Análisis Político
9:34 a. m.
Jorge Alcocer José Gil Olmos "Proceso" México, D.F., 25 de octubre (apro).- Jorge Alcocer, exsocialista, expriista, excolaborador cardenista y ahora asesor del panista Felipe Calderón para entablar relaciones con el Congreso, ha comenzado a difundir su encomienda de establecer un diálogo con todos los actores políticos para lograr las reformas energética, laboral y hacendaria que Vicente Fox no pudo concretar en su sexenio. Pero mal comienza Alcocer cuando plantea la idea de que aun cuando no se lleguen a acuerdos, lo importante es dialogar, pues es evidente que, al menos en México, los políticos no buscan dialogar sólo por que sí, sino para lograr objetivos específicos y defender intereses particulares. El papel que Jorge Alcocer va a desempeñar como enlace del Ejecutivo con el Legislativo tiene una importancia estratégica en los planes de Felipe Calderón. Será el eslabón legislativo que Fox nunca pudo tener en seis años de gobierno. Sin embargo, Alcocer tiene ante sí varios problemas que resolver, primero ganarse el respecto como interlocutor de peso ante los demás partidos en los que trabajo o militó y que ahora los tendrá como oponentes. ¿Es confiable un interlocutor que dejó atrás principios de izquierda para ser asesor directo de priistas como Francisco Labastida Ochoa, tanto como secretario de Gobernación como en su calidad de candidato presidencial en el 2000? Es previsible que priistas y perredistas lo vean con un recelo natural a la hora de dialogar, sobre todo cuando se pase a la etapa de la negociación, es decir, cuando las palabras tengan que convertirse en hechos: qué me ofreces a cambio de obtener lo que quieres. Si el enviado de Calderón parte de la idea de que lo importante es hablar, aunque no se llegue a acuerdos, es previsible que en los próximos seis años tampoco veamos avances en las reformas legislativas. Con esta idea planteada en su reciente artículo titulado "Diálogo", Alcocer está mostrando la escasa experiencia que tiene como negociador político, a pesar que intentó serlo cuando fue subsecretario de Gobernación con Labastida. "Sin pedir a nadie que renuncie a sus convicciones y visiones, el diálogo para definir una agenda pactada entre los dos poderes podría empezar con un pequeño paso: transitar de las intenciones generales a la identificación de los temas legislativos, y convertir éstos en iniciativas concretas para la reforma de normas jurídicas", plantea el exintegrante del Partido Socialista Unificado de México (PSUM). Esta idea suena muy bien en la teoría, pero en la práctica es donde hay que ver cómo se aplica. ¿Cómo pedirles a personajes de larga historia política, como Elba Esther Gordillo, Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa, Francisco Labastida, Jesús Murillo Karam, Dante Delgado Rannauro, José Murat, entre muchos otros, que olviden sus convicciones e intereses para sacar acuerdos? Para los oídos curtidos de estos y otros negociadores legislativos, suena onírica y pueril esta propuesta de dialogar haciendo a un lado "convicciones y visiones" que lanza desde ahora Alcocer. Es evidente que existen posiciones interesadas, política y económicamente, en las fracciones partidistas del Congreso de la Unión, y que cada uno de los actores trae debajo del brazo su propio portafolio. Ante esto Alcocer, en tanto representante de Calderón, tendrá que mostrar suficiente representatividad y márgenes de acción para conceder algunas cosas con tal de lograr lo que se quiere. "El diálogo es el instrumento natural en la construcción de acuerdos; dialogar tiene un valor en sí mismo, pues como dice Norberto Bobbio, aunque no lleguemos a acuerdos, dialogar sirve, al menos, para saber lo que cada uno piensa. Negarse al diálogo es negar la política", manifiesta Alcocer. ¿Esto es lo que quiere Calderón? ¿Así planea cambiar de manera radical la relación del Ejecutivo con un Poder Legislativo atomizado hasta en los propios partidos? ¿O qué tanto está dispuesto a ceder para conseguir sus objetivos? La pregunta que finalmente resulta de todo esto es si Alcocer será el negociador que necesita el próximo presidente o estamos sólo ante una pantalla y el verdadero portavoz presidencial será Elba Esther Gordillo, como ya se percibe. Es evidente que Calderón tiene el mismo problema que Fox, la carencia de negociadores capaces de resolver el galimatías que representa la red de intereses particulares que los políticos mexicanos han tejido a su alrededor. A su alrededor solamente se ven a personajes ambiciosos pero de poca monta como Juan Camilo Mouriño, quien carece de la inteligencia y la experiencia política suficientes para desenmarañar los conflictos por venir. Y Jorge Alcocer tampoco parece serlo. Al menos no con el planteamiento que ha lanzado de dialogar aunque no se llegue a acuerdos. [+/-] muestra/oculta esta entrada |