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“Sufragio efectivo, no imposición"

Andrés Manuel
López Obrador


“...la última de las palabras corresponde al pueblo"

Profirio Muñoz Ledo

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El programa "La verdad sea dicha" de la semana se encuentra al final del blog.

* Hoy es jueves, octubre 26, 2006

Columnas de Opinión

10:20 a. m.

También le agradecemos a Cancepción el recomendarnos las siguientes columnas de opinión:

Veinte de noviembre

Miguel Ángel Granados Chapa
"Reforma"


Varias razones, que nada tienen que ver con el ahorro de 10 millones de pesos que costaba el desfile deportivo, ni con la necesidad de una reflexión colectiva sobre la Revolución Mexicana, determinaron la cancelación de esa marcha organizada en la Ciudad de México

El año pasado, el presidente Fox presenció durante 80 minutos el desfile deportivo con que conmemoró el 95 aniversario del comienzo de la Revolución Mexicana, una fecha con la que el panismo en el poder no tenía conflicto porque remitía a la primera fase de aquel movimiento histórico, el encabezado por Francisco I. Madero. Previamente, en un desayuno había entregado el premio nacional del deporte, ceremonia adosada a esa celebración décadas atrás. Fox no halló dificultad alguna en conciliar esos dos modos, el desfile y la premiación, de festejar el 20 de noviembre.

Pero su secretario de Gobernación Carlos Abascal lo contrafestejó a su modo. Voló al mediodía de ese domingo a Guadalajara. Fue a misa, lo que nada tendría de particular en tratándose de un católico practicante, que además hace ostentación de su credo. Le dio singularidad, sin embargo, el hecho de que acudiera a una ceremonia litúrgica de primera importancia en la ritualidad católica, la beatificación (etapa inmediatamente anterior a la canonización, es decir a la declaración de que una persona es santa) de 13 mártires cristeros. De suyo la participación de un miembro eminente del gobierno de una república laica en una celebración de ese género hubiera sido imprudente, y hasta constituye una infracción a la ley, que prohíbe a los funcionarios participar en ese género de ceremonias. Pero en el caso específico, la presencia de Abascal era la ratificación no sólo de un credo religioso sino de una fe política, pues algunos de los beatificados participaron en la guerra cristera, el alzamiento armado de una porción del pueblo católico contra el poder que gobernó hasta el 2000. La beatificación de mártires cristeros en un enorme estadio deportivo en la segunda ciudad más importante del país, con el principal miembro del gabinete presidencial como testigo, se convirtió así en parte de la desacralización de la Revolución Mexicana, entendida como propaganda priista, emprendida tardía y tímida, pero inequívocamente por el presidente Fox.

Aunque el fundador del PAN, Manuel Gómez Morín, rindió eminentes servicios al callismo, matriz del partido que inventó la Revolución como "tercer movimiento de una sinfonía histórica" precedida por la Independencia y la Reforma, Acción Nacional surgió de un espíritu radicalmente contrario a esa interpretación de la historia, particularmente la que legitimó la conversión de un movimiento armado en instituciones y la rodeó de un discurso que pronto degeneró en groseras demagogia y propaganda. Hubiera sido sano despojar la ritualidad cívica asociada a las efemérides de la lucha contra la dictadura y en pos de una nueva constitución de sus excesos y defectos, de no ser porque se sustituyó unos símbolos por otros. El carácter contrarrevolucionario del panismo en el poder no significa sólo que deteste el abuso de la iconografía y la cronología priista, sino que radica en su devoción por el pasado tiránico de la dictadura porfirista y la pretensión restauradora de Victoriano Huerta, cuya efigie esplende como uno más en la galería de los secretarios de Gobernación. Al homenajearlo así se olvida que no fue nombrado en circunstancias normales sino como un mero trámite hacia la usurpación de la Presidencia de la República por la fuerza de las armas.

Suprimir el desfile del 20 de noviembre tiene que ver con el pasado y con su uso político. Pero sustituirlo por una ceremonia en que Fox será el orador, tiene que ver con el presente y con el futuro. El Presidente se abrió a sí mismo el espacio para emitir su mensaje postrero, lo que la cursilería llamaba antaño su "testamento político". Diez días después de esa fecha concluirá su mandato y es notoria su intención de hacer su propio elogio, en espera de que sea compartido por la posterioridad. Adicto a las cámaras y los micrófonos, Fox los tendrá como nunca a su disposición en esa fecha.

