Sobre el grito
9:24 p. m.
Disparates... Grito de Fox pasado por agua; rechifla a Abascal en el Zócalo Impresionante operativo de seguridad con 3 mil 500 elementos copó la cuna de la Independencia En Dolores, el Presidente agregó vivas a la democracia, a las instituciones y a la unidad MARTIN DIEGO RODRIGUEZ CORRESPONSAL El presidente Vicente Fox y Marta Sahagún, en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores. En la siguiente gráfica, Carlos Abascal, Joel Ortega, Alejandro Encinas, su esposa, María Nájera, y la senadora Rosario Ibarra de Piedra, durante el festejo patrio en la Plaza de la Constitución Fotos Francisco Olvera y José Antonio López Dolores Hidalgo, Gto., 15 de septiembre. El presidente Vicente Fox agregó tres elementos más a la tradicional arenga de la Independencia: ''¡viva nuestra democracia!, ¡vivan nuestras instituciones!, ¡viva la unidad de las y los mexicanos!'', gritó, para concluir con tres vivas a México en medio de la coyuntura poselectoral que lo obligó a modificar sus planes de encabezar la ceremonia oficial en Palacio Nacional. Todo bajo un fuerte aguacero y un impresionante dispositivo de seguridad que incluyó el despliegue de casi 3 mil 500 elementos del Estado Mayor Presidencial y de las fuerzas de apoyo de la Policía Federal Preventiva. El mandatario de la nación fue arropado aquí por los asistentes a la plazoleta Hidalgo, quienes lo recibieron con porras y gritos a su favor. Durante su recorrido, el mandatario fue acompañado por el vicepresidente de la mesa directiva del Senado de la República, Francisco Arroyo Vieyra; el presidente del Congreso de la Unión, Jorge Zermeño Infante; el presidente del Poder Judicial del estado, Mario Gutiérrez Covarrubias; el gobernador de Guanajuato, Juan Carlos Romero Hicks, y el alcalde de Dolores, Felipe de Jesús García Olvera. La estancia del presidente Vicente Fox Quesada fue breve para el acto conmemorativo del 196 aniversario de la arenga independentista. De hecho, la llegada del mandatario ocurrió cerca de las 22:20, hora en que arreció la lluvia, lo que obligó a los invitados especiales a guarecerse. El primero en correr a refugiarse fue el procurador general de la República, Daniel Cabeza de Vaca, y después fue seguido por otros convidados. Los hermanos del mandatario federal, José, Cristóbal y Luz María Fox Quesada, así como sus familias, corrieron a los portales de la presidencia municipal para cubrirse del aguacero Los asistentes que, por cierto, apenas fueron 5 mil de los 12 mil que normalmente asisten al acto conmemorativo, dieron tal abucheo a los invitados especiales que buscaban no mojarse, que éstos tuvieron que regresar al lugar de donde venían. Durante la espera, Marta Sahagún de Fox, quien se hizo acompañar por sus nietas Mónica y María, buscaba un paraguas para proteger a las niñas de su hijo Manuel Bribiesca, quien a pesar de ser invitado de honor de las autoridades locales, no llegó a ocupar su asiento. A las 23:05, el presidente Fox cruzó por el atrio de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores. Caminó unos cuantos pasos hasta recibir el lábaro patrio y se colocó en las escalinatas para hacer la arenga por el inicio de la lucha de Independencia. ''Mexicanas y mexicanos: ¡Viva nuestra Independencia! ¡Vivan los héroes que nos dieron patria y libertad! ¡Viva Hidalgo! ¡Viva Morelos! ¡Viva Allende! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Leona Vicario! ¡Viva nuestra democracia! ¡Vivan nuestras instituciones! ¡Viva la unidad de las y los mexicanos! ¡Viva México!'' A pesar de que es tradicional que el mandatario en turno acuda a la casa de visitas a una recepción organizada por las autoridades municipal y estatal, el Presidente de México regresó casi de inmediato al helipuerto, ubicado en la unidad deportiva local, con el propósito de regresar a la ciudad de México. A las 23:30 horas, el helicóptero presidencial sobrevoló la Plazoleta Hidalgo para recoger a su pasajero. Por primera vez, las autoridades municipales proyectaron un video sobre la fachada estilo barroco de la parroquia; por primera vez, inclusive, se anunció un espectáculo de luz y sonido que, sin embargo, apenas fue disfrutado por unas cuantas personas. Por la tarde, en la casa donde vivió el cura Miguel Hidalgo se organizó una reunión a la que asistieron Sergio García de Alba, secretario de Economía; Ana Teresa Aranda, titular de la Secretaría de Desarrollo Social; Daniel Cabeza de