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* Hoy es sábado, septiembre 02, 2006

Prensa del 2 de septiembre (parte 2)

12:27 p. m.

Inclusive a Rosario Ibarra de Piedra le exigían que se identificara como senadora

Entre empujones del EMP, legisladores del PRD rompen el cerco policiaco

ENRIQUE MENDEZ, ROBERTO GARDUÑO Y CIRO PEREZ



Legisladoras perredistas ­entre ellas Rosario Ibarra de Piedra y María Rojo, tercera y cuarta de izquierda a derecha­, durante la toma de la tribuna en San Lázaro, con lo cual impidieron que el presidente Vicente Fox leyera su mensaje. Foto José Carlo González

Los senadores y un grupo de diputados federales del PRD rompieron el cerco policiaco-militar que se impuso en la Cámara de Diputados y, a diferencia de legisladores del PRI -a quienes se les hizo caminar más de un kilómetro-, ingresaron por la puerta principal del Palacio Legislativo entre empujones de integrantes del Estado Mayor Presidencial y elementos de la Dirección de Resguardo.

Los militares y policías pretendían que senadores y diputados perredistas se identificaran, e inclusive ya en la reja de la Cámara pretendieron evitar el ingreso de la senadora Rosario Ibarra de Piedra, a quien le exigían comprobar su condición de legisladora.

Indignada por el trato a Ibarra de Piedra, la senadora Yeidckol Polevnsky exclamó: "¿alguien no la conoce? Sólo los ignorantes no". Los legisladores de la bancada del sol azteca debieron pasar por el arco detector de metales y, ya en la escalinata del frontispicio, el senador Arturo Núñez Jiménez, bromeó con Ibarra: "está usted fichada".

Como habían decidido en el consejo nacional del jueves, los senadores perredistas salieron al mediodía de la sede de su partido en un autobús turístico, del que bajaron tras pasar el retén de Congreso de la Unión y Fray Servando Teresa de Mier.

Ahí los esperaron los diputados Emilio Ulloa Pérez y José Jacques Medina, coordinador de la Red Migrante. En uno más de los innumerables retenes, ubicado en Campo de Tiro y Congreso, los legisladores exigieron el libre paso. "¡Abran las puertas de nuestra casa, señores! ¡Muera Vicente Fox!", exclamó el senador Graco Ramírez.

Aunque el primer grupo pasó con pocas dificultades, Jacques Medina, quien se habíarezagado, fue empujado por los militares, quienes le pegaron con la valla metálica y le exigían identificarse. Ulloa Pérez regresó por él, y el líder migrante se quejó: "ahora resulta que todos somos terroristas oficiales".

El cerco militar y policiaco fue repudiado por Ulloa y Graco Ramírez, quienes aseguraron que ni en los tiempos más represivos del PRI, como en 1968, la Cámara había sido sometida a un estado de sitio. "Esto es brutal", expresó Emilio Ulloa.

Desde la reunión previa en la sede perredista, el desprecio al Poder Legislativo se reflejaba inclusive en el color gris de las tarjetas para que ubicaran sus curules.

"No quieren que nos veamos", reprochó Graco Ramírez, y su compañera en el Senado, Rosario Ibarra, se refirió a una fábula para explicar ese sentimiento hacia la oposición: "Es como lo que le dijo la luciérnaga al sapo: '¿por qué me escupes?', y el sapo le contestó: 'porque brillas' De eso hay que acordarnos cuando nos lancen escupitajos".

Por su parte, el senador Gonzalo Yáñez lamentó que se utilizara a militares para retirar las mantas que se colgaron en los puentes del Viaducto, en las cuales se expresaba: "Fox, traidor a la democracia".

Mientras se trasladaba a la Cámara, en la esquina de Viaducto y La Viga, un par de soldados vestidos de civiles pretendían quitar una de las mantas. Yáñez se bajó y les gritó. "¡pónganla, hijos de la chingada!"

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Pide Gobernación al PRD buscar un arreglo político


El secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, hizo un llamado al Partido de la Revolución Democrática (PRD) al diálogo para alcanzar un "arreglo político", con el propósito de evitar que en diciembre próximo (en la toma de posesión del próximo Presidente de la República) ocurra un suceso similar al de ayer, cuando legisladores de esa fuerza política se apoderaron de la tribuna.

Aunque el funcionario emitió un discurso conciliador, en diversas entrevistas posteriores a la sesión en que el presidente Vicente Fox entregó sólo por escrito su último Informe de gobierno, advirtió que si el PRD desconoce el veredicto del tribunal electoral ello sería causal para perder el registro.

"Esperamos que el PRD se deslinde ya de cualquier oposición al cumplimiento de la ley, en este caso a la resolución del tribunal electoral, porque ello puede significar la cancelación del registro del partido político", advirtió.

