Columnas del 20 de septiembre
11:15 a. m.
Encinas, pieza clave en el DF y el PRD Ciudad Perdida Miguel Angel Velázquez "La Jornada"
Aunque hay opiniones de diferentes personas y organizaciones internas que lo miran dentro de una de las carteras más importantes del gobierno "legítimo" de Andrés Manuel López Obrador, las tareas de transformación dentro de ese partido no pueden ser postergadas, y servirán también al proyecto de país que echó a andar el mismo ex candidato presidencial perredista. Es claro que sus merecimientos para estar en el equipo de López Obrador son más que suficientes. A cargo del gobierno de la ciudad enfrentó con éxito total los embates de un derecha embravecida, furiosa y esquizoide que trató, de todas formas, primero de cooptarlo y luego de provocar su renuncia, intentonas que, como dijimos, se fueron al fracaso. Convertido en un verdadero dique, o en un rompe olas, como a usted mejor le parezca, el jefe de Gobierno hizo respetar la soberanía popular a algunos miembros de su partido (el PRD) que les urgía hacer pactos con López Obrador para evitar las medidas tomadas por la resistencia civil pacífica; a los de fuera, que juraban venganza ante su actitud firme de no reprimir, y a los más fascistoides miembros del gobierno federal y del PAN, que le exigían, también, represión o renuncia. Así que buena parte del éxito de la permanencia del plantón en la franja Zócalo-Juárez-Reforma tuvo que ver con la actitud de Encinas al mando del gobierno de la capital, pero lo más importante de todo ello fue la comprensión, la lectura de Encinas sobre las actividades de la resistencia y su camino en el futuro inmediato. Para el PRD, donde ha militado desde su fundación, Encinas hoy es una pieza clave. Sin pertenecer del todo a ninguna de las tribus dominantes, estableció un equilibrio que le ha permitido, hasta el momento, mantener el territorio en paz. Y hoy más que nunca el PRD necesita a alguien que tome el control de la organización para dar impulso a un nuevo paso hacia la transformación del partido, con el fin de que éste pueda acompañar la transformación que se ha hecho evidente en las calles de la ciudad. La situación de los partidos políticos en el país advierte que estas organizaciones, como se hallan en la actualidad, resultan inoperantes, han sido rebasadas con mucho por las claras manifestaciones de la gente que no mira en ellos la credibilidad y confianza que deberían poseer. Lo mismo pasa con los organismo electorales. El PRD, como parte del movimiento de resistencia social que derivó del fraude electoral, tuvo que haber tomado conciencia de que, con las estructuras que hoy lo sostienen, no podrá ser el receptor de la confianza de la gente. La convención nacional democrática exige a los partidos algo más que el membrete. La izquierda ha tomado un nuevo sentido y ya no podrá ser la división de una idea que persiga como principal fin crear el estatus económico de sus líderes. Esa forma la mató la misma convención. Por tanto, la estrategia de un líder que entienda los alcances de más de un millón de personas en el Zócalo, o de más de 14 millones que sufragaron Por el Bien Todos, y que poco les importa el rumbo de jefes tribales, plantea un escenario de unidad que fije metas hacia la trasformación del país. El reto es grande, tal vez el más importante que ha creado la urgencia de cambiar el rumbo de México. Los partidos que acompañaron la candidatura de López Obrador tienen que entenderlo para caminar por el sendero que marcó la gente el 16 de septiembre pasado. Las presidencias Contaba un amigo con el filo del humor maldiciente, que para el próximo 20 de noviembre habrá tres presidencias en el país: la legítima, que encabeza López Obrador; la oficial, en la que fue impuesto Feli-pillo, y la inexistente, que ocupa Vicente Fox. Sea como sea, ese día, el 20, habrá de desconocerse a dos presidentes: al electo y al inexistente, que aún está ¿en funciones? Esa es una verdad de a kilo. ---------------> Imaginación y calle Luis Linares Zapata "La Jornada" El plantón sobre Reforma, Juárez, Madero y el Zócalo, que muchos han enjuiciado como el error más grave de López Obrador y la tumba de la izquierda, ha engendrado, desde su mismo interior, salidas y productos políticos de gran envergadura y trascendencia. Sobre alrededor de 10 kilómetros de pavimento urbano, la extinta coalición Por el Bien de Todos ha parido todo un complejo proyecto de renovación nacional. Pensado como una defensa ante las tropelías de los poderes fácticos, el plantón impidió el avasallamiento furibundo desatado desde la