por la que transcurrirán sus próximas tareas. Por un lado, la Convención Nacional. Democrática, que formalizara la resistencia, es su propia movilización, obedece a su percepción de la lucha social, corresponde a su papel de dirigente que hace política en contacto directo con la gente. Por otra parte, el Frente le permitirá realizar acciones institucionales. No es contradictorio que lo haga quien ha mandado al diablo a ciertas instituciones, porque es claro que se refiere a las podridas y, más precisamente, a muchos de quienes las encunan. Su renuncia a las faenas políticas regidas por la formalidad legal no puede ser extrema, sus acciones no pueden permanecer sólo en el espacio de la oposición extraparlamentaria. El Frente, los grupos parlamentarios, los gobiernos locales forman parte también, en su lógica y sus características propias, de los activos políticos construidos por la sintonía entre López Obrador y sus seguidores. Sería estéril renunciar a esas porciones de poder, que en el peor de los casos significan resguardo a derechos legítimos, como quedó de manifiesto en la recta conducta del gobierno capitalino ante los bloqueos callejeros, opuesto a practicar la represión que se le demandaba. Cuando el 25 de agosto de 1991 .sus partidarios organizaron su protesta como gobernador moral de San Luis Potosí, el doctor Salvador Nava rechazó el título, sin tener que decirlo. Protestó "como su amigo y servidor leal por todos los años que me restan de vida". Y optó por la continuación de la lucha por una vía distinta de la puramente legal ante los organismos electorales o la resistencia violenta. Escogió -me cito a mí mismo, pues copio un párrafo del libro ¡Nava sí, Zapata no!- la senda "menos vistosa y la de más difícil comprensión. No desmontó el movimiento que encabeza hace más de tres décadas, ni le recomendó resignación, ni que consintiera el fraude y la imposición. Aparte las iniciativas concretas, Nava propuso una política de principios éticos", semejante, digo ahora, a la de transformación que emprenderá la resistencia civil pacífica, encabezada por su coordinador. -------------> Quedó demostrado el cerco informativo de la televisión KARINA AVILES
Por ello, manifestó, uno de los objetivos más urgentes que tendría que plan-tearse el pueblo es la ''expropiación de la televisión'', pues no basta con detener la privatización del petróleo y de la energía eléctrica, después de constatar -como ocurrió el pasado fin de semana- el cerco informativo de las televisoras que suponen, en ''su mundo imaginario'', que pueden borrar a miles de personas que salieron a las calles a manifestarse. En el encuentro de comunicadores en resistencia, que contó con una numerosa participación, los asistentes -desde jóvenes cineastas hasta miembros de los pueblos indígenas- de inmediato se hicieron propuestas para hacer valer la voz de quienes apoyan el movimiento de resistencia civil pacífica encabezado por López Obrador. Algunos propusieron la creación de una radio a nivel nacional; otros plantearon hacer proyectos para obtener una señal de televisión en la capital del país, así como documentar los actos de resistencia y establecer lazos de comunicación con las comunidades culturales. María de los Angeles Huerta del Río, una de las organizadoras, explicó que el objetivo de esta iniciativa es restaurar la ''comunicación de la República'', que ha sido quebrantada, porque para la mayoría de los medios la verdad ''es la que menos importa''. Señaló que la ofensiva mediática organizada por la oligarquía mexicana, en connivencia con las grandes empresas de difusión -tanto impresa como electrónica-, ha impulsado un operativo para ''sepultar las esperanzas, para convencer a millones de que hay que ajustarse'' al estado de cosas prevaleciente, bajo el supuesto de que impulsar un cambio es una ''locura''. Así, añadió, la oligarquía de los dueños del dinero no ha reparado en gastos para ''ocultar, deformar, empequeñecer'' el movimiento social en contra del fraude y la usurpación. Cobijada con los aplausos del público, Jesusa Rodríguez, integrante de las comisiones de política nacional y de resistencia civil de la CND, manifestó que si realmente se busca una revolución cultural y política sería ''inconcebible no pensar en que la televisión tiene que ser el primer objetivo de este movimiento, en el sentido de recuperar el espacio radioeléctrico, que es patrimonio de la nación y que hace más de 60 años está en manos de particulares que han pervertido este instrumento''. Y manifestó que uno de los boicots más importantes a impulsar es que la población se abstenga de ver telenovelas. Pero paralelamente, añadió, es necesario caminar hacia el primero de diciembre para impedir -mediante propuestas creativas- que Felipe Calderón Hinojosa ''se siente en la silla''. Manifestó que aun cuando intelectuales como Luis Villoro, o políticos como Cuahtémoc Cárdenas, opinen que la postura de la CND y de Andrés Manuel López Obrador es equivocada, ''nosotros pensamos que la verdadera ruptura del marco constitucional la dio el fraude. Entonces, ¿de dónde puede plantearse de pronto Luis Villoro que nombrado Andrés Manuel López Obrador presidente en rebeldía rompe el marco constitucional? Estamos hablando de que se robaron una elección y es evidente. Ya