Columnas y editoriales del 21 de septiembre
10:19 a. m.
La nueva República Porfirio Muñoz Ledo 21 de septiembre de 2006 "El Universal" La Convención Nacional Democrática, que tuvo lugar el 16 de septiembre por la tarde, salió ilesa del acoso combinado del aguacero, el escepticismo y el vituperio. Con el trasfondo de una intensa emoción cívica, delegados de miles de comunidades y organizaciones del país ratificaron su rechazo a la imposición y confirmaron un rumbo alternativo para la nación. Establecieron los fundamentos de una nueva correlación de fuerzas entre los sectores progresistas del país y el bloque abigarrado de la derecha. El tema central del debate político y de la decisión histórica es la legitimidad. Lo que se dirimió fue nada menos que la capacidad inmanente del pueblo para ejercer su soberanía mediante el sufragio. El principio que se afirmó fue el primero de los que consagra la fracción décima del artículo 89 de la Constitución: la autodeterminación de los pueblos. El objetivo que se definió es la restauración de la República y la abolición de un régimen de simulación y de un sistema de privilegios. La convicción que unió la voluntad de los asambleístas fue la reafirmación de la dignidad ciudadana. No deja de ser reveladora la reacción contumaz de nuestros impugnadores. Su llamado a una reconciliación postiza en contradicción con el mandato del sufragio público; su insistencia en apelar a una pretendida unidad nacional cuando el dilema planteado es la reivindicación de la legalidad republicana. Se nos invita a sellar una suerte de abrazo de Acatempan en el que prevaleciera nuevamente un concepto abstracto de nación sobre el ejercicio de la soberanía popular. A través de un propagandismo falaz, se ha hecho creer a la población y a la opinión internacional que la coalición Por el Bien de Todos y hoy la Convención Nacional Democrática se han colocado al margen de la ley. Se oculta, por la propagación reiterada de la mentira, el cúmulo de violaciones en que incurrieron el gobierno federal, numerosos gobiernos de los estados, el partido en el poder, los medios de información e influyentes sectores privados con el objeto de torcer el resultado de la elección. Se pretende derogar por esa vía la legislación electoral y entronizar la impunidad política. Se invierte, de este modo, el sitio que a los actores en contienda les corresponde en el estricto campo del orden constitucional. Por añadidura, y mediante el concurso de intelectuales biempensantes, se confiere a la falsedad los atributos de la verdad. Se acepta que las instituciones electorales encargadas de organizar la contienda y de calificar el resultado de la elección actuaron conforme a derecho, cuando lo contrario es lo evidente e irrefutable. Reconocer que el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y la abstención culpable de la Suprema Corte determinen sin apelación la legalidad de los comicios, conduce a una dicotomía entre dos posiciones irreductibles. Haber evadido el recuento de los votos es una autoincriminación de quienes así lo decidieron. Haberse negado a la aplicación de la "causal abstracta", que hubiera conducido a la nulidad de las elecciones, obedeció a un designio irresponsable, cuyo fruto es la profundización de la crisis política a la que nos ha lanzado el proyecto reeleccionista de la derecha. Cuando los convencionistas deciden reconocer el carácter legítimo del mandato de Andrés Manuel López Obrador están actuando, más allá de la pasión partidaria, con riguroso apego a la lógica. Si el resultado que proclamaron las autoridades en favor de Felipe Calderón Hinojosa no corresponde a las exigencias de certeza y legalidad que la Constitución estipula, otro es el depositario del sufragio mayoritario de los ciudadanos. No olvidemos que la titularidad del Poder Ejecutivo es, por definición, unipersonal e indivisible. Durante los días previos a la convención, los partidos integrantes de la coalición decidieron formar un Frente Amplio Progresista conforme a las disposiciones legales vigentes. Su propósito es integrar un polo de izquierda que promueva un proyecto alternativo de nación y bregue por su concreción histórica. En él concurrirán personalidades intelectuales, dirigentes civiles