Vaca Hernández, procurador general de la República; Eduardo Medina Mora, secretario de Seguridad Pública federal; Eduardo Romero Ramos, titular de la Secretaría de Función Pública, quien recientemente exoneró a los hijos de Marta Sahagún y otros funcionarios del gabinete federal de las acusaciones de tráfico de influencias y corrupción que pendían sobre ellos. Aunque el pasado 25 de agosto en esta misma ciudad el mandatario federal aseguró que la arenga independentista la encabezaría ''en el corazón de la patria'', el exhorto del Senado de la República y la supuesta falta de condiciones para que encabezara la festividad en Palacio Nacional lo obligaron a recuperar una tradición que no tenía la intención de continuar: encabezar los festejos patrios en el mismo lugar donde Miguel Hidalgo y Costilla se declaró en guerra contra las instituciones de su tiempo. Desde muy temprano la cuna de la Independencia fue sitiada por al menos 3 mil 500 elementos del Estado Mayor Presidencial y diversos cuerpos de seguridad. De hecho, en esta ocasión se montó un dispositivo de seguridad que superó el que se desplegó para recibir al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. Las avenidas principales, que incluyen la calzada de los Héroes, avenida José Alfredo Jiménez, calzadas Sur y Norte, que son las arterias de acceso a la ciudad, fueron bloqueadas por los retenes de las fuerzas armadas y sólo se podía ingresar tras presentar una identificación oficial. En el centro de Dolores Hidalgo se colocaron 15 detectores de metales que fueron reforzados por la presencia de efectivos militares y de la policía local. En esta ocasión las fuerzas de seguridad pública del estado de Guanajuato fueron asignadas a retener a posibles manifestntes en las carreteras estatales. A la entrada a esta demarcación también se colocaron retenes de la Policía Federal Preventiva. Ahí se obligó a descender de camiones y autos particulares a los ocupantes con la finalidad de hacer una exhaustiva revisión del interior de las unidades. La excesiva vigilancia provocó malestar entre los comerciantes del primer cuadro de Dolores Hidalgo, quienes argumentaron que este día es el único que representa buenas ganancias, ''pero no han venido muchas personas y las que pueden llegar no entran por el exceso de vigilancia que hay''. Inclusive, en la plaza principal de la ciudad se tenía previsto que se colocaran puestos de comida típica para la verbena popular que se realizaría después del acto oficial, pero el retén militar obligó a que se retiraran. Cabe señalar que el presidente municipal, Felipe de Jesús García Olvera, negó que se haya aplicado un operativo especial para la seguridad de la celebración del Grito de Independencia. Sin embargo, todas las calles del primer cuadro de la ciudad fueron prácticamente tomadas por los efectivos de seguridad. ---------------------> Desde el Antiguo Palacio del Ayuntamiento Encinas vitoreó a Juárez y a la soberanía popular ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ Con una arenga a Benito Juárez y a la soberanía popular, y la repulsa de la gente al secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas Rodríguez, encabezó anoche la ceremonia del Grito de Independencia en el Zócalo capitalino, desde uno de los balcones del Antiguo Palacio del Ayuntamiento. La ceremonia fue tal como lo había anunciado Encinas al mediodía, durante la reinauguración de la Columna de la Independencia: ''Republicana, con mucha austeridad e institucional''. Pero también ''muy festiva'', aseguró. Tres minutos antes de las 23 horas, Encinas Rodríguez gritó los tradicionales vivas a Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Ignacio Allende, Josefa Ortiz de Domínguez, Vicente Guerrero, a los que agregó el nombre de Benito Juárez y un viva especial a la soberanía popular, para terminar con los tres tradicionales vivas a México, hacer tañer 19 veces la campana colocada para la ocasión y ondear la bandera nacional ante el júbilo de los miles de asistentes a la Plaza de la Constitución. Funcionarios, políticos e intelectuales, invitados al acto Desde las 9 de la noche comenzaron a llegar los invitados especiales al palacio virreinal y entre los primeros estuvo la representante del Frente Amplio Progresista, senadora Rosario Ibarra de Piedra. La mayoría fueron funcionarios de la administración pública capitalina, quienes llegaron acompañados por sus familias. También se vio llegar al