no pueden decir que no hubo fraude, aun cuando Carlos Fuentes lo diga. Yo creo que el problema que estamos viviendo, y el más claro, es éste: los intelectuales como Fuentes o Villoro se han quedado en su casa, no están viendo lo que está ocurriendo en las calles y no están viendo que antes de que se mencionara la opción de Andrés Manuel López Obrador como presidente (en la CND) la gente ya lo había decidido. Es decir, antes de mencionar la opción de coordinador de la resistencia, la gente ya había votado por unanimidad y por aclamación''. Los asistentes al foro se organizaron en ocho comisiones, entre ellas de producción y estrategias de difusión de contenidos; de enlace y coordinación con organizaciones; de medios alternativos, para aterrizar los diversos planteamientos y empezar a conformar un plan de acción para atenuar el cerco informativo impuesto por los empresarios de la comunicación. ---------------> Convención se escribe con R Víctor M. Quintana S. "La Jornada" La verdad ha sido gravemente oscurecida y se le quiere reducir a cenizas; la impunidad, favorecida con el resolutivo del TEPJF. Se proclama un presidente electo a pesar de las irregularidades reconocidas y destacadas por el propio tribunal. Se da un portazo a la demanda básica de certidumbre, al recuento voto por voto, casilla por casilla. El rescate de la verdad, el fin de la impunidad de Estado son dos de los objetivos básicos de la convención nacional democrática. Esta ha venido siendo, desde hace unas semanas, un formidable proceso de deliberación ciudadana, efectivo en miles de asambleas en todo el país. El 16 de septiembre sólo fue el fin de una etapa pero también el inicio de todo un proceso democrático, participativo, nacional, incluyente, popular. Por lo menos cinco grandes tareas debe realizar a partir de ahí la convención: Resistir: a fuerza de repetirla, pretenden hacer verdad la mentira del triunfo del PAN. Por eso, la resistencia debe seguir. Resistencia y verdad están indefectiblemente unidas en el concepto gandhiano de satyagraha. Resistir es apegarse a la verdad, recordar en todo momento que ésta fue traicionada. Hay que inventar nuevas formas de resistencia; diversificar y ampliar la desobediencia civil; poner sus acciones al alcance de todos. Hacerla constante, pero evitando el desgaste. La verdad perseguirá al electo y a su gabinete por donde quiera que vayan. Radicalizar: no quiere decir esto acudir a la violencia, sino aplicar de raíz la democracia que ha sido traicionada. Si la transición se revirtió, la única medicina es construir la democracia radical. Abrir en toda la patria miles de micro, meso y macroespacios públicos, donde los ciudadanos y las ciudadanas se reúnan, cuestionen, discutan, debatan, exijan cuentas, propongan. Operar las figuras de la democracia directa y exigir que se plasmen en los cuerpos jurídicos. Hacer de la participación de todas y de todos la práctica común y cotidiana. Si a la mala ganaron el gobierno, con acciones radicales hay que ganar la sociedad. Refundar: las instituciones mostraron su envés clasista, que no funcionan a beneficio de las mayorías. La república se ha privatizado. Se ha gobernado para imponer un capitalismo de compadres, representado por el oligopolio de las empresas más beneficiadas. Por eso es urgente volver a hacer pública la República. Esto es, refundarla. Reconstruirla desde sus propias bases de soberanía popular y equilibrio de poderes. Recrear todo su entramado institucional para que funcione para el bien de todos. Esto implica un nuevo constituyente. Una nueva constitución que funde una república de igualdad, de participación, de diferencia, de libertad. Rescatar: el patrimonio social y natural del país o cayó o está cayendo en manos de unos cuantos. Las instituciones públicas, cristalización de largas luchas y largos trabajos de generaciones para hacer efectivos los derechos de todos, están peligrando: educación pública, seguridad social. Los recursos naturales, como el agua, se están concentrando en pocas manos. Hasta nuestras semillas nativas se ven amenazadas por la autorización federal de siembra de transgénicos. La convención nacional democrática se contempla así como una gigantesca misión de rescate de los bienes públicos de este país. Como una gran tarea de propuestas creativas de manejo social y preservación de los mismos. Reunir: tal vez sea la menos espectacular de las tareas, pero la más básica para realizar las demás. La CND debe escapar a la maldición de erosión de los movimientos sociales, al desgaste de los momentos carismáticos. Debe ser una tarea paciente, pedagógica casi, de convocar, de invitar a los de afuera y a conservar a los de adentro. De convencer más que de asustar. De incluir. De dar espacio a las diferencias. Debe convertirse en el espacio más formidable de participación ciudadana que este país haya visto. Una anotación final: ¿dónde queda el PRD en este contexto? No en los conceptos leninistas de vanguardia esclarecida o dirección del movimiento de masas. Todo lo contrario: debe ser la herramienta de un movimiento que, si bien se plantea seguir ganando elecciones, sus tareas van mucho más allá de lo electoral y lo parlamentario. Perredizar la convención sería electoralizarla y trasladar ahí las luchas de las