Dijo que el resto de las fracciones legislativas y el gobierno federal actuaron con prudencia para evitar algún choque en la Cámara de Diputados, que habría hecho "prácticamente irresoluble" la situación.

"La prudencia que hoy se mostró en la Cámara deja tendidos los puentes para que la gente sensata del PRD entienda que el único camino es el acuerdo político."

El funcionario halagó, inclusive, a la izquierda representada por el PRD, la cual llegará al poder (Ejecutivo federal) algún día.

Reiteró que no se debe rechazar "a rajatabla" la convención nacional democrática, promovida por la coalición Por el Bien de Todos, a realizarse el próximo 16 de septiembre, porque en ésta pueden surgir propuestas de reformas sensatas y viables en el contexto del estado de derecho.

Hoy, agregó, "no estamos lamentando una ruptura definitiva, porque se actuó con prudencia. Hoy, la actuación del PRD es dolorosa para el Congreso y negativa para el PRD, pero no tiene consecuencias irreparables en su relación con otras fracciones".

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Júbilo en el Zócalo al conocerse la noticia de que Fox estuvo sólo 7 minutos en San Lázaro

La primera alegría desde el 2 de julio
  • "El Presidente salió del Congreso por la puerta trasera de la historia", comentó Jesusa Rodríguez
JAIME AVILES


Reacción de la multitud reunida en la Plaza de la Constitución al escuchar la noticia de la cancelación en el Palacio Legislativo. Foto Carlos Ramos Mamahua

Desde un aparatito de radio conectado a los altavoces del templete, la voz de la periodista Nora Patricia Jara anuncia que la ceremonia del Informe se acaba de cancelar y el Zócalo, que a pesar de la llovizna arde de exaltación, ruge y tiembla un instante después cuando Jesusa Rodríguez pronuncia estas palabras: "El presidente Vicente Fox está saliendo del Congreso por la puerta trasera de la historia". Y mientras la gente empieza a brincar ondeando banderas y abrazándose en el paroxismo de la dicha, los adustos pero gigantescos rostros de Hidalgo, Morelos y Allende se encienden espectacularmente sobre los palacios del Gobierno del Distrito Federal.

"¡Sí-se-pudo! ¡Sí-se-pudo!", grita el coro del gentío con los puños en alto regalándose la primera gran alegría desde la horrenda noche del 2 de julio. Pero en el templete, con un ojo al gato y otro al garabato, Isela Vega y Dolores Heredia escuchan que en San Lázaro, antes de levantar la sesión, los diputados y senadores van a cantar el Himno Nacional y se lo comunican a Jesusa diciendo las mismas palabras al mismo tiempo: "¡Nosotros también!"

Y pese a que la música y los versos de González Bocanegra y Nunó ya habían sido entonados a eso de las cuatro de la tarde con esa especie de monotonía propia de los ritos oficiales, esta vez la cosa fue muy distinta: Jesusa dio la orden y la muchedumbre empezó a gritar la estrofa inicial, con el puño izquierdo en alto y los ojos arrasados de lágrimas. Pero eso, y los aplausos posteriores, y el llamado insistente a "¡Obrador, Obrador!", que por supuesto no iba a regresar al escenario -¿para qué, después de tanta elegancia?-, no sirvió para calmar un poco los ánimos de nadie. Y entonces, para fortuna del movimiento, a Julia Arnaud se le ocurrió poner la vieja y siempre entrañable grabación de los Inti-Illimani que retrocedió el reloj hasta los años del gobierno de la Unidad Popular, allá en Chile.

El efecto fue inmediato. Al reconocer que de las bocinas salían los primeros acordes al compás de los tambores, la gente se tomó de las manos y con los brazos arriba, formando cadenas, y desde luego sin desentonar, sacó de su ronco y masivo pecho palabras como "de pie, marchar, que el pueblo va a triunfar", y cuando llegó la oportunidad del estribillo el Zócalo entero exclamó, como ha venido haciéndolo desde hace más de 30 días y noches de frío, lluvia, insolación, granizo, mentadas de madre y fe inquebrantable en su propia lucha: "¡El pueblo, unido, jamás será vencido!"

Alerta roja

Flotando en los charcos, pisoteadas por la multitud que circulaba alrededor de la plaza, en el suelo había una que otra portada del periódico de la tarde que por tratar de meterle miedo a la gente y quitarle agua a la pecera del Peje había titulado en su portada a ocho columnas y letras enormes: "Alerta roja". Otra vez, como en la histórica mañana del 7 de abril del año pasado, cuando la televisión matutina advirtió a través de sus levantacejas que "dentro unas cuantas horas López Obrador puede destruir la economía nacional", y se llevó el chasco de su vida porque antes de ir a "entregarse" a la Cámara de Diputados que lo iba a desaforar, Andrés Manuel pronunció un discurso que subió tres puntos la Bolsa de Valores; otra vez, decía, como entonces, los estrategas políticos de Vicente Fox volvieron a tragarse la carnada, el anzuelo y la caña.