y organizaciones sociales y sindicales identificados por la causa común de impedir la usurpación y de crear las condiciones para el establecimiento de una nueva República. La convención decidió, a la par del reconocimiento de un presidente legítimo, la creación de un gabinete de contrapropuesta política y de vigilancia rigurosa sobre las iniciativas y acciones del bloque conservador. Esta determinación se corresponde con una antigua tradición democrática que ha conocido, en todas partes del mundo, gabinetes de sombra, gobiernos de resistencia, movimientos de liberación nacional, legalidades en el exilio y repúblicas itinerantes. Sin contar con la gama interminable de acciones de resistencia civil y de defensa contra la opresión. Empeño inútil sería buscar fisuras entre el Frente Amplio y el gobierno surgido de la convención. Una es, como solía decir Morelos, la parte ocupada y otra la parte liberada de la nación. Encontrarán más temprano que tarde su unidad mediante la revolución de las conciencias y la renovación de las costumbres. Quienes tienen a su cargo funciones locales de gobierno, tareas parlamentarias y representaciones sociales legítimamente alcanzadas, deben ejercerlas con imaginación y pugnar por su continuo ensanchamiento por el sufragio y la confianza ciudadana. Quienes asumen la continuidad de la contienda cívica, que no pudo ser abortada por la acción ilegal de las autoridades, reivindican el deber de encarnar la soberanía conculcada. Ambas vertientes de la lucha democrática se complementan y otorgan sentido a un mismo proyecto transformador. El propósito mayor que nos vincula es la instauración de una nueva constitucionalidad, que desde hace años contiene las esperanzas de los demócratas mexicanos y ha sido el objetivo último de una transición hoy traicionada por la rapiña. Hace siete años, en la proclamación de esta causa, afirmé que más allá de las campañas electorales, nuestra búsqueda es "una definición contemporánea de los objetivos del país, de la arquitectura de sus instituciones, de los valores públicos que sustentamos y de nuestra inserción en el mundo". Hoy reanudamos, en un contexto dramático e irrepetible, aquella convocatoria para edificar la nueva República. -------------------> Marcos y AMLO Octavio Rodríguez Araujo "La Jornada" Algunos amigos y conocidos han intentado de varias maneras tender puentes entre el lópezobradorismo y el neozapatismo, incluso con la otra campaña. No han querido convencerse de que no son compatibles, y no precisamente por culpa de Andrés Manuel López Obrador. Este ha sido respetuoso, incluso se ha negado a hacer comentarios sobre los fuertes calificativos de Marcos en su contra, y no por quererlo ignorar sino porque quizá no ha juzgado pertinente abrir más flancos en su lucha contra la derecha. Para el ex candidato de la coalición Por el Bien de Todos, sus adversarios (enemigos) han sido muy claros e incluso precisos, pero entre ellos no están las organizaciones de izquierda o así autodenominadas. La política del tabasqueño ha sido unir, no restar. La de Marcos, en cambio, ha sido la contraria. En su comunicado del 20 de junio de 2005 titulado "La (imposible) ¿geometría? del poder en México", Marcos le dedicó al PRD y a López Obrador casi el doble de palabras que al PAN y al PRI juntos. En el presente envió otro comunicado a adherentes y a simpatizantes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y de la otra campaña: "L@s zapatistas y la otra: los peatones de la historia" (primera parte). Este documento, no publicado todavía, es de agosto-septiembre de 2006. A Calderón lo menciona una vez, a Fox dos, al PAN cuatro, al PRI cuatro también, al PRD 15, a López Obrador-AMLO 24. El foco de su atención es también López Obrador y, además, Cárdenas ("empleado de Vicente Fox") y su hijo, "el patético Lázaro Cárdenas Batel". Este segundo documento es muy interesante, pues en él Marcos intenta explicar, otra vez, por qué el EZLN y la otra campaña han estado y están en contra de López Obrador. Aunque nadie me crea, pues resulta sorprendente, fue porque en sus "valoraciones, AMLO ganaría la elección para presidente de la República". Sí, por eso. Y luego se añade que no se equivocaron, que en lo que se equivocaron fue