Editoriales del 11 de septiembre
1:07 p. m.
Encrucijadas Detrás de la Noticia Ricardo Rocha "El Universal" L os dos personajes alrededor de los cuales han girado estos 100 días enfrentan sendas disyuntivas. Las de Felipe Calderón son evidentes: transitar un territorio comanche que le será hostil aun en zonas tan resguardadas como el Tribunal Electoral; desmarcarse de un presidente que nunca lo quiso y que ahora significa un lastre gigantesco, un fardo imposible de llevar a cuestas e implementar inmediatamente una estrategia de legitimación que le dé un mínimo margen de maniobra. Y es que fue un Tribunal tan "sin embargo". Una expresión que usaron 38 veces los señores magistrados, para decir por ejemplo que: "el presidente Fox puso en grave riesgo el proceso electoral... sin embargo; el Consejo Coordinador Empresarial quebró la ley... sin embargo; el IFE se adelantó con el resultado... sin embargo", y así por el estilo. Una resolución en la que los magistrados echaron a un lado los argumentos legales para erigirse en contradictorios mercadólogos de la opinión pública: "no hay elementos para medir el impacto de esa campaña negativa"; en sentido contrario, "esos spots se diluyeron en un mes" o "las expresiones del señor Aznar fueron compensadas por las reacciones en contra". En cambio, ni una sola palabra sobre el recuento de las 11 mil y tantas casillas. Total, un galimatías que sólo vino a deteriorar todavía mas la credibilidad en el proceso del 2 de julio. Felipe Calderón fue declarado por el TEPJF Presidente electo de la República. Ese es un hecho incontrovertible. Cosa juzgada. Pero el Tribunal no pudo o no supo darle a Felipe una argumentación medianamente confiable, una vez que los magistrados perdieron la oportunidad histórica del voto por voto, que hubiera dado certidumbre a una elección manchada por la sospecha de fraude o, en el mejor de los casos, marcada por la inequidad más descarada. Con todas estas cargas, Felipe tiene que convencer a la tercera parte de mexicanos que no votó, pero sobre todo a un rabioso tercio de millones de mexicanos que se sienten defraudados con su voto. Por cierto, la etapa de la crispación ya pasó. Ahora viene lo peor: la exacerbación. Basten de ejemplo algunas llamadas o correos electrónicos verdaderamente espeluznantes, de uno u otro bando. Lágrimas que ahogan frustraciones, impotencias o dolores muy profundos de lo que pudo haber sido y no fue. Pero también una polarización manifiesta y rabiosa en la calle y lugares públicos. Visiones y expresiones enfurecidas de vencedores y vencidos. Como si se tratase del todo o nada. El síndrome Marlboro del que ya hablaré un día. Un México dividido y confrontado, escindido por un manejo irresponsable y caótico de un gobierno que emponzoñó a los mexicanos como ningún otro lo había hecho antes en toda la historia. De ese tamaño es el desafío de un Felipe Calderón que además llega confrontado con Fox y con la dirigencia formal de su partido. Que el mismo día de su unción quisieron robarle cámara con el machacón mensaje: la elección la ganamos nosotros, no tú. En el otro extremo, Andrés Manuel López Obrador prepara una Convención Nacional Democrática donde apuesta su resto, ya no como candidato sino como líder social de millones de mexicanos. Nadie podría anticipar qué va a pasar exactamente el 16 de septiembre después del desfile. López obrador no es un político predecible. Tampoco convencional. Y parece estar dispuesto a todo, hasta las últimas consecuencias. Andrés Manuel también enfrenta su encrucijada: encabezar un gobierno paralelo desde donde -y eso todavía no está muy claro- empujará reformas e iniciativas de gobierno. La alternativa es encabezar formalmente el PRD y desde ahí proponer institucionalmente los cambios que ofertó en su campaña sobre todo para quienes menos tienen. Pero antes debe cavilar y resolver hasta dónde puede estirar la liga. Qué hará en las próximas, patrióticas y exacerbantes fechas del 13, 15 y 16 de septiembre. Cómo aprovechar su formidable capacidad de convocatoria en beneficio de sus mejores causas y frente al hecho consumado. De lo que decidan Felipe y Andrés Manuel dependerá en gran medida el hoy y el mañana de todos nosotros. [+/-] muestra/oculta esta entrada |