derecha más radical. Acicateado por una multitud fervorosa, fue transmutando sus intenciones originales. Pronto se convirtió en foro vespertino cotidiano y, también, en el instrumento callejero para presionar al IFE y al tribunal electoral. Pero, con sobrada imaginación, pasó a diseñar un finiquito airoso: la convención nacional democrática (CND). A tal proyecto político le han seguido otras rutas y mapas de navegación adicionales para transitar por el presente de asechanzas y retos. Todo ello cruje, se sobrepone, se nutre y ramifica sobre una extensa, energética base social de apoyo, su mero epicentro neurálgico. Millones de mexicanos están furiosamente decididos a recobrar la oportunidad extraviada por el necio designio de unos cuantos mandones, reacios a compartir los frutos del crecimiento económico con los que aportan una tajada sustantiva de la riqueza nacional. Uno de esos productos políticos, fundamental para enfrentar el momento de tribulaciones, será la formación del Frente Amplio Progresista. Una agrupación que abarcará los tres partidos que compitieron en la pasada elección y a la que se añadirán otras organizaciones de variada estirpe, desde organismos civiles hasta sindicatos afines. Casi un sueño si se atiende a la pulverización que ha marcado a la izquierda en sus travesías mundiales. Una suma de voluntades que, andando el tiempo, podrá competir, con ventaja, por el lugar que le corresponda en el espectro de las distintas fuerzas políticas de México. El plantón venció todo pronóstico derrotista al que lo habían condenado sus críticos y detractores. Mala vibra adicional provino no solamente de los rivales y malquerientes de AMLO sino de las propias filas amigas y de soporte. En su efímera vida de protesta -terriblemente larga para los miles de afectados- el plantón pudo canalizar parte de su energía en divisar las formas y métodos para enfrentar lo que le esperaba un tanto más adelante. Ahora que la distancia empieza a poner las cosas en perspectiva, la tarea de asignar méritos o enderezar la crítica constructiva resalta el significado y el valor de su empleo como una forma de defensa contra el abuso de una elección injusta, manipulada, de mala entraña. Pero no sólo ello, el plantón fue el vehículo apto para encauzar los múltiples agravios padecidos durante el difícil, cruento trayecto de la competencia por el poder. Las prolongadas, incisivas discusiones, que el plantón fue propiciando tanto al interior del colectivo rector de la protesta como en los amplios espacios públicos, han cristalizado en organismos y promesas inesperadas. La CND se presenta, de suyo propio, como todo un programa ideológico y de acción concreta para acomodar lo que viene después. Para dar respuesta a esa preocupación, casi angustia colectiva, que inquiere por lo que espera a los mexicanos en medio de un presente conflictivo. Para iniciar, la CND finca su apoyo en las masas y de ellas empieza a extraer energía suficiente para su desarrollo. Los que acudieron al llamado fundacional no son rebaños alocados rumbo al matadero, sino sendos contingentes de hombres y mujeres en busca de sus propias redenciones como ciudadanos dignos. Expresa, la CND, la voluntad de miles, de millones de seres que intentan romper sus encadenamientos seculares. Quieren pisar el mayor número de escalones organizativos para concretar sus necesidades y darle el valor requerido a sus tareas cotidianas. Ofrecen aportar la parte que les corresponde con la vista fija en sus aspiraciones siempre pospuestas, tal vez vejadas, ninguneadas por aquellos que debieron acogerlas como propias desde un inicio. No quieren esperar más. Tampoco quieren viajar con cualquiera. Han escogido un guía, ciertamente. Esperan de él grandes cosas. Le exigen sacrificios, honradez cabal, entrega sin condiciones y conducta honorable. Cualidades poco comunes, sobre todo si se piensa en los que dirigen o, mejor dicho, los que han expropiado las instituciones públicas. Esos mexicanos no cejarán ante los obstáculos y seguirán la ruta ya marcada en sus corazones. La continuidad de la protesta popular habrá de cristalizar en un movimiento transformador de la misma cultura política conocida hasta el hartazgo. López Obrador lo encabezará y, a pesar de la rabia de sus denostadores, muchos de ellos ya contaminados por el odio clasista y racial, estará presente en todos y cada uno de los momentos en que se requiera defender lo propio. Irá recogiendo y dando forma precisa a las dolencias que se oyen a gritos por todo el territorio de esta extenuada República. Los agravios, injertados