escritor Carlos Monsiváis, Porfirio Muñoz Ledo, la senadora Yeidckol Polevnsky, así como ex funcionarios del gobierno capitalino que dejaron sus funciones para unirse a la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Encinas Rodríguez llegó al edificio de gobierno alrededor de las 22 horas, acompañado por su esposa, María Nájera. Unos minutos después, el secretario de Gobierno, Ricardo Ruiz, salió del inmueble y caminó hacia la calle 5 de Febrero para recibir al secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, quien fue recibido por una rechifla de la gente y gritos de ''¡fuera, fuera, fuera!'', ''¡culero, culero!'' y ''¡fuera fecal!'', por lo que aceleró el paso bajo los portales del edificio para alcanzar la entrada principal del Antiguo Palacio del Ayuntamiento. Otra sorpresa en la ceremonia fue que quienes escoltaron la bandera, saliendo del salón de cabildos en el extremo poniente del edificio rumbo a la oficina de Encinas Rodríguez, fueron integrantes del Heroico Cuerpo de Bomberos. Puños en alto Esto pudo ser visto por las miles de personas que acudieron al Zócalo capitalino, a través de las tres pantallas gigantes instaladas por el Frente Amplio Progresista junto al templete ubicado ante Palacio Nacional, desde el cual la actriz Jesusa Rodríguez dirigía los actos previos a la ceremonia cívica. La ceremonia cívica con que se conmemora el inicio de la guerra de Independencia culminó con 14 minutos de juegos pirotécnicos y la interpretación del Himno Nacional, que como nunca antes, en una ceremonia del Grito, se cantó en el Zócalo y los balcones del edificio virreinal con los puños en alto. -----------------> ¡Sí se pudo... Obrador!, clamor en el Zócalo durante el Grito Junto a Encinas, Abascal fue testigo de reclamos a Calderón AMLO escuchó la ceremonia en el templete desde el cual dirigió la resistencia; a la medianoche empezaron a desmantelarlo ENRIQUE MENDEZ Y ANDREA BECERRIL Seguidores de Andrés Manuel López Obrador celebran en el Zócalo el Grito de Independencia Foto Carlos Ramos Mamahua El otro grito, surgido de la multitud reunida en la Plaza de la Constitución, anoche fue "¡Obrador, Obrador, Obrador!". Antes y después de que el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas, recordara, desde el antiguo Palacio del Ayuntamiento, a los héroes de la Independencia e incluyera en su arenga a Benito Juárez y, en referencia directa al movimiento de resistencia civil y a la convención nacional democrática, gritara también "¡Viva la soberanía popular!", el Zócalo en pleno repitió: "¡Sí se pudo, sí se pudo!". Desde el templete de la resistencia, colocado en el otro extremo de la plaza, Andrés Manuel López Obrador siguió la ceremonia del 196 aniversario del inicio de la guerra de Independencia; gozó los juegos pirotécnicos que por más de 15 minutos iluminaron el cielo del Centro Histórico y luego se retiró, discreto, por una valla hacia la entrada de la estación Zócalo del Metro, para cruzar por el pasaje Pino Suárez y salir a la calle. También por esa entrada del Metro llegó, a las 10 y media de la noche. Al retirarse, todavía escuchó los gritos de sus simpatizantes, presentes hasta el final: "¡Es un honor estar con Obrador!", clamor que llegó también hasta el balcón donde el secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, presenciaba la ceremonia del Grito, mientras la senadora Rosario Ibarra levantaba el puño izquierdo. Abascal debió escuchar también el coro final de las miles de personas que anoche llenaron la Plaza de la Constitución, y que resume el sentir que definió la fiesta popular: "¡Felipe, entiende, la gente no te quiere!" Porque, además, la noche del 15 de septiembre del año de las elecciones no sólo fue distinta porque Fox dejó abandonado el balcón central de Palacio Nacional, sino porque la celebración evocó el ambiente cívico y de protesta que se dio aquella madrugada de hace 196 años, en Dolores Hidalgo. Un Zócalo distinto, donde todo el día confluyeron familias completas, turistas extranjeros, pero sobre todo los miles de ciudadanos que participan en el movimiento de resistencia civil y, hoy, en la convención nacional democrática. Sentado en una silla rescatada de los vestigios del campamento de Zacatecas, el diputado Raymundo Cárdenas veía transcurrir la verbena y la noche. Reflexionó: "es la primera vez que el Distrito Federal se convierte en la vanguardia de un movimiento social tan importante. En la historia