Al anunciar con varias semanas de antelación que ayer, primero de septiembre, el pueblo impediría que Fox leyera su sexto y último Informe, el espanto que esa iniciativa política insufló en el círculo compacto del Ejecutivo hizo el resto. Sacaron las tanquetas antimotines, disfrazaron soldados de policías federales, desplegaron barreras metálicas a lo largo de tres kilómetros alrededor de San Lázaro y se fortificaron como si esperaran el asalto al Palacio de Invierno de las hordas bolcheviques de San Petersburgo o, como suele decir la gente ahora, de San Pejesburgo.

Fox y su gabinete habían caído redonditos, aunque no lo sabían aún, pero entonces los señores coordinadores de las bancadas parlamentarias del PAN y del PRI se sacaron de la chistera un conejo completamente inesperado: excluyeron a los diputados del PRD de todas las comisiones legislativas, clausurando profilácticamente la mera posibilidad de que algunos representantes del movimiento fueran cooptados con la promesa de participar en grandes negocios turbios a corto plazo, una posibilidad siempre real pero cuya sola mención, después de lo de ayer, podría ser tomada como una ofensa.

Así que nanay: con el cerco militar que hizo de México el único país del mundo que hasta anoche tenía el recinto de su Poder Legislativo en manos de las fuerzas armadas, y con los diputados y senadores cohesionados doblemente en torno del plan a seguir, ayer en la mañana, mientras las rotativas del diario arriba citado imprimían miles de ejemplares con las palabrotas "Alerta roja" a todo trapo, en San Lázaro, con un cuaderno en el que tenía toda clase de flechas, rayas y nombres, el güero Javier González Garza, flamante coordinador de los diputados perredistas, explicaba a sus muchachos, de uno por uno, cómo iban a acercarse a la tribuna, de qué lado y en qué orden, para tomarla hasta que se retirara del palacio el señor Fox y las fuerzas armadas volvieran a sus cuarteles.

Más septiembre que nunca

En estas condiciones, a las cuatro de la tarde y ante un Zócalo inquieto y bullicioso que lo esperaba sin saber aún si la orden del jefe sería marchar a San Lázaro o -como especulaba un bromista- a Los Pinos "para meterse hasta la recámara de Fox", López Obrador salió de su tienda de campaña donde tiene su catre, su mesa, sus libros y una bandera nacional detrás de la silla donde se sienta, y formuló un llamado al Ejército. "Las fuerzas armadas no pueden volver a reprimir al pueblo como en 1968 o en otras ocasiones. Los militares no deben volver a ser usados, nunca más, para resolver los problemas creados por la ineptitud de los políticos. A cambio, nosotros nos vamos a quedar aquí y no vamos a buscar el enfrentamiento ni la violencia porque somos un movimiento pacífico y tenemos la razón. Sabemos que ganamos la Presidencia de la República y no vamos a permitir la imposición de un pelele".

Era un exhorto, en verdad, pero también la oferta de un trueque: no represión a cambio de paz en la tierra. Y preguntó a la gente: "¿Nos quedamos o vamos a San Lázaro? Que levanten la mano los que quieran que vayamos", y, conste, no fueron pocas las manos que ascendieron por el aire. Después indicó: "Bájenlas. Y ahora levántelas los que quieran que nos quedemos". Y como si a un puercoespín se le hubieran puesto todos los pelos de punta, decenas de miles de brazos crecieron como súbitas hojas de pasto en una cancha de futbol.

"¡Nos quedamos! Gracias. ¡Qué gusto me da siempre estar con ustedes", comentó, para retirarse. Luego comenzó la espera. Debajo del templete no había forma de subir a la pantalla grande una imagen de la televisión que transmitía por Internet. La llamada integración tecnológica según la cual en Europa ya pueden ver televisión en los celulares y chatear con la lavadora de ropa, aquí no lograba el milagro que todos esperaban: recibir las imágenes en vivo y en directo desde San Lázaro.

Y de pronto, cuando se soltó la lluvia, un amigo me habló desde Monterrey y me dejó un mensaje en la contestadora del teléfono con palabras como "tengo el cuero chinito de felicidad", mientras una voz de mujer, por la otra oreja, me informaba: "¡Ya tomaron la tribuna! Parecen miles y se ve chidísimo. No va a poder Fox".

En el Zócalo, mientras tanto, la gente aplaudía y gritaba consignas de apoyo a sus diputados y senadores, a los que nunca había sentido tan suyos. Y alguien dijo que éstos, desde la tribuna de San Lázaro, estaban coreando: "El Congreso no es cuartel, fuera Ejército de él", rima que la multitud asumió como propia y la vociferó sin desgañitarse. Pero la tensión estaba creciendo. Jesusa Rodríguez dijo a la plaza con alarma: "La televisión está diciendo en cadena nacional que Andrés Manuel va caminando a San Lázaro al frente de una turba. ¡Es mentira! ¡Andrés Manuel está aquí, trabajando en su tienda de campaña!"