tribus. Convencionalizar no sólo al PRD, sino a todo el país será construir una vasta convergencia de fuerzas políticas y sociales en este país para refundar la República y construir la democracia radical en la resistencia. -------------> Septiembre movido León Bendesky "La Jornada" Deberíamos tener un Balzac que, con esa precisión y esa manera de aproximarse a los personajes, las situaciones y las formas sociales prevalecientes, plasmara lo que pasa ahora en el país. Podría, sin duda, ofrecer un relato magnífico de la situación política actual, con sus enormes pequeñeces y sus pequeñas grandezas. No es demasiado difícil imaginar los pasajes que podría dedicar un autor de esa talla a la manera en que se ha conformado el Congreso, donde el PRI, que no puede sacudirse sus pesadas cargas históricas, sigue siendo un pesado lastre. Sería como un platillo servido en bandeja de plata la conversación telefónica que se difundió entre el diputado Gamboa, ahora jefe de la bancada de ese partido en la Cámara, y Nacif, el poderoso empresario textil poblano. No tuvo desperdicio en forma ni contenido. Se trataba nada menos del impulso de una ley, la de juegos, en la que hay de por medio cantidades millonarias de dinero. Se dejaba abierta la puerta para otro tipo de cuestiones y relaciones en la que se sabe que está involucrado ese inefable personaje mezclillero. Las negaciones del legislador sólo consiguieron exhibir más todo ese bochornoso asunto que, como ciudadanos, nos deja bastante desprotegidos ante la impunidad, el descrédito y la falta de vergüenza. El PRI, que estaba tan bien dispuesto a negociar con el PAN para llegar a acuerdos en la cámara, prácticamente lo que esos fueran, verá devaluada su mercancía de cambio, lo que puede significar, no obstante, un costo muy grande para la sociedad en materia de las leyes que se aprueben en esta legislatura. Ya hay muestra de eso en las adecuaciones que se hicieron a la ley para asegurar la operación interna a modo de los interesados. En el país en donde nada pasa y reina la concordia por decreto oficial, ocurren muchas cosas más de las que admite o puede ver el gobierno en turno. Así, el dilema planteado por las fiestas patrias se fue desarmando y se evitó una nueva expresión del conflicto político abierto en el país. Primero se convino en realizar el desfile militar por su ruta usual en el centro de la ciudad de México; las calles y avenidas que estaban ocupadas desde hace semanas por el plantón ya se despejaron. Luego se desarticuló el trance planteado por la ceremonia del Grito de Independencia. Ni el presidente Fox, ni López Obrador lanzaron las loas a la libertad que corresponde hacer cada año en esa noche, y fue Alejandro Encinas, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien lo hizo, frente a una plaza pletórica y de ánimo contestatario. El presidente Fox se fue a Dolores, en su acolchonado Guanajuato, a dar el grito. Según el secretario de Gobernación, Abascal, eso respondía a una intención de evitar las fricciones y abrir espacio al diálogo en esa inconmovible vocación democrática de su jefe. No coincidía esa interpretación con la del vocero presidencial, el señor Aguilar, que dijo, en cambio, que había indicios derivados de ''información de inteligencia'' en el sentido de que grupos minoritarios pudiesen ''matar ciudadanos'' que asistieran al Zócalo. Del vocero ya se sabe y se dice mucho, pero sea lo que sea, representa al Presidente de manera pública, y la discrepancia de sus declaraciones con las de Abascal no es un asunto menor. Además, Aguilar pudo haber infringido la ley que manda a los funcionarios públicos a denunciar cualquier intento de delito del que tengan conocimiento. Sólo cabe ver en la vocería presidencial una gran falta de responsabilidad y tino. El caso es que el presidente Fox no estuvo en el Zócalo como le correspondía, y esa es una de las imágenes más representativas del final de su gobierno. Hay ausencias que no se notan, otras que matan. Si fue prudencia lo que motivó su ida a Dolores qué bueno, pero el caso es que él y su presidente electo están prácticamente a salto de mata todo el tiempo y todas partes, y más protegidos que nunca por los soldados y la policía. Encinas, en un intento de generar alguna concordia, se refería al problema que había suscitado la polémica del acto del Grito como un asunto de ciencia política y no de física. Eso puede ser cierto, tiene sin duda esa veta y habría que ir reivindicando aunque sea un poco el quehacer político como él mismo ha hecho. Pero la física no puede relegarse al gusto de ningún observador, y si un lugar no es ocupado por un cuerpo, es decir, la figura del Presidente en este caso, entonces lo llena otro, en este caso también, la oposición al presidente aun cuando López Obrador no haya estado físicamente como protagonista. Aún falta mucho tiempo para que termine este gobierno y tome posesión el siguiente, y no queda claro en qué condiciones eso va a ocurrir; y el entorno, aunque está definido legalmente, no lo está en términos de ambiente social y de la exigencia de lo que se acepta como legítimo. Habrá que observar cómo se van conformando las fuerzas políticas y, sobre todo, cómo se organizan los movimientos que van surgiendo de la sociedad. [+/-] muestra/oculta esta entrada |