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“Sufragio efectivo, no imposición"

Andrés Manuel
López Obrador


“...la última de las palabras corresponde al pueblo"

Profirio Muñoz Ledo

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El programa "La verdad sea dicha" de la semana se encuentra al final del blog.

* Hoy es martes, septiembre 19, 2006

Columnas del 19 de septiembre

2:17 p. m.

Tres presidentes = cero presidente

Dinero
"La Jornada!"
Enrique Galván Ochoa

  • Abascal quiere repetir
  • Hugo Chávez
  • Corazón partío
Vaya insólita situación con la que arrancó la semana: tenemos tres presidentes pero con los tres difícilmente se hace uno completo. Don Vicente MegaSpot ya anunció que bajó la cortina, cerró el changarro, ahí se ven, como quien dice. Felipillo no ha subido la cortina, tiene que esperar hasta el día 1º de diciembre para abrir su tendajoncito. Don Burrén le anda echando la sal: todos los días dice que sin duda tomará posesión. Antes también había dicho que sin duda don Vicente leería su sexto Informe de gobierno y que sin duda daría el Grito en el Zócalo. ¿Lo que quiere decir es que no habrá toma de posesión? Y el tercer presidente, el que fue elegido el domingo por la convención nacional democrática, López Obrador, tiene levantada la cortina desde hace tiempo sólo que sus facultades constitucionales no son suficientes ni siquiera para que nombre un policía de esquina, eso sí, en el ámbito político hará mucho ruido los tiempos que vienen. Conclusión: tres presidentes = cero presidente.

Quiere repetir

Dicen los enterados que Carlos Abascal de plano se tiró al piso para que Felipillo lo tome en cuenta en la integración de su gabinete, más aún, para que lo confirme como secretario de Gobernación. Uno de los tres presidentes que tiene la República -el horneado por el IFE y el TEPJF- lo recibió ayer en la mañana. Llegó hasta con el perico para demostrarle que es el hombre que necesita. Nada elegantemente, algunas columnas políticas que maneja la señora Marta previamente habían deslizado el comentario de que Felipillo "debería" conservar a Abascal en Gobernación. Lo bueno es que ya nombró a su secretario particular, César Nava, de otro modo ni eso le van a dejar. Abascal acompañó como secretario de Trabajo a la pareja presidencial a los funerales del Papa; no tenía nada que hacer en Roma, pero fue de colado. Dicen los que lo conocen que es muy lambiscón, cultivó mucho a la señora, tanto que a su regreso fue nombrado en Gobernación como sustituto de Santiago Creel.

Dolor de muelas

En su crónica del ya lejano día 1º de diciembre del 2000 -cuando tomó posesión el Presidente que ya se va- mis compañeras Blanche Petrich y Georgina Saldierna escribieron este párrafo: "Después del postre, el mandatario se encerró tras las puertas de cristal biselado del Salón Embajadores para sostener dos de las más esperadas reuniones bilaterales con sus homólogos invitados. Primero una larga charla con el presidente venezolano, Hugo Chávez, y en seguida, 45 minutos de cordial intercambio con el presidente de Cuba, Fidel Castro. Ahí se amarró el primer acuerdo: Fox viajará a La Habana, posiblemente el año próximo". ¿Qué tuvo que suceder en estos seis años para que se estropearan las relaciones con Cuba y Venezuela, al grado de que el comandante Chávez ya declaró que no reconoce a Felipillo? La cancillería mexicana hizo anoche un anuncio patético: México no romperá relaciones con Venezuela. ¿Cuáles? Chávez se está convirtiendo en un dolor de muelas agudo, porque pueden sumarse más gobiernos que no reconozcan a Felipillo.

e-Vox pópuli

Asunto: Imaz

Durante los últimos cuatro años, he defendido y creído en López Obrador; me he peleado con mucha gente por decir que el PRD tiene su lado rescatable. Una chingándose en los campamentos, organizando foros, llamando a los universitarios, haciendo talacha, dejando su vida cotidiana, social y familiar, y no se respeta nuestra mínima opinión, pues si Imaz vale para ustedes más que la libre conciencia del pueblo, quédense con su Imaz.