Sonrisas y gestos de angustia, gritos de catarsis y manos que se tronaban los dedos. ¿Por qué había dicho eso la televisión, para incitar al Ejército, como si éste no fuera el primero en saber lo que estaba pasando? Pero entonces sobrevino el anuncio de que Fox estaba entregando su Informe en el vestíbulo de San Lázaro, y Claudia Sheinbaum tenía una microtelevisión donde el Ejecutivo, en efecto, colocaba una caja blanca sobre las manos de un legislador pero ya no parecía el jefe de las instituciones sino un elegante repartidor de pizzas, y poco después Jesusa decía que el hombre acababa de irse "por la puerta de atrás de la historia" y entonces, mientras el secretario de Gobernación huía de San Lázaro -¿a Los Pinos, a Bucareli, al aeropuerto?-, mágicamente, el gobierno de Alejandro Encinas encendió la iluminación de las fiestas patrias y todo septiembre entró de repente, otra vez, en la historia de México, y parecía más septiembre que nunca.

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Palacios Alcocer demandó hacer una revisión profunda de fórmulas institucionales

Hay gobernabilidad; el PRD estará en el juego democrático, afirmó Abascal

CIRO PEREZ, VICTOR BALLINAS, ENRIQUE MENDEZ Y ROBERTO GARDUÑO

Antes de que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ocupara la tribuna de la Cámara de Diputados e impidiera que el presidente Vicente Fox leyera su sexto Informe, el secretario de Gobernación, Carlos Abascal, aseguró que en México hay gobernabilidad y que el sol azteca estaría en el juego democrático.

"Te aseguro que el PRD, que está en este recinto con sus diputados y con sus senadores, va a estar en el juego democrático, parlamentario, porque tiene la capacidad, como segunda fuerza del país, para influir en el futuro de México; aquí está y aquí estará; eso es institucionalidad y está funcionando México", enfatizó.

Descartó que el gobierno federal vaya a recurrir al uso de la fuerza para desalojar los plantones instalados del Zócalo a la fuente de Petróleos, y aseguró que "el gobierno de la ciudad va a cumplir con su responsabilidad". En cuanto al cerco del Ejército y la Policía Federal Preventiva en torno de San Lázaro, Abascal lo justificó, al argumentar que si no se hubiera tomado esa decisión, se hubiera tachado de imprudentes a las autoridades.

Más tarde, luego que el presidente del Congreso, el panista Jorge Zermeño, diera por concluida la sesión, Reyes Tamez Guerra, titular de la Secretaría de Educación Pública, lamentó la actitud de los legisladores perredistas, y aseveró: "esto afecta a todo el país". Añadió que respeta todas las posturas, "pero no estamos de acuerdo con lo que sucedió".

A su vez, el canciller Luis Ernesto Derbez señaló que la ocupación de la tribuna por los legisladores del PRD, "fue muy gráfica y por ello los mexicanos tienen que tomar una decisión".

A su vez, al preguntársele sobre su posible dimisión por el conflicto en Oaxaca, el gobernador Ulises Ruiz respondió, enfático: "¡no, yo no voy a renunciar! ¡No voy a pedir licencia! El planteamiento de la desaparición de poderes está en el Senado. No le corresponde a mi gobierno, ni a los maestros, ni a la APPO definirlo; que sean los senadores de la República los que digan si procede o no".

Mientras, el presidente nacional del PRI, Mariano Palacios Alcocer, consideró que se debe hacer un ejercicio de revisión profunda del comportamiento de algunas de las fórmulas "institucionales que tenemos: se ha cumplido con la obligación constitucional (de asistir al Congreso y entregar el Informe), pero hay un lamentable deterioro político que se debe corregir".

Entrevistado en San Lázaro al término de la ceremonia del sexto Informe, Palacios Alcocer apuntó que el Congreso necesita repensar sus formas internas, fortalecer el diálogo entre todas las fuerzas políticas y recomponer la deteriorada vida institucional del país.

El PRI, abundó el dirigente, "dio muestras de ser un partido respetuoso de la legalidad, abierto al diálogo y deseoso de que se fortalezcan las instituciones nacionales".

En tanto, se pidió al diputado priísta Emilio Gamboa Patrón su opinión respecto a las acciones del PRD en San Lázaro. Contestó: "lo dije anteayer, que si el Presidente no encontraba las condiciones para rendir su Informe, que lo entregara y se fuera. Lamento mucho que en la casa del pueblo mexicano, que es la Cámara de Diputados, no podamos, a través de la negociación y privilegiando la política, llegar a algo que es importante: la civilidad de nuestro recinto".

