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11:15 p. m.
Democracia representativa Marcos Roitman Rosenmann "La Jornada" Cuanto más se predica vivir en democracia, más se degrada la condición humana. Hoy emergen con fuerza movimientos étnicos, de género, culturales, medio ambiente y de clase que defienden con tesón sus derechos frente a la arbitrariedad del poder sistémico. La resistencia contra la explotación demuestra que la democracia no forma parte del capitalismo. Salvo que optemos por corromper el concepto. Lograrlo es el objetivo de los defensores de la razón cultural de Occidente. Para ello emplean todo tipo de estrategias. En él participan especialistas. Tanques de pensamientos. Abren un frente y luego otro, hasta copar y absorber el estado de conciencia vivido con dignidad y valor ético. El primer enfrentamiento se da en el campo del lenguaje. Significar la palabra democracia es parte de una guerra por controlar el mundo. El orden sistémico posee la capacidad para construir conceptos y ponerlos en circulación de forma rápida y eficiente. Cuenta con medios de comunicación y centros especializados para su difusión. La democracia debe ser un concepto atractivo, fácil de digerir, con un mensaje breve y elemental. Debe encajar en el mercado. En lo estratégico calar hasta los huesos. El consumidor de democracia está obligado a consumir y vivir bajo el tipo de democracia que se le ofrece sin oponer resistencia, no hay competencia ni alternativas. Los productores de democracia imponen una lógica para su consumo: es virtual y se transmite oralmente, reforzándose por medio de un ritual: las elecciones. Dicha democracia la adjetivan como representativa y competitiva. Su función se ciñe a gobernar racional y eficientemente las instituciones del Estado. Bajo esta premisa son demócratas las elites elegidas para su administración, por ejemplo: Berlusconi, Aznar, Bush, Blair, Vicente Fox, Salinas de Gortari y sus partidos políticos. Así, se convierten en democráticas prácticas y proyectos totalitarios. Democracias sin demócratas estatuidas bajo un ordenamiento constitucional. Si la palabra democracia es tan laxa que permite incorporar actos y personajes corruptos, no extraña su descrédito en amplios sectores de la sociedad. La forma de manifestarlo es el alto índice de abstención de la población a la hora de acudir a las urnas. Respecto de la corrupción, antes que penalizarla como delito político, es mejor integrarla. El sistema democrático representativo la absorbe y vive con ella. En el llamado mundo libre encontramos casos de corrupción asumida como irregularidades demostradas. La más reciente: las elecciones de México, donde el fraude da el triunfo al candidato del PAN, Felipe Calderón, en una trama urdida para evitar que gane Andrés Manuel López Obrador. En esta ocasión las instituciones electorales el IFE y el TEPJF se coaligaron para legitimar dicha maniobra espuria. En democracia representativa estos hechos coexisten con variopintos acontecimientos. Jueces que prevarican, gobernadores, banqueros, políticos, empresarios, cardenales pederastas, policías, militares, traficantes de droga, dinero, niños o maltratadores protegidos por el poder. En Chile miembros de la tiranía de Pinochet, cómplices de crímenes de lesa humanidad, siguen en el parlamento. En los países del primer mundo -Francia, Gran Bretaña, Holanda, Alemania o Suiza- hay diputados y senadores acusados de prácticas corruptas. Salen de la cárcel, se presentan y vuelven al parlamento gracias a sus partidos políticos. Los escándalos son continuos. Sin embargo, se ufanan de ello. Cuando esto sucede sólo cabe concluir: la democracia se constriñe a ser representación simbólica de órdenes institucionales que se identifican con edificios, curules, coronas regias, bandas presidenciales, urnas, votos, censos y padrones electorales no con comportamientos humanos fundamentados en el bien común. Por el contrario, se representa en la división de poderes, en defensores del pueblo, del menor o de las mujeres, y se adhiere a las libertades públicas y privadas, de reunión, asociación y expresión. Incluso adopta formas acordes con los cambios tecnológicos: democracia digital. Así, mientras unos discuten sobre la sociedad de la información o si la democracia debe ser digital, los hacedores