nacional, la declaración de Independencia; los constituyentes de 1857 y 1917; la Revolución de 1910, con la toma de Zacatecas; la batalla de Torreón, todo fue en el interior de la República". Y es hasta hoy -dijo- que la capital del país, que en otros tiempos recibió a Maximiliano, al Ejército Trigarante, que sufrió la invasión estadunidense, es precursora e impulsora de la mayor protesta ciudadana y de la convención nacional democrática, de la que está "seguro de que saldrá una nueva República". Ese espíritu de rebeldía corrió por toda la plaza donde, a diferencia de otros años, los puestos de elotes y buñuelos se quedaron lejos, en Madero y hasta el Eje Central, para dar paso a pequeñas mesas de registro de delegados de última hora a la convención, y de toda una iconografía de López Obrador y su movimiento de resistencia. Pocos eran los carritos de banderas, cornetas, matracas y otros artículos típicos de la fiesta septembrina. En cambio, abundaron los vendedores de playeras con la imagen del Peje en versiones inagotables. La que más se vendió -un marchante acabó 400 de un jalón- fue la elaborada por el taller Resiste Arte, que incluyó en sus prendas el mensaje: "yo (un corazón rojo) al Peje". Literalmente voló, entre manos que se lo arrebataron, un cuadernillo a colores llamado 80 carteles de las asambleas populares, con imágenes de la resistencia que nacieron y se reprodujeron con abundancia a lo largo de 47 días. A las ocho, al prenderse la iluminación, la tarde dio paso a la noche y un grito de júbilo se escuchó en una plaza ocupada en ese momento a la mitad, pero que fue llenándose conforme se acercaba la hora del Grito. Cerca de las nueve ingresaron al Zócalo, por Madero, cientos de oaxaqueños con dos bandas musicales, que gritaron: "¡Es un honor estar con Obrador!" Miles de carteles con la foto de Calderón y la frase "no pasarás" se entregaron por una cuota de recuperación voluntaria a todo el que quiso, para que encima de la imagen escribiera su sentir. Y los mensajes fueron desde: "Felipe, entiende, la gente no te quiere", o "nunca serás mi Presidente", hasta otros más duros, como "este imbécil se está burlando de México". Los ciudadanos reciclaron de los campamentos una cartulina con la Oración al fraude: "Monseñor Abascal, ayúdale a Fecal. Santo IFE devoto, auméntale los votos. Santa televisión, bendice la elección. San Marcial Maciel, ruega por él". El festival artístico popular en el templete mantuvo el ánimo, sobre todo la actuación de Eugenia León, como preludio del Grito. El único desliz fue el de Regina Orozco, quien se equivocó en dos ocasiones al interpretar el Himno Nacional. No hubo un solo incidente violento. A la medianoche, como se había anticipado, se cortó la energía eléctrica y comenzó a desmontarse, ahora sí, el templete desde el que López Obrador condujo por 47 días la primera etapa de la resistencia civil. ----------------------> Pablo González Casanova, Gilberto López y Rivas y Luis Hernández Navarro La gran mentira y las alternativas de un México democrático Celebración del Grito de Independencia en el Zócalo de la ciudad de México Foto José Antonio López Es indudable que México ha sido víctima de una elección fraudulenta que tiene el respaldo abierto de las grandes potencias encabezadas por Estados Unidos. Bajo la responsabilidad directa de Vicente Fox, ex gerente de Coca Cola; del gobierno que encabeza con antiguos empleados de compañías trasnacionales; del Partido Acción Nacional, controlado por quienes han traicionado sus propios proyectos de democratización; apoyado por los grandes patrones, los medios electrónicos y la gran prensa de México y el extranjero, el poder dominante ha impuesto como verdad la gran mentira de que Felipe Calderón -otro hombre de negocios público-privados- "triunfó" (mentira) en unas "elecciones transparentes" (mentira), que se niega a reconocer un líder "populista" (mentira), que "debería respetar las reglas de la democracia, y que por ambiciones personales no lo hace" (sarta de mentiras), el cual cuenta con el apoyo de "grupos de alborotadores que quieren imponer su voluntad sobre la de la mayoría, a los que alienta una "izquierda anticuada" que no corresponde a lo que (según ellos) debería ser "la izquierda moderna", y a quienes en realidad encabeza una plebe que ignora lo que es la democracia y la ciudadanía (sarta de mentiras de "segundo orden" en que se pretende "representar" lo que el depredador está