Añadió que en la decisión presidencial de sólo entregar el Informe en el vestíbulo se debió a que "no iba a poder llegar a la mesa directiva y, en un acto de pragmatismo, dijo: 'no quiero violentar, no quiero provocar'; lo peor es que hubiese habido violencia".

Vean, aseveró Emilio Gamboa, "cómo entrega el Presidente a México; considero que estos hechos son culpa de él y de los compañeros del PRD, que no se han sentado a platicar y negociar".

Los priístas, afirmó, "estamos en contra de este cerco policiaco tan fuerte; han tenido problemas mis compañeras y compañeros diputados, senadores y senadoras de todos los partidos. Antes, en los 25 años que tengo de asistir a los informes, era muy distinta la entrada a San Lázaro, lo hacíamos con tranquilidad y paz social. Con el PRI nunca hubo cercos policiacos tan complicados como el de hoy. Lo condenamos abiertamente".

En tanto, el diputado pevemista Jorge Emilio González Martínez dijo que el presidente Fox "se dedicó a atacar a sus contrincantes políticos, se metió de más al proceso electoral, que fue inequitativo y parcial, y estos son los resultados de un mal gobierno, de una traición al pueblo de México, el no poder tener un sexto Informe".

No se justifica, manifestó, lo que hicieron los perredistas, "que es una posición radical, que no es buena ni sana para el país, y ante todo el mundo quedamos muy mal parados".

A su vez, el diputado panista Alvaro Elías Loredo, presidente de la mesa directiva de la 59 Legislatura, expuso que se iba satisfecho de que se haya instalado el Congreso, y respecto a la postura del PRD de que debería darle vergüenza por haber militarizado la seguridad para ingresar a San Lázaro, expresó: "me voy satisfecho de que el Congreso se haya instalado".

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Francotiradores del EMP, en azoteas cercanas a San Lázaro

Encapuchados buscaron tirar vallas y provocaron a agentes
  • Participaron 6 mil policías capitalinos sólo con escudos y toletes
  • Algunos simpatizantes de AMLO llegaron al cerco a protestar
ISRAEL DAVILA, SILVIA CHAVEZ Y JAVIER SALINAS CORRESPONSALES

A pesar del llamado que hizo en el Zócalo a sus seguidores el candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, a no acudir a las inmediaciones de la Cámara de Diputados para evitar cualquier confrontación, hubo grupos que de manera inesperada buscaron el choque con los miles de efectivos del Ejército Mexicano y policías federales y capitalinos que efectuaron un inédito cerco de seguridad.

Aun así, el reporte de las corporaciones policiacas y militares, tras la entrega del sexto Informe de gobierno de Vicente Fox al Congreso de la Unión, fue de saldo blanco.

A lo largo del día, sólo en dos puntos del cerco, que se extendió tres kilómetros a la redonda del recinto legislativo, se registraron incidentes menores.

La presencia de francotiradores del Estado Mayor Presidencial (EMP) en las azoteas de los edificios que circundan la Cámara de Diputados, los miles de policías que a pie reforzaron el cerco metálico y la estancia de una decena de vehículos antimotines en la zona resultaron innecesarios.

Apenas unas 400 personas desatendieron el llamado del candidato de PRD, PT y Convergencia y acudieron a diversos puntos del cerco metálico para protestar de manera pacífica.

Sin embargo, entre los manifestantes hubo grupúsculos que actuaron de manera distinta a la mayoría, ya que intentaron derribar algunas de las vallas metálicas y arrojaron objetos contra los policías apostados detrás del cerco.

El impresionante dispositivo de seguridad puesto en marcha este primero de septiembre podía observarse de manera amplia desde los vagones del Metro de la línea 4, debido a que ésta es elevada y circula por toda la avenida Congreso de la Unión.

Desde el Metro podía observarse cómo desde Héroes de Nacozari hasta avenida del Taller -de la estación Morelos a la terminal Santa Anita- las calles estaban bloqueadas con vallas, retenes de policías federales o capitalinos, además de efectivos militares.

En el cerco policiaco-militar participaron 6 mil elementos de la policía del Distrito Federal, los cuales fueron colocados como primer obstáculo para el avance de cualquier grupo de manifestantes.

Tan grande fue el dispositivo de seguridad que el cierre de vialidades se extendió hasta el cruce de Congreso de la Unión con el Viaducto Miguel Alemán, el Eje 3 Sur Morelos hasta Héroes de Nacozari, Eduardo Molina hasta Francisco del Paso y Troncoso.

En cada punto, alrededor de 25 efectivos federales resguardaban la zona detrás de barras metálicas que se colocaron para impedir el acceso a la Cámara de Diputados.