del orden sistémico dan otra vuelta de tuerca. Descartada la democracia como forma de vida, transmutan la noción de bien común que la acompaña. Ahora expresa una acción represiva en manos del poder político. Se interpreta como un obedecer, cumplir y acatar la ley en beneficio de la razón de Estado. Se concibe ante todo como disciplina dentro del orden. No se trata de crear ciudadanía política, sino operadores sistémicos dentro de una economía de mercado. Consumidores. Sumisión y control en el interior de un Estado totalitario cuyos dispositivos de seguridad se utilizan para reprimir las luchas democráticas. Así se cierra el círculo de la democracia representativa, cuyos principios básicos son los siguientes: primero se aísla y se desvincula de la práctica. Desaparece el sujeto y se desarticula la ciudadanía política. Se inicia un proceso de despolitización. A continuación su análisis se torna autorreferencial. El paso siguiente consiste en universalizar el concepto y perder el carácter temporal del hecho democrático. Sin tiempos, no hay propuestas, alternativas, ni sujeto político. Su definición se hace neutral y su valoración objetiva. Se configura como un conjunto de reglas de juego donde se habla de mayorías y minorías, poliarquías, consensos, alternancias, estabilidad, elecciones, etcétera. De tal manera se puede adjetivar como inadjetivable. Emerge como un acto de regulación normativa. Conjunto de procedimientos que permiten mantener el funcionamiento de las instituciones del Estado por medio de la elección de una elite que gobierna. La democracia termina siendo una técnica procedimental para elegir elites que administran y gestionan la razón de Estado. De esta forma se presenta como un modelo. Por ello se puede descomponer haciendo posible cualquier combinación de partes. Piénsese en Haití. Los votos pasaron de los estercoleros a ser sumados a la primera mayoría relativa para contrarrestar el conflicto con los movimientos sociales que reclamaban transparencia y luchaban contra el fraude. En eso consiste la democracia representativa. Ese es su valor intrínseco. Técnica electoral. Mayorías y minorías, votos nulos, blancos. Listas abiertas, cerradas. Abstención. El aval internacional aprobó dicha solución como esencia de la democrática mundial. Pero México no es Haití. La democracia representativa agotó su ciclo. --------------> PRI y PRD piden más facultades para el Legislativo; el PAN, para el Ejecutivo
"La Jornada" La pluralidad política y la merma de facultades que ha sufrido el Congreso frente al Presidente de la República prefiguran un escenario de confrontación permanente entre ambos poderes, similar al que prohijó en su momento Vicente Fox, advirtieron diputados del PRI y del PRD. Los legisladores se pronunciaron por una urgente revisión de las facultades del Poder Legislativo para equilibrarlo con el Ejecutivo, como única salida a la crisis política que padeció el país durante la gestión foxista, en tanto legisladores del PAN consideran que antes de fortalecer al Congreso es preferible robustecer la figura presidencial para dar cauce a la solución del conflicto con los partidos y los otros poderes. Para el legislador priísta Marco Antonio Bernal, líder del sector popular de su partido, las condiciones son tales en el escenario político que llevan a marcar diferencias claras entre los partidos y el Presidente, "porque eso está incentivado; no está incentivado llegar a un acuerdo. Nosotros necesitamos una revisión a las cada vez menores facultades de la Cámara de Diputados frente al Ejecutivo, para caminar en el sentido de los consensos; de otra forma el país permanecerá sumido en los desencuentros y en la falta de soluciones", advirtió Bernal. Con esa opinión, aunque con algunos matices, coincide el diputado panista Juan José Rodríguez Prats, quien sostiene que "si nos vamos a la Constitución, tenemos un presidencialismo débil que debemos fortalecer, no necesariamente mediante una regla de suma cero, en la que lo que gane un poder lo pierda otro. Tenemos que incorporar una serie de disposiciones que permitan mayor colaboración. Nuestro derecho lleva a la confrontación al Poder Legislativo y al Ejecutivo, o sea, evita la buena cooperación, evita el acuerdo; tenemos que poner una serie de reglas que nos permitan esa cooperación". El