De ese modo se busca asimismo marginar la repercusión pública del acto en que Andrés Manuel López Obrador será investido Presidente legítimo de México, designación con que lo ungió la Convención Nacional Democrática el 16 de septiembre pasado. Y asimismo se elimina la posibilidad de un contraste entre la conducta de la multitud que asista ese día a la Plaza de la Constitución, de repulsa a Fox y de apoyo al jefe de Gobierno al que consiguió desaforar, pues no escapa a la más lenta de las entendederas que el Zócalo estará copado como lo estuvo en ya media docena de momentos estelares (sin contar con los 45 días del plantón) por una multitud adicta al que fuera candidato de la coalición Por el Bien de Todos.

A pesar del revés que sufrió la corriente que encabeza en la elección tabasqueña del 15 de octubre, López Obrador encarna un singular caso de supervivencia tras una derrota política. Es de suponer que una porción importante de quienes el 2 de julio votaron por él no lo harían hoy y hasta darán por certeras las profecías que proliferaron sobre su "verdadero" talante, el de infractor contumaz que rehusaría admitir un resultado diferente al de su anunciado triunfo. Pero al mismo tiempo López Obrador ha consolidado en torno suyo un movimiento difícil de comprender por su complejidad ya que dispone para su acción política de instrumentos de variada índole, que incluyen el cumplimiento de los deberes legales y políticos de sus compañeros dotados de representación y de mando, que no incurren en traición al tratar con el poder formal.

Cajón de Sastre

Murió Rafael Ramírez Heredia, nacido en Tampico en 1942 y prolífico escritor al que sólo el cáncer (y no totalmente) impidió dedicarse al oficio de imaginar, investigar y comunicar. Aunque estudió y enseñó en la Escuela Superior de Comercio y Administración del Instituto Politécnico Nacional, no hizo cuentas y prefirió contar cuentos. Ese fue su primer género, el que le permitió editar su primer libro (El enemigo) a los 23 años, y el que quizá le diera las mayores satisfacciones: El Rayo Macoy, por ejemplo, sumó 11 ediciones, una de ellas, en la serie Lecturas mexicanas, con 40 mil ejemplares. El punto de arranque de este éxito fue el premio internacional Juan Rulfo a que convocó en 1984 Radio Francia Internacional. La vida le prodigó otros galardones y la amistad de muchos que además de disfrutar su lectura gozaban el desenfado y la riqueza de su conversación. Sus obras más recientes, La Mara y La esquina de los ojos rojos, mostraban la plenitud de sus habilidades como narrador y su perspicacia para calar hondo en las profundidades sociales.

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Intensidad vs. maquinaria

Lorenzo Meyer
"Reforma"


Las campañas de Cuauhtémoc Cárdenas y la de AMLO se enfocaron en los problemas reales de la sociedad. Sin embargo, fueron derrotados por no haber tenido de su lado los recursos que tuvieron sus adversarios

Dicotomía y similitud

Entre México y Estados Unidos abundan las diferencias. Sin embargo, en estos días ambos países comparten una característica: la polarización de su vida política. Vale la pena ahondar en esta inesperada similitud.

Un artículo publicado el 15 de octubre por The New York Times de cara a las próximas elecciones legislativas norteamericanas, sostiene que el signo distintivo del Partido Demócrata -empeñado en revertir las políticas sociales regresivas impuestas por los republicanos y que favorecen sistemáticamente a las grandes corporaciones- es la intensidad de su compromiso y de su discurso. Tal energía se deriva de la certeza de que esta vez son ellos quienes tienen de su lado la razón moral e histórica.

En contraste, el signo distintivo de los republicanos -en el poder desde el 2000- es su identidad con prácticamente todas las causas conservadoras y con un esquema económico que está concentrando la riqueza como nunca después de la Gran Depresión. Pese a operar a favor de la minoría privilegiada, los republicanos han podido ganar tanto la Presidencia como el Congreso porque tienen lo que el diario llama "la maquinaria". En la práctica, ésta ha contrarrestado la superioridad moral de la plataforma demócrata mediante el uso de cuantiosos recursos económicos. Esa "maquinaria" les ha permitido contratar a los mejores publicistas y desarrollar campañas de radio y televisión muy efectivas, crear y operar bancos de datos y centrales telefónicas para localizar, contactar y sacar a votar a los identificados con su partido, etcétera.