en "pensar que el recurso del fraude electoral era ya cosa del pasado". ¿Y por qué les preocupaba que López Obrador ganara, y no Calderón o Madrazo? Sus razones, las mismas en parte que las de Gilly, Rascón, Sánchez Susarrey, Pablo Hiriart, Enrique Krauze, Ricardo Alemán y otros, fueron las siguientes: porque "la llegada de AMLO y su equipo (formado por puros salinistas descarados o vergonzantes, además de una runfla de personas viles y ruines) a la Presidencia de la República significaba la llegada de un gobierno que, aparentando ser de izquierda, operaría como de derecha (tal y como hizo, y hace, el Gobierno del DF). Y, además, llegaría con legitimidad, simpatía y popularidad. Pero nada de lo esencial del modelo económico sería tocado." (Las cursivas son mías.) En su lógica, con AMLO seguiría "la destrucción de nuestra patria" -y añadió entre paréntesis-: "(pero con la coartada de ser una destrucción 'de izquierda')". Y este es el punto clave de su documento de 2006. Si ganaba López Obrador, la oposición y la resistencia "sería catalogada de derecha, sectaria, ultra, infantil, aliada de Martha (sic) Sahagún (entonces era Martita la que 'sonaba' como precandidata del PAN -después la etiqueta diría 'aliado de Calderón'-)". En términos más sencillos, el planteamiento de Marcos es que su valoración de los candidatos y los partidos en competencia lo llevó a la conclusión de que si ganaba AMLO los mexicanos serían mediatizados e incluso engañados al creer que la izquierda tendría el poder, y si se oponían a ese poder serían estigmatizados. No lo dice, pero el fenómeno sería semejante al que ocurrió en tiempos de Emilio Portes Gil, cuando después de fundado el Partido Nacional Revolucionario el entonces presidente dijo que el que no estaba en él y con él era contrarrevolucionario. Más o menos lo mismo hubiera ocurrido con AMLO de haber ganado la Presidencia. Con Calderón, en cambio, la izquierda seguiría siendo de izquierda y su oposición también. Por lo tanto hubiera sido mejor que ganara Calderón (o Martita si no hubiera sido desplazada), pues así no hubiera habido (no habrá) confusiones ni mucho menos desilusiones. La vieja tesis de ciertos ultraizquierdistas que prefieren el gobierno de un dictador que de un reformista, porque con el dictador el enemigo es muy claro y con el reformista no, además de que con el primero se agudizan las contradicciones sociales y con el segundo se metamorfosean, no son tan evidentes. ¡Qué didáctico! ¿Exagero? De ninguna manera. A continuación cito otro párrafo del texto de Marcos, referido al supuesto de que hubiera ganado López Obrador: "Pero la ilusión se acabaría a la hora en que se fuera viendo que nada había cambiado para l@s de abajo. Y entonces vendría una etapa de desánimo, desesperación y desilusión, es decir, el caldo de cultivo para el fascismo." Además de que no entiendo por qué el desánimo, la desesperación y la desilusión serían caldo de cultivo para el fascismo, tampoco entiendo por qué con un gobierno de derecha, que pudiera ser fascistoide, no habría desánimo, desesperación y desilusión. La única respuesta ya ha sido anotada: si gobierna la derecha, y todavía mejor si es la ultraderecha, la población mayoritaria tendría muy claro quién es su enemigo. Sí, como los chilenos con Pinochet: lo soportaron durante casi 16 años y cuando el dictador convocó a un plebiscito (si continuaba o no en el poder), el No apenas rebasó por unos cuantos puntos porcentuales al Sí. Ya antes Marcos había escrito (el 20 de junio de 2005) que AMLO "nos va a partir la madre a todos" y que cuando gobernó el DF anidó "el huevo de la serpiente", es decir el nazismo. Ahora ha dicho más o menos lo mismo, aunque justo es decir que le reconoce, a diferencia de sus antecesores, que tiene "carisma y habilidad". ¡Vaya, menos mal! Pero la buena noticia de la otra campaña, que seguirá hacia el norte, es que Calderón, si nada cambia, será el presidente y así no habrá desánimo, ni desesperación, ni desilusión ni, por lo tanto, caldo de cultivo para el fascismo. -------------> FMI: democracia de mentiritas II México SA Carlos Fernández-Vega "La Jornada"