En tanto, los policías capitalinos lo único que tenían para protegerse de cualquier agresión eran sus escudos y toletes. Ni siquiera llevaban espinilleras. De estos agentes, la mitad eran granaderos y el resto elementos de tránsito.

Joel Ortega Cuevas, secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, informó que el número de elementos capitalinos representó el doble de los utilizados en el pasado Informe presidencial.

Los que llegaron

El cruce de Fray Servando Teresa de Mier y avenida Congreso de la Unión fue el escenario donde miembros de organizaciones como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y el Frente Popular Francisco Villa (FPFV) se limitaron a gritar consignas contra el presidente Vicente Fox y Felipe Calderón.

Sin embargo, al filo de las seis y media de la tarde fueron interrumpidos en un par de ocasiones por jóvenes fornidos, vestidos de civil, que golpearon el muro de metal y arrojaban a las fuerzas de seguridad pedazos de banqueta, envases, plantas y lo que tuvieran a la mano.

Integrantes del FPFV se organizaron rápidamente, y al tratar de rodearlos hicieron que éstos huyeran del lugar. Ante lo ocurrido, los integrantes de los grupos sociales mencionados optaron por retirarse del lugar.

En tanto, alrededor de 100 simpatizantes de la coalición Por el Bien de Todos arribaron a la esquina de Corregidora y Congreso. La manifestación pacífica, que empezó con gritos de "¡Fox traidor de la democracia!", se transformó después en una lluvia de flores, ya que los manifestantes lanzaron decenas al otro lado del cerco metálico.

Sin embargo, pasadas las seis de la tarde, cuando el número de perredistas era cercano a los 300, un grupo de jóvenes, con el rostro cubierto con paliacates y vestidos con ropa de color negro, llegó al cerco y comenzó a patear las láminas de la valla, y luego trató de derribar una parte de ésta, sin conseguirlo.

La gran mayoría de los manifestantes, que portaban banderolas del PRD o pancartas con la imagen de López Obrador, reprobaron esas maniobras e hicieron un llamado para que cesaran. Lo consiguieron de manera temporal.

Luego del arribo del presidente Vicente Fox a la Cámara de Diputados, los perredistas comenzaron a retirarse del lugar, no así el grupo de jóvenes con el rostro cubierto, quienes arremetieron de nueva cuenta contra el cerco. Esta vez de nada valió el argumento de "no a la violencia, basta con la presencia".

Durante 25 minutos, los muchachos y algunos hombres de más de 30 años lanzaron piedras, palos, botellas y algunos otros objetos que se encontraban tirados en la calle de Corregidora -como desecho de una construcción- contra los policías que estaban del otro lado de la valla.

Los perredistas se retiraron del lugar y sólo quedó la veintena de encapuchados, quienes se retiraron cuando una patrulla de la policía capitalina hizo su aparición detrás de ellos.

Por otra parte, en la esquina de Congreso de la Unión y Alarcón se montó un fuerte operativo de seguridad debido a que es uno de los accesos más cercanos a la Cámara de Diputados.

En este punto hubo algunas confusiones de los uniformados, pues cuando se supo que Andrés Manuel López Obrador pidió a sus seguidores no ir a las inmediaciones de San Lázaro, las rejas que se habían colocado para evitar el paso de los manifestantes se retiraron y, al grito del jefe del destacamento, rompieron filas; sin embargo, minutos después volvieron a su formación original, debido a que se acercaban varios simpatizantes del candidato perredista.

Cinco minutos después de las 7 de la noche, alrededor de 100 personas provenientes del estado de México arribaron a esa esquina, donde tras una breve pero intensa lluvia, gritaron consignas contra los policías que cercaban el lugar. Cuando se enteraron de que López Obrador decidió permanecer en el Zócalo, decidieron marcharse hacia la Plaza de la Constitución, sin que se presentaran incidentes, aunque algunos reporteros de radio transmitían en vivo un supuesto enfrentamiento físico.

Mirna Servín Vega, Josefina Quintero, Gustavo Castillo, Emir Olivares, José Galán y Gabriel León

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Navarrete exigía el retiro del cerco policiaco-militar cuando actuaron PRD y PT

La toma de la tribuna impide a Fox leer mensaje al Congreso

  • El Presidente ordenó sitiar San Lázaro sin aprobación del Legislativo, acusa el perredista
  • Diputados y senadores panistas fueron sorprendidos, esperaban la ocupación después de un receso
ENRIQUE MENDEZ, ROBERTO GARDUÑO Y CIRO PEREZ SILVA

Diputados y senadores del PRD ocuparon la tribuna del Palacio Legislativo para exigir el retiro de militares y policías del recinto, acción que impidió al presidente Vicente Fox dirigir su mensaje al Congreso Foto José Carlo González

Los grupos parlamentarios de los partidos de la Revolución Democrática (PRD) y del Trabajo (PT) en las cámaras de Diputados y Senadores evitaron ayer que el presidente Vicente Fox Quesadaleyera su último Informe de gobierno, al tomar la tribuna del Congreso de la Unión con el propósito de exigir el retiro de los elementos del Ejército y la Policía Federal Preventiva (PFP) del recinto parlamentario y de las calles aledañas al Palacio Legislativo de San Lázaro.