Aquí

A partir del año 2000, el proceso al sur del Río Bravo se asemeja a lo que está ocurriendo al norte. En efecto, desde 1988 el discurso del PRD y de sus aliados se ha centrado en lo que, sin duda, es nuestro gran problema histórico: una estructura social particularmente desbalanceada e injusta. La añeja deserción del PRI a su compromiso con la justicia social fue el centro de las tres campañas electorales en las que se embarcó Cuauhtémoc Cárdenas (CC) entre 1988 y el 2000. En la campaña del 2006, el PRD de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hizo aún más explícito el núcleo social de su discurso: "primero los pobres". En todos los casos, los mítines perredistas reunieron multitudes mayores que las de sus oponentes y en ellas la pasión, el compromiso y la identidad de los asistentes con sus candidatos y su discurso llegaron a dar la sensación de que la victoria podría ser para la izquierda. Y quizá lo fue tanto en 1988 como en el 2006, aunque no en 1994 y en 2000, pero al final y en todos los casos sus oponentes se alzaron con el triunfo.

Las tres derrotas acumuladas por CC y la de AMLO muestran cómo la gran intensidad del electorado de la izquierda fue anulada, por las buenas y por las malas, por "la maquinaria", aunque el resultado de la histórica elección del 2000 tiene que explicarse por una vía más compleja.

Hace seis años, Vicente Fox y el PAN se enfrentaron a un aparato priista que disponía de una larga tradición en manipulación y fraude, más considerables recursos económicos legales e ilegales -recuérdese el "Pemexgate". Sin embargo, Fox pudo imponerse por una combinación irrepetible de circunstancias: el desprestigio acumulado por el PRI, la falta de voluntad del "jefe nato" del aparato -Ernesto Zedillo- por imponer por la fuerza lo que evidentemente no se había ganado en las urnas, el entusiasmo por el PAN de una parte importante de los llamados "poderes fácticos", recursos importantes provenientes de ese sector vía los "Amigos de Fox" y, finalmente, una buena dosis de intensidad inyectada por el candidato neopanista gracias a un discurso desbordante de optimismo, cuyo blanco era la corrupción del PRI y en favor de una nueva moral.

En suma, hace seis años la poderosa pero desmoralizada "maquinaria" del PRI fue derrotada por la combinación de la intensidad democrática con el principio de una "contramaquinaria" armada por los foxistas, antiguos administradores de empresas metidos a políticos. El voto útil que parte de la izquierda dio entonces a Fox se explica porque la intensidad, la emoción, generada por la proximidad del fin del autoritarismo, desbordó las viejas reticencias ideológicas de los progresistas frente al PAN.

El 2006

En las últimas elecciones, AMLO destacó como el líder más carismático -el único-, capaz de despertar una enorme intensidad en el compromiso de sus seguidores, como se demostró cuando la gran movilización en su apoyo obligó al Presidente a dar marcha atrás en su audaz proyecto de transformar en desafuero un supuesto retraso de AMLO en acatar la orden de un juez para suspender la apertura de una calle que buscaba dar acceso a un hospital.

Como en el caso de CC, la campaña de AMLO fue de mítines multitudinarios a cielo abierto, donde la viveza de la emoción política de masas o individuos estuvo siempre a flor de piel. Desde luego que el PRD también contó ya con recursos públicos para crear y mantener una "maquinaria" propia, pero de ninguna manera similar al aparato que montaron sus rivales del PRI y PAN. Al final, AMLO apostó por "la gente" y a que una victoria de la derecha en un país tan injusto como México no era posible. La certeza de que la intensidad era la virtud suprema de una campaña electoral llevó a que la izquierda descuidara en el 2006 su incipiente "maquinaria", lo que contribuyó -entre otros factores- a su derrota por medio punto porcentual.

La máquina panista

En las elecciones del 2006, el PRI volvió a echar a andar su vieja maquinaria pero sin contar ya con el apoyo presidencial. El resultado fue un desastre histórico. El PAN, por su lado, no tuvo ni gran discurso ni un líder que entusiasmara fuera de los círculos panistas tradicionales. Sin embargo, Acción Nacional supo y pudo crear una gran, sorprendente, maquinaria y combinarla, en una operación impecable de pinza, con lo que quedaba del poder presidencial. El resultado fue el pequeño pero decisivo margen de la victoria.