¿Cuánto le costará a los mexicanos el nuevo "logro" del gobierno del "cambio"? ¿Cuánto el "aumento" del poder de voto en las decisiones del Fondo Monetario Internacional? ¿Cuánto, pues, el regocijo que en Vicente Fox y Francisco Gil Díaz provoca jugar a la democracia de a mentiritas? A la jubilosa Secretaría de Hacienda no se le hizo pertinente mencionar que nada, absolutamente nada es gratuito en el Fondo Monetario Internacional. Por ello, el "reconocimiento" a la "importancia y el peso de la economía mexicana" costará a los que pagan impuestos la friolera de 836.25 millones de dólares (algo así como 569 millones de derechos especiales de giro, la "moneda" del FMI), una cifra que traducida a pesos se aproxima a los 9 mil 200 millones. Lo anterior, sin considerar los cerca de 3 mil 800 millones de dólares (2 mil 585.8 millones de derechos especiales de giro) que dan cuerpo a la "cuota" que mantiene el gobierno mexicano en el Fondo Monetario Internacional. Para dar una idea, esos 9 mil 200 millones de pesos que costará comprar el "reconocimiento" del FMI se comparan con los siguientes presupuestos autorizados para 2006: apoyar acciones para el desarrollo social y urbano en zonas urbanas marginadas, 2 mil 60 millones (4.46 veces menos que la jugada de Paco Gil); Programa Sectorial de Vivienda, 3 mil 586 millones (2.56 veces menos); desarrollo regional, 5 mil 739 millones (40 por ciento menos); generar empleo temporal con recursos públicos, 150 millones (61.3 veces menos); apoyo a proyectos sociales y productivos de combate a la pobreza en coinversión con gobiernos locales, organizaciones sociales e instituciones mil 39 millones (8.8 veces menos) y Liconsa, con sus 200 millones de litros de leche para la población de escasos recursos, 6 mil 178 millones (33 por ciento menos). Todo indica que Paco Gil convenció al inquilino de Los Pinos sobre la "importancia" que para México representaba un "aumento" de dos décimas de punto porcentual (de 1.2 a 1.4 por ciento) en su poder de voto en el seno del FMI, y que pagar alrededor de 9 mil 200 millones de pesos realmente era una bicoca comparado con el éxito que se alcanzaría, aunque ello implicará reforzar la política de enfrentamiento con los países latinoamericanos y de sobajamiento con los güeros del norte. ¿De dónde saldrá el dinero para pagar la "confianza" y el "reconocimiento" del FMI "a la importancia y el peso de la economía mexicana", como asegura Hacienda? Si no es de los excedentes petroleros -tan guardaditos, tan invisibles, pero tan utilizados para embellecer los "logros" del "cambio"- o de las reservas internacionales del Banco de México, entonces tendrán que sacar la tijera y recortar los presupuestos de las dependencias públicas. Por ejemplo, y para evitarse mayores vueltas, podrían acabar con el de la Secretaría de Seguridad Pública (federal), que prácticamente es igual (9 mil 272 millones de pesos contra casi 9 mil 200 millones) a lo que el gobierno mexicano pagará por jugar a la democracia de a mentiritas en el casino del Fondo Monetario Internacional. O el de la Secretaría de Marina (9 mil 163 millones), que después ni para gasolina tiene. De no ser así, podrían desaparecer el presupuesto del Consejo Nacional de ciencia y Tecnología (8 mil 859 millones de pesos), aunque les faltaría cerca de cuatro por ciento de ese monto para completar. Otra alternativa es nulificar el presupuesto autorizado al Poder Legislativo (6 mil 914 millones de pesos), aunque en Los Pinos no deben olvidar que el juego de la democracia de a mentiritas en el FMI y la "confianza" que el gobierno federal compró en el organismo financiero tienen que ser "ratificadas" por dicha instancia, de tal suerte que sería peligroso aplicar la tijera en esta zona. Un funcionario del FMI, citado por la agencia Notimex, resumió el referido "aumento" del poder de voto: "no existe tal cosa como una comida gratis; sentarse a la mesa cuesta", aunque no se coma. Y el gobierno mexicano está dispuesto a pagar lo que sea, a sacrificar recursos públicos que bien podrían destinarse a renglones productivos o a los sectores sociales más desprotegidos, porque supone que con decisiones como la señalada se embellece el rostro, cuando en realidad no hace más que dilapidar los siempre escasos recursos públicos. Cuatro mil 600 millones de pesos por décima de punto porcentual de "aumento" en el poder de voto y anunciarlo como un "logro" más del "cambio" no sólo es jugar a la democracia de a mentiritas, sino un atraco al erario. Las rebanadas del pastel: ¿De a cómo la botellita de coñac, mi cardenal precioso? ---------------> El código de ética priísta no se aplica para Gamboa Roberto Garduño y Enrique Méndez "La Jornada"