Los legisladores bajaron de la tribuna hasta que la Secretaría de Gobernación les informó, por conducto del coordinador de los diputados perredistas, Javier González Garza, que las fuerzas militares y policiacas ya habían levantado el cerco al Congreso. Esto ocurrió más de dos horas y media después de la toma, es decir, a las 21:38 horas.

Ante la ocupación de la tribuna camaral, el presidente de la mesa directiva, el diputado panista Jorge Zermeño, pidió a la secretaría general recibir el Informe escrito del presidente Fox, quien esperó un minuto en el lobby del recinto.

Me retiro de este recinto: Fox

El Presidente, rodeado por centenas de militares del Estado Mayor Presidencial (EMP), entregó el paquete y dijo que acudía a la sesión de apertura de sesiones del Congreso como establece el artículo 69 constitucional. "Ante la actitud de un grupo de legisladores que hace imposible la lectura del mensaje que he preparado para esta ocasión, me retiro de este recinto", dijo.

Sus palabras fueron transmitidas al salón de plenos, pero las bancadas perredistas pitaron los 128 silbatos de árbitro, modelo Fox 40 classic, que compraron en una tienda de deportes, y el ruido fue tal que la voz del mandatario se diluyó.

A las 18:50 horas de ayer, mientras el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete Ruiz, expresaba su rechazo a la ocupación policiaca y militar de la Cámara, que incluyó la presencia de francotiradores en las azoteas de edificios aledaños, los legisladores perredistas y petistas se levantaron de sus curules y caminaron hacia la mesa directiva.

Esta acción de los legisladores -que no contó con el respaldo de la bancada de Convergencia, pues sus integrantes sólo se mantuvieron de pie en sus curules- se llevó a cabo durante la lectura de posiciones de los partidos políticos y cuando recibieron una llamada telefónica que confirmaba que el presidente Fox salía de Los Pinos hacia el Congreso, en un momento de descuido de las filas panistas, que esperaban la toma de la tribuna durante el receso para esperar la entrada del Presidente al recinto.

El Ejecutivo violó la Constitución

En la tribuna, Carlos Navarrete reprochó que, en violación al artículo 29 constitucional, el jefe del Ejecutivo federal ordenó el sitio a la Cámara sin la aprobación del Congreso, como lo estipula dicho precepto: en "casos de invasión, perturbación grave de la paz pública o de cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto" se podrá "suspender en todo el país o en lugar determinado las garantías que fuesen obstáculo para hacer frente rápida y fácilmente a la situación".

Mientras los panistas permanecían sentados, Navarrete preguntó: "¿en qué momento, ciudadanos legisladores y legisladoras, cuándo este Congreso aprobó la suspensión de garantías contemplada en el artículo 29 constitucional? ¿Por qué a las afueras de este Palacio Legislativo y a varios kilómetros a la redonda se han suspendido de facto las garantías que establece nuestra Constitución?"

Un impresionante e indignante operativo de las fuerzas de seguridad, dijo, tiene cercada la casa del Congreso por tierra y aire, con lo que se agrede a los representantes de la nación y se impide el ejercicio de las libertades.

"Esta violación está a la vista del país", afirmó, y en ese momento un grupo de 12 diputados y senadores, que tenían la encomienda de dirigir cada uno a 10 más, se levantaron de sus curules y comenzaron a avanzar hacia la tribuna.

Zermeño lo interrumpió: "Permítame...", intervino, pero el perredista no se detuvo. "Está a la vista y está implementado por el Estado mexicano y ordenado por el Presidente de la República, que está obligado a guardar y hacer guardar la Constitución de todos los mexicanos. Esta violación a la Constitución no puede ser aceptada por este Congreso de ninguna manera".

Zermeño, atrás de quien ya se habían ubicado los senadores Graco Ramírez, Arturo Núñez y José Guadarrama, y el diputado González Garza, llamó a las bancadas perredista y petista a regresar "a sus asientos".

"Pido que me permita continuar mi discurso, ciudadano presidente", insistió el senador Navarrete. Situado a la izquierda del panista, el presidente de la Cámara de Senadores, Manlio Fabio Beltrones, se levantó de su curul y salió del salón.

"Solicito... señores legisladores, les pido que vuelvan a sus curules para que podamos continuar esta sesión en orden", insistió Zermeño. Pero el coordinador del PRD en el Senado se mantuvo firme: "Por ello, ciudadanos legisladores, no pronunciaré el discurso que expresa la opinión del Partido de la Revolución Democrática, pues no existen las condiciones para que el Congreso sesione y no abandonaré, ni mis compañeros lo harán, esta tribuna, hasta que se reanude la vigencia de las garantías constitucionales que han sido suspendidas de facto en una parte de la ciudad de México, ordenada por el presidente Vicente Fox Quesada".