La maquinaria panista combinó recursos materiales muy superiores a los del PRD -a sus prerrogativas sumó apoyos como los del Consejo Coordinador Empresarial- con una buena estrategia de mercado. Consciente de que más del 60 por ciento de los mexicanos obtiene su información política exclusivamente de la televisión, el PAN contrató expertos para neutralizar el discurso optimista de AMLO con uno muy efectivo del miedo al cambio. El PAN negoció una alianza estratégica con la estructura corporativa más importante de todas las creadas por el PRI: el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encabezado por uno de los cuadros más tradicionales y astutos del viejo régimen: Elba Esther Gordillo (EEG), que abandonó al PRI y se puso al servicio de Felipe Calderón. Particularmente importantes fueron los contactos de EEG con la estructura directiva del IFE para asumir el control de aquellas casillas donde el PRD no pudo o no supo tener una representación efectiva y confiable. El SNTE también creó un partido corporativo que dividió muy bien su trabajo, a nivel presidencial le dio sus votos al PAN (1 millón), pero se quedó con todos al nivel legislativo. A lo anterior hay que añadir los 456 mil mensajes presidenciales pasados por radio y televisión entre enero y mayo de este año y que sirvieron para atacar sistemáticamente, y desde la más alta tribuna política, a AMLO.

La "maquinaria" contó con el apoyo más o menos abierto de un IFE sin consejeros afines al PRD que, al no detener la campaña que presentaba a AMLO como "un peligro para México", benefició al PAN, como también lo favoreció el día de la elección -recuérdese su "peculiar" manejo del PREP- y en los cruciales días posteriores. La "maquinaria" también tuvo de su parte a la totalidad del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que se negó al recuento de los votos a pesar de lo cerrado de la elección y de haberse demostrado que en aquellas pocas casillas en que sí se abrieron los paquetes electorales, había inconsistencias significativas para el resultado. Por cierto, la renovación del TEPJF -una de las instituciones legales con la mejor remuneración para sus miembros en el mundo- amenaza con hacerse de tal modo que vuelva a operar en el futuro como lo hizo en el 2006.

En suma

Como en Estados Unidos en el último par de elecciones, en México la intensidad y el discurso con contenido social han sido derrotados por "la maquinaria" de los conservadores. La lección es clara: con entusiasmo, discurso coherente y razón histórica pero sin "maquinaria", la democracia política es un instrumento poco adecuado para los intereses de la mayoría.

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Templo Mayor

Reforma
F. Bartolomé


LA GIRA de Felipe Calderón por Canadá tiene un ingrediente político que no hay que perder de vista.

EN LA VISITA que hoy inicia se medirán Arturo Sarukhán y Tere García de Madero, ex embajadora en aquel país.

SI BIEN Sarukhán es el coordinador de Asuntos Internacionales, hay quienes dicen que no hay que descartar a la panista en la carrera por la Cancillería.

UN DATO por demás interesante es que Tere García fue sacada de su descanso en Monterrey, para trasladarse a Ottawa a preparar la visita por petición expresa del Presidente electo.

POR CIERTO que varios de los invitados que acompañan a Calderón en su gira se llevaron una calurosa sorpresa.

RESULTA que iban bien abrigados para enfrentar en Ottawa el otoño canadiense con sus cero grados de temperatura, pero aterrizaron ¡en Cancún!

TANTO diputados como senadores se quedaron helados pues, además, ni siquiera estaban invitados a la comida de Felipe con la CIRT, motivo de esa escala en el viaje.

POR ESO FUE que se vio pajareando en el aeropuerto de Cancún -entre otros- al senador Carlos Jiménez Macías y a los diputados Margarita Arenas, Mayra Gisela Peñuelas y Eduardo Elías Espinosa.

OTRO QUE tuvo que apechugar la falta de información sobre el plan de vuelo fue Alberto Begné, líder de Alternativa.

VAYA QUE sudó la gota gorda buscando a algún elemento del Estado Mayor Presidencial que le devolviera su equipaje para cambiarse la ropa y no andar en Cancún ¡vestido de esquimal!

AL QUE ya le echaron el ojo los head- hunters calderonistas es a Alfredo Elías Ayub para ocupar la dirección de Pemex.

CUANDO fue secretario de Energía, Calderón conoció bien al director de la Comisión Federal de Electricidad y de ahí viene la relación.

