Caricatura sin monitos
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Le agradecemos a Francisco Servín por escribir y por enviarnos las "caricaturas sin monitos". Fabul.. OSO Domingo Enrique Galván Ochoa/La Jornada 12 de noviembre del 2006 Nunca demostraron mucha clase, pero sus últimos días en Los Pinos se están convirtiendo en algo bochornoso, una ventana desde la cual los mexicanos podemos ver al desnudo su insaciable voracidad y rapacidad. No quieren dejar las cabañas de Los Pinos con el pretexto de que carecen de un lugar donde vivir en el Distrito Federal (claro, los hoteles y las suites amuebladas cuestan, y no es lo mismo mete bolsa que saca bolsa). Inventaron un viaje a Australia, una dizque "visita de Estado", que no tenia otro fin que llevarle unas fresas con crema y unas chambritas a la niña Paulina, que está esperando a la cigüeña. Salió a relucir que le sacan el bulto a pagarle a los abogados que los defendieron en el litigio de Amigos de Fox: le deben tres millones de dólares al despacho regiomontano Quintero y Quintero, así como a sus asociados. Sospechosamente, el dinero iba a salir del presupuesto gubernamental, pero el escándalo les estalló en el camino, por andar regateando. Las declaraciones que han hecho a los medios tanto el abogado Quintero como el codemandado Lino Korrodi ameritarían que se reabriera el expediente, con cargos añadidos, que eventualmente podrían ser, entre otros, tráfico de influencias y peculado. Al último mas no por último se encuentra esta consideración: según la última declaración patrimonial de don Vicente, sus bienes incluyendo el rancho San Cristóbal no son suficientes para pagar los 3 millones de dólares que demandan los litigantes. Entonces, ¿qué va a suceder? ¿Va a dejar que le embarguen el rancho o le dará un pellizco al cochinito? ¿O sea que las declaraciones patrimoniales de estos años recientes no son otra cosa más que un engaño? Caricatura sin Monitos El bueno de Enrique, nos demuestra que no le falta memoria, sino, espacio para continuar con todas las trapacerías. Casualmente, recordé una fábula y se las voy a relatar. Fábula del búho y su compañera, la lechuza. Estos animales con su astucia, acostumbrados a la oscuridad para sus movimientos, eran en principio, sólo vecinos. Cada uno por su lado tenia su pareja y sus hijitos. A fuerza de coincidir en el mismo lugar y para el mismo fin, se fueron conociendo y porque no decirlo, se hicieron cómplices. La costumbre, la peor enemiga de la templanza, hizo sus estragos una noche. Paradójicamente, con luna menguante, creció su relación de amistad y dejando de ser fieles a ellos mismos, se hicieron amantes. El pequeño árbol, en donde acostumbraban vigilar a sus futuras presas, lo hallaron insuficiente. Más bien, ella. Por lo que se dio a la tarea de buscar uno, de acuerdo a sus necesidades en aumento. La marginación combinada con la estulticia, deforman la visión. Y, sin importar quebrar las leyes, escogió, no uno, sino varios árboles poderosos para su futuro nido. Nada mejor que unos pinos. En el contrato de compra, venían establecidas las propiedades de los majestuosos edificios de madera: tronco, elevado y recto. Ella, sólo reparo en las dos primeras. La tercera, la rectitud, nunca fue de su agrado. Pues, para escalar, es más complicado. El lugar, era perfecto. No había otro más adecuado para hacer sus fechorías. El búho, por su lado, intentaba disfrazar de bonhomía, las carencias que tenía para cazar. No importándole las críticas de otras aves, dejo en ella, la administración de lo conseguido. Él sabía, que su misión era esa, la sumisión. Eran felices. Sus problemas comenzaron, cuando no podían ocultar más, el producto de su rapiña. Porque, sus crías, al fin sin experiencia, se dedicaron a limpiar los gallineros. Entonces, los dueños enfurecidos, formaron una comisión para rastrearlos, atraparlos y guardarlos en las jaulas. Pero, nunca tuvieron resultados positivos, porque, el viejo búho con un vuelo rasante, apagaba las antorchas de los enfurecidos granjeros. Metía las manos al fuego por ellos, pues. Los polluelos, una noche, mientras el búho dormía tranquilamente, lo aventaron al vacío. El viejo animal, parecía embrujado, dicen quienes lo vieron caer, pues ni las alas movió. Cayó, sobre un tridente. Nadie supo, quien lo puso allí. Pobre. Moraleja: Quien mete las manos al fuego, por los polluelos Brib... ones, termina ensartado... [+/-] muestra/oculta esta entrada |