líder del sector popular del tricolor, en tanto, aseguró que a esta disociación entre los intereses del gobierno federal y el de los partidos contribuyó la pérdida de funciones que ha tenido el Congreso, específicamente la Cámara de Diputados. A manera de ejemplo citó que en la actualidad la Cámara de Diputados pasó de ser el espacio en el que se calificaban las elecciones presidenciales a ser el órgano publicador del bando de presidente electo por mandato del tribunal electoral, mientras en materia de fiscalización los diputados pasaron de tener sólo una Comisión de Vigilancia que no puede dictaminar ni tiene facultades específicas más allá de las que sí tiene un órgano autónomo como la Auditoría Superior de la Federación. En materia económica, con la nueva Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, las principales variables vienen predeterminadas y se limita la posibilidad de que los legisladores puedan hacer modificaciones al Presupuesto de Egresos. Régimen "disfuncional" "Los gobiernos revolucionarios priístas le quitaron facultades al Congreso en su conjunto, y en general el Poder Legislativo ha venido perdiendo relevancia en el contexto nacional frente al Poder Ejecutivo, razón por la que el régimen político presidencialista que está establecido en la Constitución ya es totalmente disfuncional frente a la pluralidad política", convino a su vez el diputado federal perredista Raymundo Cárdenas. El legislador del sol azteca consideró inviable dar fuerza "de manera artificial" al partido del Presidente de la República, para garantizarle una mayoría en el Congreso, como vía para resolver los conflictos políticos. Tanto Bernal como Cárdenas manifestaron su acuerdo en el ajuste que ha observado el Congreso al ceder facultades para estar acorde con la realidad democrática, económica, política y social que se vive en México. Sin embargo, se pronunciaron por transformar el sistema presidencial en un sistema semiparlamentario. "Eso es obligado, porque todo lo demás serán parches que no van a resolver la disfuncionalidad que ya existe y en la medida en que las propuestas del presidente se detengan en el Congreso por falta de acuerdos, la sociedad va a ir perdiendo la confianza hasta en el jefe del Ejecutivo federal, que es la figura más respetable entre las sociedad mexicana; ni modo, así es", dijo el perredista. Mediación Por su parte, el legislador priísta propuso la creación de una figura que medie entre el Presidente de la República y el Congreso, nombrada por los legisladores a efecto de compartir la responsabilidad respecto de su desempeño, y que tenga como una de sus principales obligaciones concretar acuerdos. A contracorriente de esta propuesta que parece mayoritaria, algunas voces de Acción Nacional, como la de Juan José Rodríguez Prats, consideran que es preciso aumentar facultades al Presidente de la República, como en el caso de la iniciativa preferente, a efecto de que si el Poder Legislativo no resuelve en un plazo determinado sobre la misma, ésta entraría en vigor, "lo que nos ayudaría a disminuir la congeladora de iniciativas" en el Congreso, es decir, el cúmulo de iniciativas a las que no se da cauce, inclusive en legislaturas consecutivas. Entrevistados por separado, los legisladores de PRI y del PRD expresaron coincidencias en lo que toca a la revisión de las facultades del Congreso y en la posibilidad de caminar hacia un régimen semiparlamentario que garantice la representación plural de la sociedad a través de los diputados y senadores. Consideraron que si bien es susceptible de revisarse el número de legisladores en ambas cámaras, el número actual garantiza la representación de prácticamente todas las manifestaciones políticas en su diversidad. "Es mejor tenerlos en el Congreso de la Unión que en la calle", coincidieron, mientras el legislador del blanquiazul pugnó por reducir el número de legisladores a efecto de hacer "más manejables las asambleas". Rodríguez Prats rechazó que el número de legisladores responda a la pluralidad política del país, y consideró que este "mercado" en el que se ha convertido el Congreso, tiene su origen en la necesidad de los gobiernos priístas de abrir espacios para "los líderes y las corrientes del corporativismo que servían a esos gobiernos". [+/-] muestra/oculta esta entrada |