SIN EMBARGO, cuentan que gente del primer círculo calderonista -como Juan Camilo Mouriño- no quiere dejar pasar a Elías Ayub, al parecer porque tiene intereses específicos en el tema. ¿Será?

EL CASO de los guaruras que asesinaron al ingeniero Luis Alfonso Belmar sigue causando conmoción.

Y AHORA la cosa parece ponerse más grave, pues de acuerdo con fuentes muy confiables, los guardaespaldas pertenecen a una corporación policiaca del DF.

SEGÚN ESTO forman parte de la Policía Auxiliar capitalina, que había sido contratada para dar protección al misterioso conductor del BMW que originó el incidente vial.

A VER cómo le hace el procurador Bernardo Bátiz con esto de que los sospechosos están en las filas de quienes supuestamente los persiguen.

DICEN QUE tras el recuento de boletas, es cuestión de horas para saber qué pasará en Chiapas: ratificación del triunfo del perredista Juan Sabines, voltereta del priista José Antonio Aguilar Bodegas o anulación de todo el proceso electoral.

Y COMO hay quienes aseguran que el Trife ratificará a Sabines como gobernador, a ver si el priismo chiapaneco no termina enfundándose en un pasamontañas... del puro coraje.

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Al filo de la ingobernabilidad


César Cansino
"El universal"


En el ocaso del sexenio del cambio, a la hora de los balances, el tema de la ingobernabilidad se impone sobre otros. Incluso, dadas las muchas zonas de conflicto que el gobierno de Vicente Fox heredará a su sucesor en el cargo (Oaxaca, narcotráfico, violencia criminal, inseguridad, descomposición social, etcétera) muchos creen que éste será el gran desafío del próximo gobierno: generar las condiciones mínimas necesarias que le permitan gobernar sin mayores contratiempos que amenacen la estabilidad y la continuidad institucional.

El gobierno de Fox caminó al filo de la ingobernabilidad, a veces por incapacidad, por ingenuidad o, incluso, por comodidad. Pero los costos de haber actuado tibiamente o no haber actuado están a la vista de todos. El Estado ha sido rebasado una y otra vez por innumerables poderes fácticos, generando vacíos institucionales que sólo alimentaron más impunidad y corrupción, en un círculo perverso de simulaciones y engaños.

Si por gobernabilidad entendemos la capacidad de un gobierno para gobernar, es decir, para hacerse obedecer por el grueso de la ciudadanía en general, y de los actores políticos, económicos y sociales en particular, todo lo cual se traduce en decisiones efectivas según proyecciones y expectativas que generan orden, estabilidad y paz social, entonces el grado de gobernabilidad alcanzado por el gobierno de Fox fue muy bajo. De hecho, exhibió una gran incapacidad para tomar decisiones y contribuyó a su modo a generar la crisis política y la violencia social que estamos viviendo al final de su sexenio.

Pero, vamos por partes, el gobierno de Fox no contó con el respaldo pleno de los principales actores con capacidad de incidir en las decisiones, desde los gobernadores agrupados en la Conago hasta los partidos, pasando por importantes empresarios y líderes sindicales, por lo que iniciativas como la reforma energética o laboral, por citar sólo dos muy importantes, no prosperaron más allá de su inicial discusión en el Congreso.

Pero el indicador más preocupante de este bajo nivel de gobernabilidad debe buscarse en el grado de conflictividad. En efecto, se presentaron situaciones de alto riesgo y que, a decir de muchos, el gobierno dejó crecer innecesariamente, como las movilizaciones violentas de ejidatarios en Atenco, los bloqueos de autopistas por parte de campesinos de Morelos o la irrupción de maestros en la Cámara de Diputados, entre muchos otros hechos, hasta llegar al conflicto postelectoral y la rebelión en Oaxaca. En todos estos casos, la actuación del gobierno federal fue titubeante y consintió que fuerzas opositoras violentas desafiaran el estado de derecho.

Pero el alto grado de conflictividad con frecuencia fue acompañado de violencia y descomposición social. Considérense el incremento de los secuestros exprés en el DF; incidentes de motines y linchamientos en varias entidades del país; la ola de asesinatos; los conatos de fuga de importantes delincuentes en diversas cárceles; la represión contra algunos periodistas y medios de comunicación; el incremento alarmante del consumo de drogas duras o de la prostitución infantil, etcétera.