usurpando). En realidad, la gran mentira sobre los resultados electorales de 2006 oculta el proyecto de saqueo del petróleo y otros recursos naturales; la privatización de la electricidad y los servicios de salud y seguridad social, así como un nuevo aumento a la carga impositiva que pesa sobre la población de escasos recursos y sobre los pobres de México. La gran mentira es parte de un proyecto de conquista y colonización del mundo, en que a las murallas de Jerusalén se añaden otras, como las que está construyendo el gobierno de Estados Unidos en más 3 mil kilómetros de la frontera con México. Esa muralla no sólo se construye tras el saqueo a que fue sometida la República Mexicana por Estados Unidos con el llamado Tratado de Libre Comercio de América del Norte; es también un claro indicador de las medidas complementarias con que la mismas fuerzas piensan ahora empobrecer todavía más al país y arrebatarle el resto del capital nacional y social que genera empleos. La inmensa muralla que levanta Estados Unidos en la frontera con México corresponde a la decisión de reprimir "a como dé lugar" ("as necessary") a los millones y millones de mexicanos y mexicanas sin trabajo que pretendan salir de la ratonera de inseguridad, insalubridad, analfabetismo y miseria en que muy bien saben que van a convertir a México, como "efecto lateral" del gran saqueo y represión que ya anuncia el presidente electo por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en discursos dizque "institucionales", "conciliadores" y "democráticos" que, como primera opción, parecen partidarios de un "saqueo legal y pacífico". La gran mentira entraña también declarar una "guerra justa" al pueblo de México y a una ciudadanía que ha dado muestras de combatividad y creatividad ejemplares. México, como ya ha ocurrido antes en su historia, está realizando una aportación notable a la historia universal. Hoy, el pueblo se encuentra en un proceso de redefinición de la democracia electoral. Al defender el voto como lo hace, bajo el clamor de "Sufragio efectivo y no imposición", lucha contra la democracia enajenada y por rescatar el poder del pueblo y la ciudadanía, que desde hace tanto tiempo detentan las mafias de las antiguas y nuevas oligarquías. El pueblo mexicano también lucha (entre contradicciones) por estructurar su propio poder en formas no autoritarias, ni populistas ni totalitarias, y con profundo sentido democrático, nacional y de justicia social. El voto, en un país de ciudadanos cuya inmensa mayoría está constituida por pobres y muy pobres, y por empobrecidos cada vez más numerosos, entraña un significado de libertad y justicia. El voto, en un país de pobres no puede elegir -y no eligió- a un abierto representante de las mafias político-económicas del gran capital y las potencias imperialistas, que ayer como hoy atacan al pueblo y la ciudadanía de México desde Estados Unidos, España y Francia. En las elecciones de 2006, Andrés Manuel López Obrador, para millones de mexicanos, ofrece una esperanza nacional y social frente a la abierta y agresiva amenaza de quien antes de llegar a la Presidencia usurpada, como Felipe Calderón, ya prometía entregar todo lo que él y los suyos no han podido malvender de México a las megaempresas imperiales y sus asociados y subordinados locales. No cabe la menor duda de que el voto de la ciudadanía fue favorable a Andrés Manuel López Obrador. Defender su triunfo ha sido tarea de un pueblo pobre, de una ciudadanía de pobres apoyados por inmensos sectores de las clases medias empobrecidas, todos animados por los valores de la libertad, la justicia y la soberanía. Las protestas y manifestaciones contra el fraude están redefiniendo el proyecto de Nación por miles y millones de habitantes. Protestas y manifestaciones han puesto al orden del día la necesidad de llevar a la práctica una revolución democrática y pacífica que, partiendo de una democracia auténticamente representativa, se fortalezca con una democracia participativa y con una democracia de autonomías, cuya articulación permita organizarse desde los gobiernos locales hasta el nacional, con posibilidad de ampliaciones regionales y universales, objetivos que desde el siglo XIX hasta nuestros días se han planteado los pueblos mestizos e indígenas de México y América Latina y sus grandes líderes, desde Hidalgo, Bolívar y San Martín. El nuevo movimiento ha redefinido la lucha. En su profundización, Andrés Manuel López