laboriosamente en el cuerpo de numerosas comunidades, en incontables grupos humanos, tendrán voz, lugar y cuerpo a través de los cuales podrán expresarse de manera orgánica, articulada. El constituyente proyectado para el año venidero, otra de las piezas de cimentación pensadas por los protestantes, apunta como el acabado final de esta sacudida que ha abierto oportunidades y esperanzas. Una muestra del caudal de energía ciudadana que ha entrevisto su tiempo. -----------> Un acierto, que López Obrador recorra el país, subraya Navarrete Victor Ballinas Y Andrea Becerril "La Jornada" Elogió que el ex candidato evite que se debilite el apoyo social del que goza Si realmente Cuauhtémoc Cárdenas quiere discutir sobre los problemas de la izquierda y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), lo debe hacer en las instancias del propio partido, y comenzar por debatir por qué no apoyó las campañas del 2006, consideró el coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete. Aclaró que no coincide en las críticas del michoacano a Andrés Manuel López Obrador por el hecho de haber aceptado que el cargo de presidente legítimo de México. "¿La pregunta aquí sería si ayuda a fortalecer al movimiento popular que hemos construido durante décadas el hecho de que López Obrador recorra el país en su calidad de presidente legítimo? Y la respuesta es sí, porque evita que esa fuerza social se debilite y ello es positivo para el PRD, para los gobernantes y los legisladores". Navarrete agregó que de todas formas si Cárdenas lo quiere es posible debatir con él y al interior del PRD la conveniencia de esa presidencia legítima de López Obrador y sus demás percepciones de la situación partidista, sobre todo porque tiene la experiencia de 1988. Recalcó que no se sumará al coro de descalificaciones personales contra Cárdenas y lo invita a debatir conjuntamente con otros dirigentes del PRD sus percepciones, "para que nos convenza de sus puntos de vista o nosotros lo convenzamos de sus errores", El ingeniero está muy preocupado por la izquierda En ese sentido, "si el ingeniero está muy preocupado por la izquierda mexicana, habrá que discutir dos puntos: ¿por qué no participó en las campañas del 2006, por qué no movió un dedo a favor, ya no digamos del candidato presidencial, sino de diputados y senadores. Muchos lo seguimos en sus tres campañas a la Presidencia de la República y en esta ocasión no hubo actitud solidaria de su parte". Otro asunto a discutir es por qué aceptó el cargo que le ofreció el presidente Fox; también hay que debatirlo, junto con las críticas que le hace al PRD y a López Obrador. El debate dentro del PRD siempre ha estado abierto, tanto en el Consejo Político como en el Comité ejecutivo nacional o los grupos parlamentarios, señaló, y como prueba de ello, dijo que la conformación del Frente Amplio Progresista y la realización de la convención nacional democrática (CND) motivaron encendidos debates internos. "Lo que hemos pedido es que no vayamos a las páginas de los periódicos, que no se den discusiones públicas, porque en este momento nuestros adversarios van a utilizar el mínimo debate interno para magnificarlo y hablar de fracturas". Navarrete lamentó que Cárdenas no acuda a las instancias de discusión del partido que ayudó a fundar y del que fue dirigente para abrir el debate de todo lo que le preocupa. "Me da la impresión de que actúa con temor y que prefiere las declaraciones a diarios nacionales y extranjeros, para dar una especie de campanazos que después del último sonido, se quedan en el silencio". Sobre la posibilidad de que algunos perredistas sigan a Cárdenas, respondió que "primero habría que ver a dónde quiere ir, para ver si alguien va con él". Por otra parte, sobre las declaraciones del secretario de Gobernación, Carlos Abascal, quién afirmó que la Presidencia no está vacante ni en subasta, y que el nombramiento de López Obrador como presidente legítimo es política, no jurídica, el coordinador de los senadores perredistas comentó que el funcionario descubrió el agua tibia. "Su observación es de una profundidad asombrosa: ¡por supuesto que es política la decisión de la CND, ni que fuera religiosa o científica!" La presidencia itinerante de López Obrador "no es una piedra en el camino de Calderón, es más que eso. Un movimiento espejo, como nunca se había visto en el país, por lo menos en los últimos 100 años". El poder que se impondrá a partir de diciembre va a tener enfrente a otro México, con sus símbolos, sus personajes y su movimiento popular. [+/-] muestra/oculta esta entrada |