La eficacia gubernamental tampoco fue un indicador de gobernabilidad promisorio. En efecto, el aumento de la violencia y la criminalidad, la corrupción creciente, la escandalosa impunidad imperante en el sistema penitenciario y en los cuerpos de seguridad pública, las frecuentes pifias de su gabinete, las poco ortodoxas formas políticas del Presidente, sus fricciones con el Legislativo, la postergación de soluciones a problemas acuciantes, la tenaz rebelión caciquil del sureste, los tropiezos en el planteamiento macroeconómico y los errores pueriles en política exterior, como el bochornoso altercado con Fidel Castro, mermaron sensiblemente no sólo la imagen del gobierno sino también su capacidad operativa.

En suma, este sexenio no podía ser más problemático. Los indicadores de gobernabilidad revelan una persistente inestabilidad y alta conflictividad con severas amenazas a la institucionalidad democrática. De ahí que el gobierno de Felipe Calderón deberá aplicarse a fondo y ser más enérgico que su antecesor en el momento de aplicar la ley contra quienes insisten en actuar al margen de la misma. La gobernabilidad democrática sólo puede ser resultado de un largo proceso de construcción y fortalecimiento de las reglas, prácticas e instituciones que permitan una vida política apegada a los principios y metas de la democracia.

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Dos agendas para negociar


Editorial de El Universal

Es una señal positiva que los diputados federales -ahora, efectivamente, representantes del pueblo, no de sus partidos-, los gobernadores del PRD y el presidente electo Felipe Calderón Hinojosa formulen sus agendas legislativas, las presenten públicamente y se dé paso a la búsqueda de coincidencias y a la exposición y argumentación de divergencias.

Como Calderón hizo notar acertadamente a los gobernadores del centro occidental del país, "para tener una visión completa se requieren todas las visiones".

El decálogo de reforma legislativa del Frente Amplio Progresista (FAP), integrado por el Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y el de Convergencia, dado a conocer ayer, es una buena noticia por sí mismo porque pone en blanco y negro su postura y lo hace en el marco institucional de San Lázaro.

Habrá que proceder ahora a encontrar puntos coincidentes, como los hay, en asuntos hasta hace poco muy controvertidos por la retórica de las campañas electorales.

La energía es un ejemplo. Calderón reafirma la rectoría del Estado en petróleo y electricidad, y anuncia que no se van a privatizar. El FAP rechaza igualmente la privatización.

Hay otras afinidades en insistir en el estado de derecho y el mejoramiento de las policías y la procuración de justicia, en reformas del sistema de recaudación fiscal, con la precisión de que la alianza alrededor del PRD es adversa al Impuesto al Valor Agregado (IVA) en alimentos y medicinas.

También dentro de las modalidades propias, el FAP, deseoso de responder al sentido de sus votos, pone el acento en la necesidad de fortalecer la política de bienestar social con la pensión a mayores de 70 años. Casi 400,000 ancianos reciben 700 pesos mensuales del gobierno perredista del Distrito Federal; su propuesta es ampliar el programa a todo el país.

Una primera exposición de pretensiones y algunos puntos de contacto entre las agendas en la mesa está lejos de configurar acuerdos, pero por sí misma, relega actitudes excéntricas.

Después de los desbordamientos pasionales, la vuelta a la política es un buen augurio.

La gobernadora de Zacatecas, Amalia García, lo tiene claro: su obligación no es dar constancias de mayoría electoral, sino promover el desarrollo de su entidad y contribuir a la creación de un país incluyente. Su compañero de partido y homólogo de Guerrero, Zeferino Torreblanca, en entrevista con este diario reconoce: "Aceptaremos, nos guste o no, los resultados de las instituciones que nosotros mismos nos hemos dado".

Se desbroza el camino a seguir. Parecen alejarse los empecinamientos en conflictos resueltos ya en lo esencial. La normalidad democrática se va restableciendo lenta pero consistentemente.

A cinco semanas exactas del cambio de gobierno es apropiada y oportuna la reorientación, por lo que toca a los partidos, los gobernadores y el próximo mandatario.

El panorama quedaría bien redondeado si en sus postrimerías la administración foxista hiciera lo mismo: entrarle de frente a la política, para resolver, mitigar o al menos encauzar los problemas pendientes hacia una solución, antes que dejarle el terreno minado a su sucesor.


Por : trueeyes




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