Obrador ha mostrado innegable capacidad de liderazgo, que le ha permitido seguir las demandas del pueblo y de la ciudadanía. Tomarlas en cuenta para encauzar los nuevos pasos requiere una organización ciudadana que mantenga su autonomía y señale el rumbo del proceso. En medio de contradicciones que un movimiento tan amplio entraña, el conjunto del actual proceso histórico revela, día a día, la creciente presencia del pueblo pobre y de las fuerzas progresistas y revolucionarias de México. De la resistencia muchos son los que han pasado a planteamientos que renuevan los grandes episodios de la historia nacional, desde la lucha de Benito Juárez contra los "imperialistas" y "retrógrados" de su tiempo, pasando por las de los revolucionarios que en Aguascalientes convocaron a una Convención Constituyente con las fuerzas de los más pobres entre los pobres, hasta las luchas representadas por la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO). La historia se recrea, no se repite. En su recreación hace suyas las luchas del movimiento más avanzado de los pueblos de México, la de los pueblos indios encabezados en gran medida por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), hoy también organizados en el Congreso Nacional Indígena (CNI). Que los zapatistas busquen mantener la autonomía de su movimiento merece gran respeto. No los mueven razones o sentimientos mezquinos, y quienes así lo creen están muy equivocados. Desde las luchas por la Independencia de este país, en l810, todos los movimientos populares han convocado a los indios a la hora de las batallas y los han traicionado u olvidado a la hora de los triunfos. Los zapatistas de ayer y de hoy han vivido en su propia vida y en la de sus hijos el amargo sabor de la traición. Comprender y respetar su decisión de seguir su marcha -que es la nuestra- es una obligación fundamental, mínima, para la formación de un bloque histórico en México. Hacer que las promesas de hoy se cumplan hoy, al iniciar los trabajos de la Convención Nacional Democrática (CND), no sólo consiste en formularlas verbalmente o en convocar a los pueblos indios a que participen. Consiste en el compromiso práctico de darles un lugar de mando en todas las decisiones nacionales, en demostrarles día a día que no se negocia con ellos para cooptarlos, que se asume con ellos la necesidad de incluirlos en las grandes decisiones con todos los pueblos y ciudadanos de México. Significa poner en práctica los acuerdos de San Andrés y reconocer el esfuerzo de unidad y representatividad del Congreso Nacional Indígena. Debemos respetar nosotros los acuerdos de San Andrés para que los respeten los demás. Precisar que son producto del consenso y la consulta amplia y representativa. Los suscritos -adherentes de la otra campaña- consideramos que el EZLN ha planteado una nueva lucha desde lo local hasta lo global, al iniciar el nuevo movimiento por la autonomía de los pueblos indios, y por su articulación con los pobres entre los pobres, en un proyecto profundo anticapitalista. Ha hecho ver, con razón, que en más 500 años de desarrollo, ese modo de dominación y acumulación, movido por la lógica de las utilidades y el enriquecimiento personal o corporativo, siempre y en todas partes ha subdesarrollado un mundo periférico, marginado, excluido, superexplotado, hoy en gran parte sujeto a políticas de exterminio y saqueo. Plantear desde ahora la necesidad de construir un sistema alternativo anticapitalista no debe ocultarnos, sin embargo, lo que está al orden del día en las luchas del pueblo mexicano y de muchos pueblos del mundo: construir con la democracia de las autonomías y de la dignidad una verdadera democracia de los pueblos, con los pueblos y para los pueblos, que ponga como uno de sus objetivos centrales la inclusión de los trabajadores organizados y no organizados, formales e informales, manuales e intelectuales en la toma de decisiones, así como el respeto a las distintas religiones, ideologías, civilizaciones, identidades, para una política en que las contradicciones en el interior del movimiento lleven cada vez más a la práctica de la libertad y de la justicia con respeto a los demás, y con un programa que incluya expresamente los principios no negociables. Saber unirnos en medio de la diversidad es nuestro gran reto personal y colectivo. Lograr en la convención la unidad en la diversidad será su primer logro para el triunfo. [+/-] muestra/oculta esta entrada |