Detrás de él, el diputado Emilio Ulloa Pérez sostenía un ejemplar de la Constitución, como hizo el resto de sus compañeros, así como banderas de México y cartulinas donde se insistía en que Fox es un traidor a la democracia. "¡Fuera, fuera, fuera...!", gritaron en reclamo a la salida de policías y militares, así como "¡Sufragio efectivo, no imposición!"

Zermeño pasó de la solicitud para que los legisladores permitieran continuar la sesión y "respeten el recinto y la asamblea" a exigir a perredistas y petistas, después de declarar un receso a las siete de la noche, "que pasen a sus asientos".

Mientras, la Presidencia de la República utilizó como señuelos dos helicópteros Super Puma para distraer la atención y hacer creer que el mandatario llegaría por aire. Sin embargo, Vicente Fox arribó en la camioneta presidencial e ingresó a la Cámara por la entrada principal.

En ese instante, Zermeño declaró reanudada la sesión. "Y en virtud de que no existen condiciones -dijo- para el uso de la tribuna, solicito a la secretaría reciba en el recinto de este Palacio Legislativo el Informe por escrito que presenta el presidente de la República, Vicente Fox".

Una vez que éste entregó el documento, el panista declaró que el Ejecutivo federal cumplió con lo establecido en el artículo 69 constitucional, al estar presente en la apertura de sesiones y entregar por escrito su Informe.

Después declaró cerrada la sesión y citó para la ordinaria del martes 5 de septiembre, donde el prianato y sus apéndices de los partidos Verde Ecologista y Nueva Alianza modificarán la Ley Orgánica del Congreso para beneficiar al PRI que, como tercera fuerza, ocupará la Junta de Coordinación Política.

En el salón sólo se mantuvieron los legisladores de PRD, PT y Convergencia, que seguían al margen. Arriba, en el segundo piso de las galerías, los servicios médicos de la Cámara atendían a Víctor Manuel Vázquez Fernández, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Baja California, quien sufrió un infarto.

De salida, el titular de la Secretaría de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, se enfrentó verbalmente con el diputado oaxaqueño de Convergencia, Alberto Esteva, quien le había entregado un ejemplar del diario Noticias para que se enterara, le dijo, de lo que ocurre en Oaxaca. "¿Y así va a ser usted representante popular?", le soltó Abascal mientras arrojaba el periódico a los pies del diputado. "¡Qué vergüenza y qué cobarde es usted!", replicó Esteva.

El senador Gonzalo Yáñez calificó la acción de rechazo a la ocupación militar como un éxito, sobre todo porque permitió, a su vez, que se terminara finalmente con la ceremonia no republicana de que el Ejecutivo hablara ante el Poder Legislativo sin la mínima oportunidad de intercambiar ideas y posiciones.

Después de las nueve de la noche, González Garza reunió a los legisladores, al pie de la presidencia de la mesa directiva, para informarles que Abascal le llamó para asegurarle que, a su vez, Zermeño le había pedido retirar a la fuerza pública.

"Los felicito -les dijo-, porque no se rompió una planta. Acabo de dar una conferencia de prensa donde dije que no podíamos quedarnos sentaditos, sin que nos escuchara, porque él es el ilegal, porque tiene años de confabularse. Y esta acción fue una decisión preventiva porque no pasó nada aquí ni afuera".

Ante la prensa, dijo que "ningún Congreso, en un país democrático, puede laborar sobre la base de la ocupación militar. Nos parece irresponsable". González Garza insistió en que tomar la tribuna fue "un acto preventivo", y que lo que hicieron fue "para que no sucediera nada. Teníamos temor fundado de provocaciones por parte del gobierno federal. Nosotros pedimos a los compañeros del Zócalo que no se acercaran a este Palacio Legislativo con el propósito de no enfrentar una provocación. Nos dimos a la tarea de resolver este asunto sin que hubiese un solo herido... no se rompió una planta". Insistió en que a su partido le correspondía presidir la mesa directiva y así poder escuchar y contestar el Informe, pero hubo una decisión: Héctor Larios, que dijo a la prensa: "yo tenía un mandato para que ustedes no contestaran".

"Y nos quitaron la palabra en el parlamento. Y querían que nos quedásemos callados cuando Fox tiene años en una actitud ilegal tratando de expulsar de las filas contrarias a sus contrincantes; tiene años de confabulación en contra de un candidato presidencial".

Después de las 10 de la noche, los legisladores se retiraron. En el Zócalo los esperaban -por invitación de Andrés Manuel López Obrador- los simpatizantes perredistas.


Por : trueeyes




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