A pesar de estos preceptos y la evidente relación de Kamel Nacif con Emilio Gamboa Patrón, los voceros de ese grupo parlamentario, Elizabeth Morales, Beatriz Pagés y Enrique Benítez, redujeron al extremo el valor de las conversaciones grabadas entre el textilero y el coordinador legislativo. Los voceros antepusieron el argumento de la ilegalidad que conlleva la grabación de conversaciones privadas, y por tanto no sucede nada. Argumentaron que el código de ética elaborado por el diputado Javier Guerrero se había redactado antes de la emisión de la plática entre el textilero y el legislador. Dicho código de ética, presentado ayer, acota y castiga las acciones ilegales y carentes de moral de los priístas. En los incisos e y f del artículo primero se establece lo siguiente: "Los principios que regirán el desempeño de los integrantes del grupo parlamentario del PRI serán (...) un compromiso con la honradez, la probidad y la transparencia en nuestras acciones como legisladores; un compromiso cabal con las normas de la más acendrada moral pública y honorabilidad expresa". Por lo que hace a los contenidos de código, en su artículo tercero se plantea que la "representación popular exige solvencia moral. Si toda actividad relacionada con el manejo de intereses colectivos la requiere en alto grado, con mayor razón debe ser atributo de quienes, comprometidos con un ideal de elevación humana, valores democráticos y profundo compromiso social participan en acciones legislativas que dan razón de existencia a un partido comprometido con los ciudadanos". El siguiente postulado indica que el legislador priísta, "en ejercicio de esa moral, está obligado a ser leal, honesto, responsable y solidario en el trabajo que desempeña en favor de la nación, de las instituciones y del partido". Para Enrique Benítez el citado código proveerá a los priístas de "mayor verticalidad, mayor honestidad, mayor transparencia, mayor rendición de cuentas". Tal argumento fue olvidado cuando se preguntó a los voceros en torno al imperativo ético de los legisladores, en especial de Gamboa Patrón. -¿Por qué surge la inquietud? ¿Tiene que ver algo con la reciente filtración de la llamada telefónica del diputado Gamboa con Kamel Nacif? -De ninguna manera. El coordinador parlamentario del PRI, Emilio Gamboa, ha dejado en claro este tema. Tiene que ver con la intención de los diputados de poder ordenar nuestra participación al interior del grupo, dar cumplimiento a los documentos básicos del PRI, dentro de los cuales tenemos un código de ética; dignificar la tarea de los legisladores y fortalecer y cohesionar al grupo parlamentario. No tiene ninguna injerencia de carácter político. Por el contrario, mantener la unidad del grupo en torno a Emilio Gamboa. -La propuesta de código de ética refiere que los diputados tienen un compromiso con la honradez, la probidad y la transparencia, y con las normas de la más acendrada moral pública y honorabilidad expresa -se le planteó. -Queda muy claro que insisten en el tema. Ese asunto ha quedado muy explicado, pero volvemos a comentar. En la conversación -ilegalmente grabada y dada a conocer en los medios de comunicación- nunca se toca el tema de ninguna relación con algún supuesto pederasta o con algún cometedor (sic) de algún ilícito, no hay una relación directa (...) considero que el tema de la conversación, que lo siguen tocando, ha quedado aclarado. Emilio Gamboa ha dado testimonio, él, personalmente, de no tener ninguna relación que lo vincule con ningún tema del cual puedan avergonzarse ni él ni la bancada del grupo parlamentario del PRI. Creo que se ha exagerado esa conversación, que no fue sino una grabación fuera de contexto y que no tiene relación ni con la agenda legislativa ni con el código que estamos discutiendo en este momento. Aspiramos a ser los diputados de mejor conducta y mejor moral pública. [+/-] muestra/oculta esta entrada |