Ruth Monroy Ostria/Distrito Federal

R: Querida: ¿creías que el nepotismo no vale en la resistencia civil? Imaz es el esposo de la Sheinbaum.

Asunto: Corazón partío

Pareciera que Alejandro Sanz se mete en áreas que no le corresponden. No es nadie para opinar sobre la situación política de México que evidentemente desconoce y menos para descalificar lo que un líder político como Andrés Manuel López Obrador haga por su país y por los millones de seguidores que creen en él. Que primero se informe y después se ponga a criticar a los españoles entrometidos, como Antonio Solá que vino a llenar de odio a la población con su estúpida campaña del miedo, o al asesino de Aznar, el enano ex presidente de España, que hizo tanto daño a su país, y que su alianza con Bush le costó un acto de terrorismo que mató a cientos de españoles inocentes a quienes llevará en su conciencia. Que Sanz mejor se dedique a cantar y dar "pan y circo" para que la gente no piense, y que no se arriesgue a ser boicoteado en México por hablador e ignorante.

Lic. Gabriela Sáenz C./Distrito Federal

R: La opinión del autor de Corazón partío es compartida por muchos en España, en particular, y en el resto del mundo. El estado mayor del Peje no ha podido, o no ha querido, atender el frente de la prensa internacional.

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Paradojas de la resistencia


Luis Hernández Navarro
"La Jornada"


Casi dos meses y medio después de formado, el movimiento contra el fraude electoral mantiene una vitalidad y una capacidad de convocatoria notables. Los fuertes golpes que ha sufrido, lejos de mermarlo parecen robusterlo. Y, pese a que perdió la batalla legal, ha ganado dos grandes escaramuzas simbólicas en la disputa por el calendario patrio, nada despreciables en el pleito por la legitimidad: 1º y 15 de septiembre.

A pesar de que los medios de comunicación electrónicos le cerraron espacios ha encontrado la forma de transmitir su mensaje. No obstante la defección de algunos intelectuales que originalmente apoyaron a Andrés Manuel López Obrador, ha mantenido viva la adhesión de una significativa parte de la comunidad intelectual y académica. La impopularidad que el plantón en Reforma le provocó entre sectores medios no mermó las simpatías entre su base apoyo principal.

El movimiento cuenta con una sorprendente legitimidad. Por lo pronto, más allá de su desenlace final, ha ganado ya la batalla por la historia. En unos cuantos años su versión de las elecciones de 2006 será "lo realmente sucedido". De hecho, en muchos lugares, dentro y fuera del país, se da por sentado que Felipe Calderón triunfó merced a un gran fraude electoral.

No siempre ha sido así. Por el contrario, las explicaciones críticas sobre conflictos como el que vive México deben remar contracorriente durante un largo periodo para triunfar. La visión de la sociedad mexicana que no participó en las protestas de 1968, la lucha contra el fraude de 1988 y el levantamiento zapatista de 1994 era mucho más crítica y desconfiada en relación con la que la opinión pública tiene en la actualidad del movimiento de resistencia civil.

Hoy casi nadie duda que en 1968 el gobierno actuó represiva y autoritariamente, o que en 1988 Cuauhtémoc Cárdenas ganó las elecciones, o que el levantamiento zapatista fue una sublevación indígena genuina. Pero cuando estos hechos sucedieron, la percepción pública sobre ellos era diferente. Se les veía con enorme desconfianza. Para que esta visión se transformara en el relato sobre "lo que verdaderamente pasó" transcurrieron varios años.

El movimiento ha rebasado ya su carácter de protesta contra el fraude y parece encaminarse a la conformación en una coalición antioligárquica y en lucha por la transformación de las instituciones, pero no contra el neoliberalismo. Tiene frente a sí el desafío del 1º de diciembre, fecha en la que deberá de tomar posesión Felipe Calderón, pero posee ya un horizonte de lucha más allá de este momento.

La convención nacional democrática (CND) proporcionó al movimiento la visión y el mandato para emprender la lucha por el cambio institucional. Permitió también un momento de encuentro entre la movilización social y la representación política institucional en el congreso de los partidos que hoy integran el Frente Amplio Progresista. No está claro aún si esta relación entre acción en las calles y representación parlamentaria y gobiernos locales podrá mantenerse o, por el contrario, como ha sucedido una y otra vez en el pasado, los legisladores y mandatarios actuarán de acuerdo con sus propios intereses. No se trata de una especulación. Recordemos lo sucedido con la contrarreforma indígena, la ley Televisa y la ley Monsanto.

Pero esta contradicción no es única. El movimiento plantea alcanzar su objetivo estratégico, el cambio de régimen y la creación de una cuarta República, sin convocar un nuevo constituyente y sin una nueva constitución. Es decir, quiere un cambio sin ruptura. Sin embargo, la dinámica del movimiento desde abajo es muy otra. Su vocación contra el neoliberalismo y su radicalidad en la acción son evidentes. El viejo pacto social ha sido roto por el fraude y su reconstitución requiere mucho más que un mero cambio de régimen.

De la misma manera, no es poca cosa que un movimiento reformador que proclama la necesidad de una nueva política esté conducido por la vieja clase política de izquierda, acostumbrada a los acuerdos cupulares y al gradualismo inmovilizador. Tampoco que en una coalición que busca refundar la República la presencia juvenil sea testimonial y escasa. Los centros de educación superior, en lo general, y la UNAM, en lo particular, han sido un factor clave en la lucha por la democracia en México, pero en esta ocasión su presencia en las jornadas de lucha (y durante la campaña electoral) ha sido limitada.

Asimismo resulta paradójico que un movimiento que reivindica una democracia radical tenga un liderazgo vertical y unipersonal. No es un hecho insignificante que en una movilización de esta naturaleza el peso político en la toma de decisiones de las organizaciones sociales sea tan pequeño; conforme pase el tiempo la continuidad de la coalición dependerá en parte de sus estructuras y recursos.

Hasta hoy la autoridad de López Obrador y la gravedad de la situación política han creado una situación en que estas contradicciones han pasado a segundo plano, ante la necesidad de responder con rapidez al fraude y la imposición. La emergencia ha hecho de estos asuntos una cuestión aplazable. Coaliciones populares de orientación progresista en América Latina tienen en su interior contradicciones parecidas a las que vive la resistencia civil en México.

Pero no hay plazo que no se cumpla. Tarde o temprano, si el movimiento quiere convertirse en una fuerza transformadora de largo aliento, necesitará resolver las paradojas de su origen. De no hacerlo, el formidable impulso que tomó en su despegue podría agotarse, asfixiado por las prácticas y los vicios políticos que hicieron del PRD la caricatura de lo que quiso ser en su fundación.

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La democracia regresiva


Javier Wimer
"La Jornada"


La sucesión presidencial de 2006 es y pasará a la historia como una elección de Estado. Mal hecha, por cierto, debido al descaro de la intervención oficial en favor de su candidato y, principalmente, a los despropósitos de los órganos encargados de cuidar y de calificar el proceso. En esta perspectiva, la sentencia del tribunal electoral resulta la pieza maestra de nuestra incompetencia institucional.

Países como Alemania, Italia, Chile y Costa Rica han sobrepasado, en fecha reciente y sin mayores complicaciones, el trance de votaciones cercanas al empate. Nosotros, en cambio, hemos gastado miles de millones de pesos en crear un moderno y lujoso aparato de justicia electoral que, como hemos visto, sólo ha servido para volver a los tiempos del gran elector. ¿Cómo hemos llegado adonde estamos y cuáles son las causas de esta regresión?

Conviene señalar, en primer término, que el proceso electoral de ahora es mejor que el de 1940 y peor que el de 2000. Los caudillos de la Revolución Mexicana renunciaron a la tentación de crear un sistema de partido único, pero inventaron un sistema de partido dominante que permitiera la transición casi dinástica del poder presidencial. Pero mientras el nuevo régimen se asentaba, la sucesión seguía arreglándose a balazos. Venustiano Carranza no pudo imponer a su candidato y fue asesinado en 1920.

El asesinato del presidente electo, Alvaro Obregón, en 1928, señala la continuidad de la violencia en la lucha por el poder. A Lázaro Cárdenas le tocó sofocar la última de las sublevaciones armadas, la de Saturnino Cedillo, en 1939, y ofrecer al país elecciones pacíficas y libres, en 1940. No resultaron ni tan pacíficas ni tan libres. Murieron muchos almazanistas opuestos a la candidatura oficial y el domingo de las elecciones bandas de pistoleros recorrieron las calles de ciudades, aldeas y rancherías robando y quemando urnas, asesinando a ciudadanos que defendían su voto. También en el siguiente cambio de gobierno murieron muchos henriquistas, pero después comenzó a disminuir la violencia debido a cambios en la política oficial y también al perfeccionamiento de los fraudes electorales.

Desde entonces hemos vivido la relativa placidez de una democracia simulada, que se asienta en la negociación de las cifras electorales. Vicente Fox perdió oficialmente la gobernatura de Guanajuato, pero su lucha democrática le permitió conquistar la Presidencia de la República. Fue el símbolo del paso a la democracia plena, el héroe de los nuevos tiempos, pero pronto asumió nuestra rica tradición autoritaria y empeñó sus esfuerzos en destruir a sus enemigos por medios ilegítimos. Abrió la puerta de Los Pinos con la llave de la democracia y la cerró de inmediato para impedir que entraran sus adversarios.

Por caminos plagados de irregularidades llegamos al espacio de las actuales elecciones, cuyos resultados señalaron una diferencia mínima entre las dos candidaturas principales y la incapacidad del Instituto Federal Electoral, por decir lo menos, para presentar dichos resultados correctamente. La coalición de izquierda denunció la existencia de un extendido fraude y solicitó el recuento de los votos al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Los siete magistrados del tribunal reconocieron las irregularidades y delitos electorales cometidos en el proceso electoral, pero generosamente los perdonaron para poder rechazar el recuento y para certificar la validez de la elección. Esta sentencia les ha valido apasionadas críticas e injurias. No creo que actuaran, como se dice, movidos por su interés personal, sino, más probablemente por su limitado entendimiento del orden constitucional, por su rutinaria sumisión al Poder Ejecutivo, por su sometimiento a la lógica del fraude patriótico y por padecer el síndrome de Grouchy, aquel mariscal de Napoleón a cuya ineptitud para desobedecer se debió la derrota de Francia en Waterloo.

No ofrecía ningún inconveniente el recuento de votos, excepción hecha de los riesgos propios de cualquier ajuste de cuentas, y debió haberse realizado para legitimar el triunfo del candidato oficial o del candidato opositor. La acción podría responder no sólo a la demanda partidista, sino al clamor público que la acompañó, a los millones de ciudadanos que la hicieron suya. Se habría atendido así al llamado derecho de petición, sin incurrir en el despropósito de Díaz Ordaz, que condicionaba su respuesta a las demandas estudiantiles de 1968 al cumplimiento de las formalidades previstas en el artículo octavo constitucional.

De esta brevísima historia se desprende que tenemos una cultura autoritaria de primera clase y una democracia de segunda clase, la cual ha mostrado su ineptitud para superar la prueba del seis por ciento, cifra de ventaja en votos que el candidato Vicente Fox exigía a sus rivales para aceptar su eventual derrota.

Ante la magnitud de la crisis política y económica en que vivimos es necesario reconocer la limitada vigencia de nuestras instituciones políticas y la necesidad de reconstruirlas en el marco de una radical reforma del Estado. Asimismo, debemos recordar que no existe una buena ley capaz de resistir a un mal juez, por lo que estamos obligados a revisar la calidad de nuestras normas de convivencia y la calidad de nuestras autoridades y representantes sociales.


Por : trueeyes




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